Sí. Estaba siendo dramático y horriblemente catastrófico. Pero considerando que en su vida había estado en la cárcel, que el desquiciado emperador de esta lo había reclamado como su propiedad y que el tipo, que era condenadamente caliente, se las había arreglado para provocarle más de una erección; estaba justificado.
"¿Alguien te drogó?" La expresión apabullada de Seungcheol le demostraba que su confesión estaba completamente fuera de lugar.
"Eh, no. Creo que... no, no lo sé. ¿Cómo se siente cuando te drogan?"
Seungcheol enarcó ambas cejas y con un perezoso parpadeo recorrió a Jeonghan con la mirada.
"Pues... ¿Qué ves?"
"A ti"
El convicto asintió y lentamente comenzó a alejarse.Jeonghan agradeció mentalmente cuando Seungcheol salió de la cama. El aroma corporal del hombre prácticamente le daba arcadas. ¿Podría pedirle que se bañara?
"¿Acabas de decir que te gusto?" Preguntó con brazos cruzados y el entrecejo arrugado. Se inclinó nuevamente en dirección a Jeonghan . No había más que una acusación férrea en la voz de Seungcheol .
Las mejillas de Jeonghan se amoscaron en un tentador y acusador matiz bermejo.
"No" Sacudió su cabeza en negación incontables veces. Necesitaba que Seungcheol tomara distancia o el demente podría escuchar las pulsaciones de su corazón.
"Sí. Dijiste que mis besos te saben a puta gloria"
¡Venga! Que no era su culpa. Jeonghan no era la persona más racional del mundo. Si lo fuera, no estaría en esa situación en ese preciso instante. Lamentablemente a veces su boca trabajaba demasiado rápido.
"No. No... Yo no"Seungcheol lo tomó de la barbilla, relamiéndose una esquina de su labio inferior donde una pequeña cortada reciente se dejaba ver como una medalla de combate."¿Me estás diciendo mentiroso?"
"Uh. No"
Seungcheol entornó los ojos y ambos permanecieron en silencio unos agonizantes y eternos segundos. Finalmente el hombre salió de la litera y se colocó de pie. Miró a Jeonghan por sobre el hombro y chasqueó con la lengua.
"Zorro astuto" Gruñó antes de salir de la celda.
Jeonghan se sentó en la cama de golpe. Llevándose una mano al pecho y exhalando una profunda bocanada de aire.
Dios, eso había estado cerca... Y nuevamente Seungcheol no se lo había follado. Lo cual era muy bueno y a su vez, lo hacía sentir incómodo. ¿Por qué Seungcheol no podía ser un criminal normal? De esos abusivos, y malditos, feos, sucios y con cicatrices en la cara. ¡Como en las películas! Así Jeonghan podría odiarlo.
Arrugó la nariz y se tiró de espaldas, quejándose por la dura consistencia de lo que se suponía, era un colchón. Bien, al menos ya había sobrevivido veinticuatro horas más. Solo le quedaban cuatro años y más de trescientos cincuenta días en North Collan.--
Increíblemente, ese día se cumplían dos semanas desde su llegada a prisión y no, no estaba bien. Sentía que se quebraría en cualquier momento.Joshua le decía que debía dejar de preocuparse de lo que ocurría a su alrededor y enfocarse en mantener su propio pellejo a salvo.Jeonghan lo intentaba, pero era su vocación ayudar a las personas y tener que ignorar los constantes abusos cometidos en aquella penitenciaría, estaba consumiéndole el alma.
Seungcheol prácticamente lo ignoraba. Eso era bastante bueno, o quizás no tanto... Al menos había dejado de perseguir su culo como un animal hambriento. El hombre de potentes ojos miel se la pasaba entrenando, Jeonghan lo sabía porque en las mañanas lo veía a escondidas mientras fingía dormir y en las noches, Seungcheol llegaba oliendo a sudor y con una expresión cansada. Estuvo a punto de felicitarlo por encontrar una manera sana para descargar su testosterona; por amor a su propia vida no lo hizo.
Ya había comenzado a comprender algunas cosas de prisión que Joshua le iba explicando conforme los días pasaban. Como el hecho de que las peleas eran casi siempre semanales y que al ser invicto, Seungcheol tenía bastantes privilegios en la prisión. Jeonghan quiso mofarse pero la realidad le pegó duro cuando comprobó que Joshua no mentía.Seungcheol tenía acceso a licores, cigarrillos y productos de limpieza que Jeonghan daría un ojo por obtener. Comía carne y pan fresco todos los días. Bebía café y tenía ropas limpias y nuevas que le eran suministradas por su mecenas.
Como Seungcheol odiaba las drogas, era Dokyeom el encargado de vigilar y mantener a raya su tráfico, mientras Seungcheol era quien ponía orden y controlaba los conflictos de los bandos internos. Joshua le contó cómo el emperador en un arrebato de rabia, eliminó a toda una cuadrilla de nazis. Los molió a golpes y después quemó con fuego la piel donde lucían orgullosamente sus tatuajes con la simbología Nazi. De esa vez, los nazis ya no buscaban pelea con
los latinos u hombres de color. Eso era bueno... el método, quizás no muy ortodoxo.
Pero ese era su dueño y lentamente Jeonghan se hacía de la idea de que le pertenecía al hombre. Las denominadas 'putas', bromeaban al respecto. Y es que había que ser ciego para no ver que Seungcheol era un trozo de carne caliente,
Jeonghan también lo sabía y eso le dificultaba un poco su plan de mantenerse a distancia del ojimiel.
Justo como en ese momento.
Seungcheol lo observaba, casi ofendido. Con su ceño fruncido y brazos cruzados. Jeonghan estaba hecho un ovillo en la cama, enterrando su rostro en la almohada y su cuerpo retorciéndose de dolor.
"... Creo que te estás muriendo" Comentó Seungcheol como explicación viable al padecimiento de estómago que tenía Jeonghan en ese momento.
"No, Seungcheol . Solo me duele" Suspiró, aferrándose a su vientre por el dolor. La cena de la noche anterior realmente le había caído mal y era su culpa... ¡Sabía que esa cosa que parecía puré estaba algo rara!
Y realmente habría agradecido al cielo que Seungcheol no notara su malestar. Pero le había sido imposible ocultarlo. Por lo que ahí estaban. Con Seungcheol dando por desahuciado a Jeonghan quien solo quería un té caliente y reposar durante el día. Comer algo ligero y darle a su estómago algo de tranquilidad.
"No, no. Yo vi esto antes. Te estás muriendo"
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Corderito.
FanficADAPTACIÓN. Cuando Yoon Jeonghan escuchó la sentencia del jurado, el mundo se desmoronó ante sus fanales vidriosos e índigos. Condenado a cinco años de prisión por una negligencia médica que no cometió, fue trasladado hasta una prisión de máxima seg...