- ¡Hey, mudo!
Harry puede ver la expresión de Louis quien a pesar de que entiende la actitud del rizado, no tiene mucha paciencia ni tiempo para aguantar sus ataques.
- No soy mudo.
- ¿Cómo que no? Fuiste mudo durante dos años.
- Harry, me tengo que ir, estoy agotado.
- ¿Huir es lo que siempre haces?
- Tuve un viaje de casi diez horas, y luego esta fiesta, lo siento si me estoy muriendo de cansancio y no tengo muchas ganas de ser tu saco de boxeo justo ahora.
- No me interesa si llevas dos meses sin dormir, desapareciste de mi vida hace dos años, tengo preguntas y me vas a dar respuestas justo ahora.
- No te voy a dar respuestas justo ahora, si gustas mañana podremos ir por un café y hablamos, pero ahora solo quiero darme un baño y dormir.
- ¿Ir por un café? Te vas a ir como siempre lo haces, vas a desaparecer por años sin dejar rastro como un maldito fantasma.
- Estás ebrio, Harry, en unas horas ni siquiera tendrás claro qué fue lo que hablamos. Déjame ir ¿Sí? Debo alimentar a Emmanuel también.
- ¿Fue esa la razón por la que me dejaste? ¿Por qué embarazaste a alguien?
- No, no fue esa la razón.
- ¿Entonces? Por favor ilumíname.
- No voy a hablar ahora, ya te lo dije.
- Un cobarde es lo que eres.
- De acuerdo, sí, soy un cobarde. ¿Me puedo ir ya?
Harry se recarga en el auto impidiendo que Louis pueda abrir la puerta del conductor, sus ojos verdes brillan en medio de la oscuridad de la madrugada y sus labios lucen muy rojos, sus mejillas coloradas y el aliento de vodka se percibe a la distancia.
Precioso.
Tan precioso como solo él podía ser.
- ¿Qué fue, Lou?
De acuerdo. La actitud prepotente y pesada podía manejarla, podía manejar su enojo y los ataques que le lanzara. Pero no ese tono, no ese tono de tristeza, no las lágrimas de sus ojos por la incertidumbre de no saber por qué el amor de su vida había decidido abandonarlo sin dar aviso.
- ¿Por qué me sacaste de tu vida solo así? ¿Era muy difícil enviarme un mensaje de texto en donde me dijeras que ya no me querías? Una llamada para contarme que habías encontrado a alguien más, a alguien mejor que yo.
- No encontré a nadie, Harry- Habla en tono dulce- Jamás podría enamorarme de alguien más.
- ¿En qué momento dejé de ser tu amor, mm? ¿En qué momento decidiste que ya no querías saber nada más de mí?
Louis se acerca a paso lento y cuidadoso a Harry, quien permanece en su sitio, observándolo con esos enormes ojos verdes brillantes por las lágrimas, esperando las respuestas a esas preguntas que no lo han dejado dormir de manera correcta durante años.
- Jamás has dejado de ser mi amor, Harry, si pudiera devolver el tiempo haría las cosas diferentes, pero son errores que ya cometí.
- Hubiéramos podido ser tú y yo, casándonos, en este bonito lugar, con muchas flores y luces.
- No te tortures así, por favor.
- ¿Dejé de gustarte? ¿Fue eso? ¿Ya no te parecía atractivo?
- Siempre has sido atractivo, muy atractivo, me gustaste desde que te conocí y eso no ha cambiado y no cambiará nunca.
- Yo te amaba, Louis, como un tonto ingenuo…
Harry levanta su mano y el dorso de sus dedos acaricia la mejilla de Louis haciendo que un suspiro salga de sus labios.
-Te amaba y esperaba esas llamadas con una ansiedad que no te imaginas, y en cada verano contaba los segundos para verte, para ver películas, para cocinar juntos, para verte dormir sintiéndome afortunado por tenerte.
Dagas clavándose en su corazón es lo que son las palabras que Harry está diciendo, con tanta tristeza en su voz y Louis se siente más y más culpable conforme pasan los segundos.
- Te fui infiel en esa fiesta de la que hablamos la última vez, bebí demasiado y no recuerdo nada, me sentí muy culpable, no podía solo ocultártelo, hablar contigo y fingir que nada había pasado, y tampoco sabía cómo decírtelo, así que solo… decidí guardar silencio.
- Hubiera preferido saberlo y poder elegir si te perdonaba o terminaba contigo.
- No sabía cómo decírtelo.
- Así que solo me borraste de tu vida como un mal capítulo de tu historia.
- Me equivoqué, sé que te hice mucho daño.
- ¿Tú crees? - Suelta una risa irónica- No sé cuánto he llorado por ti en este tiempo, Louis, pero todos los días alguna lágrima se me escapa, mi ansiedad ha llegado a puntos que no puedo controlar, no puedo salir con alguien más porque si tú me dejaste ¿Por qué no lo haría cualquier otra persona? Sin saber las razones por las que me dejaste, solo puedo suponer, ¿Habré sido yo? ¿Fue algo que dije y le molestó? ¿Quizás hice algo malo y no me di cuenta? ¿Conoció a alguien más guapo? ¿Algún futbolista robó su corazón arrebatándomelo a mí de las manos? ¿Qué carajos pasó, si yo era el amor de su vida?
- Eres el amor de mi vida, Hazza, hice las cosas muy mal, me concentré en mi dolor y no en el que te estaba ocasionando, pero jamás nadie va a igualar lo que tuvimos, nadie va a ser para mí lo que tú fuiste, lo que eres, ¿De acuerdo? No fue esa la razón por la que desaparecí como un idiota.
La primera lágrima se desliza por la mejilla de Harry, cuyo camino es interrumpido por la mano de Louis quien desliza su dedo deteniendo su camino con una suave caricia.
- Debo irme, amor, Emmanuel se va a despertar y va a comenzar a llorar por hambre.
- ¿Puedo acompañarte?
--
Louis había alimentado a Emmanuel, le había puesto su pijama y ahora el menor estaba completamente dormido sobre la enorme cama en la habitación. Mientras tanto Harry se había puesto una sudadera que Louis le había prestado y bebía una taza de café preparada también por el castaño.
- ¿Quieres hablar o prefieres dormir?
- ¿Me… haces compañía?
Allí, vestido con una sudadera suya, con una taza humeante entre sus manos y con su mirada inocente mientras le pide compañía, Louis solo puede pensar en cuánto ama a ese hombre.
-Por supuesto, Hazz.
Ambos se acomodan sobre el sillón, la taza ya vacía sobre la mesa, tapados con una manta y Harry con su cabeza sobre el pecho de Louis, disfrutando de las caricias que los dedos del ojiazul dejan sobre sus rizos de manera delicada.
Probablemente al siguiente día Harry se enojaría por no entender cómo terminaron acurrucados en el sillón de aquel lujoso hotel, le gritaría por aprovecharse de su ebriedad, se iría y no volvería a verlo, pero en ese momento solo puede disfrutar de la compañía de su eterno amor, del olor de sus rizos y de su respiración pausada.
- ¿Lou?
- ¿Sí, amor?
- ¿Crees que soy un tonto por estar aquí contigo?
- No, no creo que seas tonto.
- Me gusta mucho estar aquí contigo, fingiendo que todo el daño que causaste jamás existió.
- Espero que algún día puedas perdonarme.
Harry levanta su cabeza del pecho de Louis y sus miradas se encuentran, la mano de Louis sostiene los rizos de Harry dejando un leve masaje entre las hebras con sus dedos.
Es Harry quien acerca su rostro al de Louis quien permanece inmóvil, casi sin respirar ante las acciones del menor. Con su nariz acaricia la del contrario antes de deslizar sus labios sobre los del ojiazul sin llegar a besarlo.
-Creo que yo… te odio… y te amo… en cantidades exactamente iguales.
El beso que Harry le dio a Louis esa madrugada fue el oasis que un sediento añora encontrar en medio de un desierto. Esos labios dulces y suaves moviéndose en sincronía con los suyos con necesidad, como si necesitara de ese beso para mantenerse con vida, su lengua húmeda y ágil deslizándose en su boca buscando más, más cercanía, más intimidad, más, más. Un ronco gemido de placer saliendo de su boca cuando Louis tira de sus rizos para deslizar su lengua por la piel de su barbilla hasta su cuello, en donde besa, succiona y muerde marcando la blanca piel mientras el ojiverde se vuelve un manojo de necesidad y súplicas entre sus brazos.
Louis se posiciona sobre el cuerpo de Harry y desliza sus manos bajo la sudadera acariciando su piel desnuda, el rizado solo se deja hacer, permite el paso de la boca de Louis sobre la suya y sobre su piel, deja que aquellas manos acaricien en donde quieran, su cuerpo le pertenece, su boca le pertenece, siempre le han pertenecido.
Sus miembros duros chocan sobre la ropa y es ahí en donde se dan cuenta de cuánto estorban las prendas que llevan puestas.
Desnudos, cubiertos de sudor, intentando no hacer demasiado ruido, poseídos por la urgencia y el deseo hicieron el amor sobre ese sillón, se besaron hasta la saciedad, acariciaron hasta el último rincón del cuerpo ajeno, recordaron lo que era estar unidos como uno solo, los sentimientos a flor de piel y las ganas de que ese día nunca terminara.
- ¿Bebé? - Pregunta Louis cuando siente el ligero estremecimiento del cuerpo de Harry sobre el suyo, lo escucha sorber por la nariz así que sabe que está llorando- ¿Pasa algo, cielo?
- No te vayas, por favor, ya no te vuelvas a ir, no me dejes solo, ¿Sí?
Un nudo se forma en la garganta de Louis, y no puede hacer más que acariciar el cabello de Harry hasta que su amado queda completamente dormido sobre él.
--
Al despertar frota sus ojos un poco alejando el sueño de ellos antes de enfocar su mirada observando el lugar en el que se encuentra, Harry no está durmiendo junto a él pero su ropa sigue doblada en otro de los sillones. Se sienta y estira su cuerpo para quitar el entumecimiento de sus músculos antes de ponerse de pie para caminar hacia la habitación en donde Emmanuel debería estar durmiendo. La imagen con la que se encuentra remueve su corazón en bonitas sensaciones cálidas.
Emmanuel está acostado en la cama y Harry está sentado frente a él haciendo sonidos graciosos y moviendo sus manos sobre el torso del menor ocasionando adorables risas debido a las cosquillas.
- Buenos días, Harry, pensé que no estarías cuando despertara.
- No estaba tan ebrio, Louis, sé perfectamente lo que hicimos y fue porque así lo quise en ese momento.
- ¿Tienes hambre? Pediré el desayuno.
- Sí, está bien, me tomé el atrevimiento de calentar el biberón del bebé ya que estaba llorando.
- Gracias, Harry, debiste despertarme.
- Estabas muy cansado.
Al notar la presencia de su padre, Emmanuel gatea en la cama para llegar a él y antes de que llegue al borde, Louis se acerca para cargarlo y llenar su rostro de besos.
- ¿Cómo estás, amor? ¿Dormiste bien?
Louis camina fuera de la habitación para tomar el teléfono y así poder pedir el desayuno para Harry y para él, más una ración de fruta para el pequeño Emmanuel.
- ¿A qué hora debes irte? - Pregunta Harry sentándose en el sillón, Louis solo puede pensar en que está vistiendo solo la sudadera que él le había prestado, sin nada más, con su cabello húmedo revelando una reciente ducha y solo quiere hacerle cosas que probablemente le haría si Emmanuel no estuviera presente- ¿Lou?- Harry sonríe un poco al notar la manera en la que Louis se había perdido en sus propios pensamientos mientras su mirada estaba descaradamente puesta en sus piernas desnudas.
- ¿Mm?
- ¿A qué hora debes irte?
- Perdí el vuelo, era muy temprano.
- Oh, no pusiste alarma o algo.
- Lo olvidé, suele pasarme.
- ¿Y debes irte ya?
- El próximo juego lo tengo en cuatro días, pero no traje ropa para mí ni para Emmanuel, pensaba quedarme solo una noche.
- Yo también tengo mi próximo show en una semana, podría prestarte algo de ropa y comprar algo para Emmanuel, si… quieres.
- ¿Quieres que me quede?
- Hum, no creo que te vuelva a ver de todas maneras.
Outsh, eso había dolido.
- Tomaré un baño y llamaré a la mamá de Emmanuel para preguntarle si está bien con eso, nunca ha estado tanto tiempo lejos del bebé así que probablemente prefiera venir por él que estar cuatro días sin verlo.
- De acuerdo.
- ¿Podrías cuidarlo mientras me ducho?
- Claro- Responde con una amplia sonrisa- Nos estamos llevando muy bien, ¿A que sí, pequeño rubio adorable?
ESTÁS LEYENDO
Eterno Amor // Larry Stylinson
FanfictionHarry Styles y Louis Tomlinson se conocieron siendo demasiado jóvenes, y de manera muy rápida se enamoraron y así iniciaron una relación amorosa dulce e inocente. Al finalizar su etapa escolar Louis recibe una beca para estudiar en una prestigiosa e...