¡Mierda! Quiero llorar, golpear, romper algo.
-Yo...eh...ehm...-carajo, ¿Qué le digo?
-Veo que alguien se olvido de nuestra apuesta, se ve te sentías cómodo con eso.
-¿Apuesta?
-Sí, algún travieso quiso convertirme en su esclavo entonces yo lo volví un bebé. Se ve muy lindo. ¿No lo crees Ty?
-Muy lindo, ¿ahora seré el mayor?
-Ey que tu aun usas pañales, también- arremetí.
-Pero no durante el día-contraatacó el meón.
-Cállate, meón- alcance a decir.
-Uhm...cuanto valor para decir eso, seguro tu pañal hasta está mojado- me gritó Tyler.
No sabía que responderle, solo pude apretar mi puño con fuerza.
-Okey, ya dejen de comportarse como bebés o les juro que en el almuerzo en lugar de pastel de fresas de postre les daré un biberón a los dos.
Me sonrojé...y Ty también ¿Qué raro? Normalmente solo bromearía con ello.
-¿Por qué están rojos?-preguntó Manuel de repente- no tienen fiebre.
No se en que momento pero se acerco demasiado en poco tiempo para luego poner sus manos alrededor de mi rostro para luego colocar sus labios en mi frente, luego hizo lo mismo con Ty.
Rojas, nuestras caras se volvieron rojas como las fresas de los panqueques del desayuno.
-Tuu...- me quede sin palabras en lo que mi mano se poso en mi frente, se sentía cálido.
-Ahhh perdónenme....mi mamá solía hacerlo cuando estaba enfermo y no sé donde está el termómetro y...
-Hazlo de nuevo.
Ahora era Manuel el que se ponía colorado.
-Si lo vuelves a besar entonces a mi también- exigió Ty.
De un momento a otro fuimos interrumpidos por las risas de Manuel.
-He de besar muy bien como para que se peleen por mis besos.
De un momento a otro, nos volvió a poner los labios en la frente solo que ahora si a modo de beso.
En mi mente había un terrible debate: Lavarme la cara como de costumbre o no volverlo a hacerlo jamás.
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No sabia que me pasaba, era un simple beso casi maternal, no se porque me avergüenza tanto.
Manuel se me hacia lindo, casi como un cachorro o un peluche, pero no era particularmente mi crush, esa era Carrie , mi sexy compañera de clases o también Jason, el musculoso del salón. Nunca había sido fan de los cuerpos tan delgados como el de Manuel.
Será por que tiene el secreto que podría hundirme lo que me hace tan vulnerable ante sus muestras de afecto.
¿Si quiera debería tomármelas en serio? Por lo que puedo notar son bromas más que nada, tal vez y todo está en mi mente y mis divagaciones son en vano.
-Ey, tierra llamando al Leoncito.
No le preste atención hasta que mis cachetes fueron jalados.
-Auch.
-Entonces no me ignores o tus mejillas estarán en peligro constante.
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Molestando al niñero
Ficción GeneralManuel trabaja de niñero de los chicos de su barrio, todo era tranquilo hasta que le toca un trabajo por el que le pagarían una paga absurda pero con una inusual tal vez hasta ridícula solicitud.