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Leo bajaba por las escaleras rumbo a la sala, Manuel se encontraba preparando palomitas en la cocina, tenía una muy buena vista de la espalda de Manuel desde su posición en la escalera, se veía tan lindo y ese pull up resaltaba tan bien su trasero.

-¿Brau vas a bajar o te quedaste pegado a la escalera?- gritó algo molesto Ty, andaba emocionado por la película al punto de estar ansioso por iniciar.

-Demoraste mucho- le dijo Manuel quien se dio cuenta de la situación por el grito de Ty - ¿Te ocupaste de algún asuntito? - preguntó pícaramente.

-Solo tenía ganas de orinar- se excusó Braulio bajando a alta velocidad los escalones, avergonzado por la insinuación, sobre todo porque era verdadera.

-¿Ya podemos poner la película?- preguntó Ty una vez ya estaban los tres juntos en el sofa cada con un gran tazón de cancha y bebidas en la mesa del centro.

-¿Por qué hay dos tacitas entrenadoras en la mesa de centro?- preguntaron Ty y Braulio confundidos.

-Las encontré en la alacena y me dio curiosidad lo bien cuidadas que están, pareciera que las usan con regularidad- explicó Manuel con algo de diversión.

-¡Leo la usa cuando lee comics!

-¡Ty la usa cada mañana!

Acusaron al mismo tiempo en un intento de excusarse a sí mismos y echarle la culpa al otro, al final terminaron hundiéndose los dos.

-Traidor - se recriminaron los hermanos a la vez.

-Son unos tiernos- arrulló Manuel a los dos "pequeños" a su cargo.

Con cariño acaricio sus mejillas dejándolos en un estado casi de hipnosis, ansiando que el toque no terminara, incluso Braulio quería que fuese eterno a pesar de que aquel acto estuviera avergonzándolo.

-Ahora mejor veamos la película antes de que se arranquen los ojos- trató de mediar Manuel.

Dicho y hecho, colocaron la película: Ty quiso poner una película de terror que su mamá le prohibió ver, pensó que Manuel y su hermano no tendrían objeción.

Fue lo contrario, Manuel tenía mucho por lo que objetar, no era bueno soportando las películas de terror, y ya se habia burlado tanto de esos dos que sabía que no tendrían piedad si lo ven sobresaltándose cada que apareciera una escena atemorizante, incluso si esta solo fuera medianamente aterradora.

-No creo que sea buena idea que Ty, vea la película, podría tener pesadillas luego.

-No soy un bebé- se quejó Ty, recibiendo una mirada de pies a cabeza de Manuel- ...que el pañal no te engañe, puedo soportarlo.

-Además si se orina del miedo, tendrá protección para que no ensucie nada- dijo Braulio en un intento de apoyar a su hermano mientras a la vez se burlaba un poco.

-Lo mismo digo, no te vayas a orinar o Manuel tendrá que cambiarte- gruñó Ty algo molesto por la insinuación de que se mojaría estando consiente.

-Eso no va a pasar- gruñó Leo de vuelta, sonrojado más porque la idea pasó por su cabeza y puede que le haya gustado- solo pon la película y no te orines, bebé- retó a su hermanito que tenía el control, quien no se tardó en presionar el botón de reproducir, lo hizo tan rápido que Manuel no tuvo ni tiempo de objetar.

Una vez iniciada la película, Manuel no quiso ponerle peros a riesgo de que eso fuera una especie de confesión a su estado de pánico.

Contrario a Manuel que estaba haciendo lo posible por no sobresaltarse, la película al parecer aburrió a Tyler al punto de que decidió echarse sobre los muslos de Manuel  y dormitar un poco ante la atenta mirada celosa de su hermano.

Celos que  incrementaron al ver que Manuel comenzó a acariciar el cabello de Ty, quien parecía muy feliz y relajado al tacto.

Ty estaba tan decepcionado de la película al punto de que cuando su mamá regresara le agradecería por tratar de evitarle dicho somnífero, aunque internamente le agradecía por otras razones.

Por otro lado, Manuel estaba agradecido de que Ty haya decidido dormir en sus piernas, lo distrajo de la película y comenzó a acariciar su pelo no solo para consentir a Ty sino porque eso lo ayudaba a concentrarse en otra cosa que no sea la película.

-Ehm...Manuel...¿crees que pueda...?-preguntaba un dudoso Braulio incapaz de poder formular su solicitud.

-Adelante- le respondió Manuel quien logró formar una sonrisa, como si leyera la mente de Braulio solo hizo un ademan con su mano aplaudiendo su muslo libre para darle libertad a Leo de hacer lo mismo que su hermanito.

Braulio así lo hizo, feliz de poder sentir el contacto de Manuel, en especial cuando comenzó a acariciar su cabello de la misma forma cariñosa que hacía con Ty.

El ambiente era tan cálido y confortante para Braulio, según él solo mejoraría si no estuviera Ty estorbando y el ruido de fondo no fueran los gritos de terror provenientes de la pantalla.

La película estaba llegando a su clímax, y para suerte de Manuel, sus dos compañeros no se habían dado cuenta de su estado de pavor, a veces le temblaban las piernas pero ellos solo supusieron que eran calambres ocasionados por la presión ejercida por sus cabezas, aunque eso no los insto a moverse de sus lugares, solo se moverían si Manuel se los pedía, no había otra fuerza humana que los convenciera de lo contrario.

No fue hasta los últimos minutos cuando una criatura nació de la carne putrefacta de un muerto viviente que saltó tan sorpresivamente que casi pareciera salirse de la pantalla, directo a tragarse la piel del rostro del ultimo sobreviviente que Manuel no pudo contenerse.

Soltó un grito demasiado agudo, que lo atormentaría por el resto de sus días.

Grito que lo sobresalto a él y sus compañeros que se levantaron y miraron a Manuel con preocupación.

Preocupación que se volvió un shock al reconocer cierto silbido familiar para ellos, miraron hacia abajo hacia ellos mismos, y al darse cuenta que no eran ellos, sus ojos se viraron hacia el pull up de Manuel que se habia tornado de un ligero tono amarillo.

-Manuel...¿Acaso tú?- preguntó Leo dejando la pregunta implícita.

Braulio estaba que no se la creía, había ganado otro de sus rounds imaginarios contra Manuel, su sonrisa no podía ser más grande.

Manuel por su parte se dio cuenta de la situación y solo pudo soltar un "no" muy dudoso y entrar en un conflicto mental por tan vergonzosa situación en frente de los que se supone debía cuidar y ser el maduro de los tres, aunque muy internamente agradecía haber realizado aquella apuesta, no quería imaginarse la situación en la que además hubiera tenido que limpiar el sillón.

Molestando al niñeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora