III.

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La morena observó el ventanal que proyectaba la noche decorada por los faroles de la ciudad, muchas veces se negó así misma ver y detallar cada aspecto de él. Hace mucho dejo de cuestionarse si su visión era correcta, su profesión se basaba en seguir órdenes e indicaciones y aunque para ella muchas cosas estaban mal ejecutadas nunca puso en duda la integridad policial.

Porque... Ellos eran los buenos ¿No?

El chillido de la puerta avisando que había sido abierta la llamo por inercia volteando hacia el lugar topándose con la mirada apenada del criminal.

Ambos guardaron silencio y lo único que había entre los dos era una inevitable batalla de miradas, las expresiones incómodas de la mujer le hicieron retroceder unos pasos al azabache quien luego de ver la situación, logró reaccionar caminando hasta estas dos metros de distancia.

-Yo... Siento la necesidad de disculparme por los gritos de hace rato...

-¿Eso nada más? -Elizabeth bufó abandonando la batalla de miradas.

El hombre se tenso ante aquel gesto, de verdad se le había pasado la mano. ¿Que podía hacer?

-¿Que... Que viste?

La morena se limitó a suspirar y se acercó hasta la cama para sentarse, tomó aire para soltar lo que la llevaba matando desde aquel evento.

-¿Quien es ese hombre? ¿Que interés tiene en mi? No le hice absolutamente nada, ni siquiera lo conozco... ¿Que hice para que quisieran matarme?

-Víctor De la Vega es un importante candidato político...-

-Eso lo sé, lo que no entiendo es quien se cree que es para hablar así. Todo lo que he hecho es justicia, solo quise erradicar a la maldad del mundo... ¿No se supone que los políticos quieren lo mismo?

El mayor se acercó cauteloso y tomó asiento al lado de la mujer con una sonrisa dulce en su rostro.

-Elizabeth, hay muchas cosas que no sabes de este mundo, quieres ser la heroína en un lugar donde los héroes a quien admiras han sido peores que los criminales que has metido en la cárcel. Víctor al igual que muchos como él han venido a este departamento con el mismo propósito.

-¿Porque lo rechazaste?

-Yo no pedí convertirme en esto, no todos tenemos la misma suerte. -le dedico una mirada cansada.

El entrecejo de la mujer se frunció levemente, le llenaba de enojo que hablara como si fuera un ser inocente y cuando iba a reclamarle Nicholas habló primero.

-No justifico lo que hice, se cual es mi lugar. Beth, no soy un peligro para ti, no soy tu enemigo ahora... Quiero que entres en razón, pero no quiero obligarte... Puedes irte si es lo que deseas pero mi consejo tanto como sicario profesional y como ser humano es que no regreses a la estación de policía y te vayas del país con una identificación falsa, tal vez a un lugar lo suficientemente lejos de las personas como yo y de las personas como Víctor.

-N-no puedo... Mi madre esta aquí, todo está aquí y no puedo irme ¿Entiendes? Si me voy podrían desconectarla, yo no podría soportarlo...

El azabache se quedo callado y se levantó para irse en dirección hacia la puerta, estaba luchando contra todas sus fuerzas de retenerla pero había decidido hacerle caso a su hermana. Su mano toco el pomo de la puerta pero fue interrumpido cuando la mano de la mujer tomó su muñeca, se negaba a encararla, tenia miedo de doblegarse más.

-Por favor... Mierda. -la morena luchaba internamente por lo que estaba por decir. - Esta bien, aceptare tu ayuda, muy a mi pesar... Tienes razón, ¿que debo hacer?

" I'm in love with a criminal „ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora