Capítulo 11

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Daniela

Todo había vuelto a la "normalidad" o eso queía creer, lo cierto es que todos los días deseaba tener el coraje suficiente y terminar mi relación con Manuela para ir por ella.

Observé la pulsera en mi muñeca y sonreí automáticamente.

—Tienes una llamada— dijo Melissa entrando a mi habitación. Estaba escribiendo una canción y ella había llegado de visita.

Llamada

—¿Hola?—

—Hola ratona— vaya hasta que se digna a llamar.

—Por fin apareces— respondí fría —Si yo no te busco tú haces como si no tienes hija—

—Estoy muy ocupado, mi trabajo es muy demandante—

—Lo sé— aunque de los dos él era con quien más me comunicaba, de mi mama tenía ratos de no saber nada —¿Crees que podamos vernos? Tengo que hablar contigo—

—Tengo espacio para hoy a las tres ¿Puedes?— rodeé los ojos pero no tenía otra opción, era ahora o nunca.

—Claro, te envío la dirección, te veo en un rato—

Fin de la llamada

Vi la hora y tenía justo el tiempo para arreglarme.

—Melissa, voy a salir—

—¿Si? ¿A dónde si se puede saber?— me vio pícara y negué.

—Voy a verme con mi papá—

—Wow hace mucho que no escuchaba eso—

—Es mi papá pero casi lo veo una vez al año si es mucho— Meli sonrió.

—Bueno, en ese caso me voy, ya te dejé todo organizado para la cena de mañana—

—Gracias, eres la mejor— nos despedimos de beso en la mejilla —Ve con cuidado—

Me duché y busqué mi ropa. Tomé mi cartera y fui al encuentro con mi papá.

En cuanto llegué pude verlo sentado tomando su café.

—Hola— dije frente a él.

—Hola hija— se puso de pie y nos abrazamos —Estás muy hermosa—

—Gracias— nos sentamos y el mesero llegó a tomar nuestra orden —Te ves muy bien también ¿Dónde estabas?—

—Fui a Barranquilla y luego me fui a Costa Rica, por eso no me había  comunicado— me reí y él me vio confundido.

—Papá tú nunca te comunicas conmigo, soy yo quien te busca— me vio apenado.

—Siento mucho eso ¿Sabes algo de tú mamá?— negué.

—La última vez que la llamé no le gustó, que porque había interrumpido algo importante—

—Lamento que te tocaran estos padres hija, no te merecemos—

—Ya está bien— me afectaba pero no se lo demostraría —Necesito hablar contigo de algo muy importante para mi—

—Dime— dijo atento, en eso llegaron con nuestro pedido y agradecimos.

—No sabía acerca del alto precio de tus servicios— frunció su ceño.

—¿Quieres hablar sobre el precio de mi trabajo?—

—Hay gente que no puede pagar tanto dinero papá y también te necesitan— él asintió.

—Lo sé, por eso tengo un programa donde analizamos esos casos y los ayudamos— ahora era yo la que frunció su ceño —Pero son pocas las personas inscritas, supongo que la mayoría de mis pacientes tienen dinero—

Vuelvo a Diciembre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora