Mike Schmidt - One Shot's

Days and Nights

Advertencias: escenas y contenido explícito , lenguaje explícito y vulgar

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Mike fue contratado dos meses antes que tú y te vio por primera vez antes de comenzar uno de sus turnos nocturnos en la pizzería.

Estabas afuera, leyendo un libro antes de mirar hacia arriba cuando escuchaste cerrarse la puerta de su auto. Sonreíste y dejaste el libro en tu bolso antes de acercarte. Tu auto estaba estacionado más lejos del suyo, pero te desviaste de tu camino para caminar hacia él y hacerle conversación a tu compañero de trabajo.

A partir de entonces, ustedes dos se hicieron muy amigos y siempre se veían después de su turno y antes del suyo. Siempre te asegurabas de que su placa estuviera correctamente puesta y él siempre se aseguraba de decirte que regresaras a casa sana y salva. A veces ambos se paraban a preguntarse sobre sus días, él hablaba de su hermana y tú hablabas de tus gatos.

Un día llegó un poco más temprano de lo usual, con ganas de entrar y aprovechar su tiempo para dormir, para tratar de encontrar más pistas sobre lo que le pasó a su hermano.

Te encontró durmiendo en el mostrador de seguridad. Roncando suavemente, los monitores parpadeando dentro y fuera. Él sonrió, dejando sus cosas al lado de las tuyas antes de acercarse, inclinándose para poder verte más claramente. Una de tus mejillas estaba aplastada contra tu brazo, tu respiración era uniforme.

"T/n", susurró, levantando la mano para mover un mechón de tu cabello. Te estremeces y abres lentamente los ojos antes de darte cuenta de quién estaba frente a ti. Levantándote, te frotas los ojos y tartamudeas, mirándolo a él y luego al reloj.

"¡Lo lamento! ¡Ni siquiera me di cuenta de que me había quedado dormida!"

Él sonríe, levantándose y apoyándose contra el escritorio. Te observó correr con ojos cansados, recogiendo tus cosas mientras comentabas lo activos que eran los animatrónicos.

Te encontró una o dos veces en ese estado, pero nunca con regularidad. A veces solo encontraba una taza de café olvidada y sonreía antes de tirarla. Fueron las pequeñas cosas sobre ti las que poco a poco fue captando. Recordó cada uno y quiso saber más sobre ti.

Mike sabía que estaba demasiado metido en sus pensamientos sobre ti cuando te estabas preparando para irte ese día, empacando el resto de tus cosas y mostrándole esa sonrisa deslumbrante que siempre tenías. Le hizo olvidar el libro de Teoría de los sueños que descansaba en su bolso o las pastillas que lo acompañaban, olvidó por un segundo la razón por la que había llegado tan temprano, por qué tenía ganas de quedarse dormido en el escritorio en primer lugar.

Te levantas de la silla, la placa reflejaba la luz, y cuando suspiras y giras el cuello, gimiendo por el apretado nudo en él, él se estremece. No debería tener ese tipo de sentimientos, lo sabe, eres su compañera de trabajo, alguien que sufre la misma pesadilla que él, pero no pudo detener sus pensamientos de tu cuerpo debajo de él, gimiendo mientras se hundía más profundamente dentro de ti, deteniéndose cuando sus caderas estaban al ras contra-

"¡Mike!"

Tu voz se sintió como agua helada, sacudiéndolo hasta que volvió a la realidad. Se mueve, esperando que su sudadera cubra lo duro que estaba. Había una pequeña parte de él, en lo profundo de su cerebro, que esperaba que lo vieras y que te ofrecieras a ayudarlo.

"¿Sí?" Se aclara la garganta y traga cuando se le hace agua la boca. Sonriendo, inclinas la cabeza y él siente que se le detiene el corazón.

"¿Me has oído?"