Capitulo 1 El Locutor Humilde y La Niña Rica

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— Y como última noticia de hoy, ya se ha establecido la fecha de inauguración del hospital que se ha terminado de construir recientemente al sur de la ciudad, esta ha sido establecida para dentro de exactamente una semana, allí estarán el alcalde junto a los empresarios más importantes de nuestra querida ciudad. El dueño del hospital, Thomas Williams, dará un discurso, seguido de él, nuestro alcalde también dará unas palabras en apoyo al proyecto, todos los ciudadanos están invitados a asistir al evento. ¡Asta aquí la transmisión de hoy, dada por un servidor, Alastor Azael, nos vemos mañana a la misma hora de siempre y recuerden, sin una sonrisa, nunca están totalmente vestidos!

Un sonriente locutor de radio se estiraba en su silla habiendo terminado su trabajo por hoy, amaba su trabajo, pero a veces dar ese tipo de noticias le resultaba aburrido, salió de la cabina de grabación y cogió su abrigo dispuesto ya a irse. Hacía poco que había empezado a trabajar como locutor aunque llevaba como aprendiz ya tres años, un chico muy observador y carismático, por eso el antiguo locutor se fijó en el cómo sucesor, fue una lástima que desapareciera misteriosamente hacía ya un mes, los jefes del estudio de radio no dudaron de que el chico lo sustituyera mientras no aparecía.

Pero eso jamás iba a suceder.— Pensó el joven de camino al local en el que trabajaba una vieja amiga.

Cuando llego al local entro tranquilamente y no tardaron en darle la bienvenida.

— Alastor! ¡Qué alegría verte por aquí de nuevo! ¿Cómo has estado?— Una mujer de estatura baja, rubia y algo rellenita se acercó animadamente al joven.

— ¡Hola Mimzi! Ahora acabo de salir del trabajo y pensé en venir a relajarme un poco.— Le respondió mientras caminaba hacia una de las mesas y se sentaba en esta.

— Desde que eres el locutor principal siempre estás ocupado y ya no vienes a verme.— Dramatizó fingiendo llorar.

— Jajaja perdóname querida, es verdad que he tenido mucho que hacer, pero prometo venir más seguido.— Este le guiño un ojo y todo dramatismo de la contraria desapareció. —¿Puedes traerme lo de siempre, por favor?— La chica asintió y fue hasta la barra para servirle.

El local era algo grande, con un pequeño escenario para los grupos que a veces iban a tocar por la noche, esa noche estaba vacío, pero de fondo se oía música jazz suave de la gramola que había al lado de la barra, tampoco había mucha gente, una pareja en una esquina, un par de amigos pasados de copas hablando un poco fuerte y en lo que se fijó Alastor, un grupito de tres amigas que le estaban mirando y riendo a un par de mesas de este, él siempre llamó bastante la atención entre las mujeres debido a su atractivo y su seguridad en el mismo que transmitía con su sonrisa, observó como una de las chicas decidió levantarse y dirigirse hacia él.

— ¿Hola, por casualidad no serás Alastor, el locutor de la radio local?— Parecía algo nerviosa, quizás con un par de copas de más, era una chica morena de estatura media y de ojos azules, el chico la miró un par de segundos analizándola.

— ¡El mismo, querida! ¿En qué la puedo ayudar?— A sus ojos no parecía la gran cosa, una chica guapa más, bastante delgada y demasiado maquillaje.

— ¡Qué alegría! Mis amigas y yo queríamos que nos acompañara esta noche, si no es mucha molestia.— Siempre pasaba lo mismo, siempre querían intentar algo más con él, usualmente aceptaría la invitación, pero esa noche estaba cansado.

— Me alaga, señorita, más temo que tengo que declinar su propuesta.— La sonrisa de la chica desapareció por un segundo para dar paso a otra más forzada.

— Vaya, no quisiera meterme donde no me llaman, pero podría decirme la razón?— "Molesto, realmente molesto" pensó Alastor, no quería tener que dar explicaciones, así que pensó en alguna excusa para que no le volvieran a molestar.

Pacto de almas (Alastor y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora