Orgullo alfa

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Salió del edificio de la academia rumbo al supermercado, tenía antojos de comer muchas cosas diferentes aunque sabía que probablemente les daría un mordisco y las dejaría tiradas o Scara terminaría comiéndoselas mientras refunfuñaba por toda la casa.

Recorrió los pasillos con el carrito y lo fue llenando de las cosas que quería, pasó por la sección de cosas de bebé y se quedó un buen tiempo observando todo, se miraban tan tiernos todos los trajecitos que colgaban, llenos de dibujos de animales o flores, tomó un trajecito blanco que tenía estampado de ranitas, sonrió por lo tonto que se sentía comprando esas cosas, recordó el gorrito de rana que Scara había llevado hace unos días, que posiblemente no le quedaría al cachorro hasta crecer.

Fue a pagar y llevó las bolsas consigo hasta afuera para tomar nuevamente un taxi.

El olor de un alfa en específico lo mantenía en alerta, llevaba rato sintiendo su olor no muy lejos de él.

El olor del café, granos tostados y molidos que liberan su exquisito aroma.

Se detuvo de su caminata y volteó.

Y ahí estaba, ese alfa de cabellos blancos con el que compartió mucho de su vida.

"Algo sobre ti es suave como un ángel y algo dentro tuyo es violencia y peligro, supe desde el momento en que nos conocimos que eres algo peligroso"

¿Porqué me estás siguiendo?, puedo sentir tu olor desde que estaba en el supermercado.

Hueles diferente, demasiado dulce.

¿Y? ¿Qué tiene eso de importante?, o es que acaso vas a ir por la calle oliendo a cada omega que se te cruce para saber si huele dulce o no. — el alfa frente a él no era agresivo, pero el tono de su voz le causaba escalofríos.

Y hueles a Scaramouche, puedo reconocer ese maldito olor — esto último lo pronunció con rabia.

El omega zorro retrocedió dos pasos, el olor de ese alfa lo estaba intoxicando, tóxico e imprudente, amargo y furioso.

Calma tu olor, harás que me caiga — tambaleando ya sobre sus piernas.

El alfa de ojos escarlata reaccionó, jamás le haría daño al omega de esa forma, pero no estaba razonando por completo.

Lo siento — tratando de tomar el brazo del zorro que estaba a punto de caer.

Suéltame — tratando de que Cyno no lo tocara, no deseaba su tacto.

Perdón, yo sólo necesitaba hablar contigo, pero — con odio en su rostro — hueles a él.

Sí, llevo su ropa puesta, vivo en su casa, es mi alfa, debo oler a él, — casi gritándole, lo quería lejos de él — como cualquier omega huele a su alfa, porque Scaramouche es mi alfa.

Rápidamente el alfa jaló el suéter del omega descubriendo su cuello, no había ninguna marca, ningún lazo.

No hubo respuesta, soltó su agarre y se marchó, como siempre huía de todo lo que no sabía enfrentar.

El corazón acelerado de Tignari lo guío de regreso hasta la casa de Scara.

Corrió al baño para quitarse de encima ese maldito olor que llevaba consigo remordimientos y culpas.

¿Hay una manera correcta de ser fuerte?

Se siente como si estuviera haciendo las cosas mal.
Sin embargo, estoy aquí aguantando.

El alfa correctoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora