Capítulo cinco: Primeros pasos

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Capítulo cinco: Primeros pasos

Lucifer llegó a su habitación junto con Razzle y los dos niños. Alastor no pataleaba como cuando lo bajo del techo, pero sí que no dejaba de temblar, con mucho cuidado colocó a Charlie en su propia cama diciéndole a Razzle que la vigilara y a Alastor lo llevó al baño. Bajo a Alastor con mucho cuidado en una de las alfombras del baño mientras mojaba un pequeño trapo con agua tibia.

Por nada en el mundo haría este acto de bondad por Alastor si este tuviera bien puesto sus recuerdos, pero ese no era el caso, y este no solamente era un pequeño niño, sino uno humano, uno que posiblemente tendría que estar con sus padres cien porciento humanos y no con seres cuyos cuerpos no eran nada humanos ya. Ya sea que Alastor recordara sus momentos como pequeño o no, eso no le importaba a Lucifer y se encargaria de cuidarlo todo el tiempo hasta que volviera nuevamente a ser mayor o hasta que recordara quien era realmente. Tal vez cuando lo hiciera pudiera burlarse de él o restregárselo por toda su cara, sin embargo, ahora solo se dedicaría a cuidar del mocoso.

Tranquilo- dijo Lucifer mientras se acercaba al niño y se hincaba en la alfombra, pero rápidamente el niño corrió hacia una esquina temblando.


Lucifer lo miró un poco triste, dudaba mucho que "Alastor" fuera su verdadero nombre, así que primero antes de tratar de tocarlo trataría de hacer conversación con él.

Tranquilo, tranquilo... oye... mi nombre es Lucifer, ¿cual es el tuyo?- dijo Lucifer en el lugar en el que estaba sin acercarse más.

Alastor aun no dejaba de temblar. Lucifer estaba ya dudando si de verdad este era el temible Alastor o lo cambiaron por otro individuo.

Solo... quiero quitarte toda la porqueri.... - Lucifer quería decir "porqueria" pero recordó que cuando Charlie era pequeña él trataba de tener el mejor vocabulario posible- amm... el maquillaje- cambió Lucifer

Alastor aun no dejaba de temblar ni de tener los ojos cerrados

Mira... se que fueron unos patán... fueron malos, las personas que estaban contigo hace unos minutos, ya no lo serán, lo prometo... yo me encargare de eso... pero ahora, será mejor que te quite esa pintura de tu cara y así puedas dormir tranquilo... es posible ¿que te está molestando? tener eso en la cara... así que... por favor.- ofreció Lucifer alzando su mano enseñando el trapo mojado


Alastor finalmente miró al hombre mayor, aún tenía los ojos con unas cuantas lágrimas pero ya había dejado de temblar.

Déjame quitarte eso ¿si?- preguntó Lucifer esperanzado que el niño se dejará

Antes de escuchar una respuesta verbal del pequeño escucho un pequeño rugido de estómago. Con eso el niño se hizo más bolita y oculto su cara.

¿Tienes hambre? ¿No te dieron de comer, verdad? "Esos ingratos"- eso último lo pensó Lucifer

Lucifer miró con tristeza y ternura al niño

Que tal esto... Te dejas quitar la pintura y vamos a la cocina por algo ¿te parece?- preguntó Lucifer

El niño miró a Lucifer y asintió con su cabeza.

Muy bien- dijo Lucifer acercándose al niño, pero este de inmediato empezó a temblar- tranquilo, no te haré daño- dijo Lucifer mientras acercaba el trapo cuidadosamente al pequeño.

Aun así temblando, Lucifer le quitó toda la pintura que traía puesto en su cara, después de terminar miro el niño que aun no dejaba de temblar. Le gustaría pensar que toda esa tembladera fuera por frío y no por miedo, pero sabía que esa no era la ocasión.

Ya está, listo... ¿nos vamos a comer algo? ¿Qué es lo que te gusta comer?- preguntó Lucifer sabiendo que no iba a recibir respuesta alguna. El pequeño niño humano parecía tener entre cinco o seis años, suficientes ya para formar palabras y oraciones, pero sabía que estar con un extraño lo atormentaba. Lucifer suspiro- Bueno, vamos a la cocina- el rey alzó sus brazos para tomar en brazos al pequeño pero Alastor trató de alejarse. Lucifer ya se estaba cansando con Alastor, entendía que era un niño, que no tenía sus recuerdos, que extrañara posiblemente a sus padres humanos, pero estaba siendo amable, lo más amable y cuidadoso posible, no sabia que hacer- ¿No quieres comer? ¿No tienes hambre?- dijo un poco cansado Lucifer, pero sin perder su voz tranquila para un niño pequeño. Alastor lo miro temeroso- No pienso hacerte daño- dijo Lucifer y así Alastor se dejó cargar por el hombre de ojos brillantes.


Lucifer cargó con cuidado a Alastor en sus brazos y salió del baño, miró atentamente como Razzle estaba siendo abrazado por Charlie mientras dormía. Sabía que con Razzle ahí, nada le pasaría a Charlie. Lucifer salió de su habitación y bajó a la cocina, sabía que si se teletransportaba con sus llamas iba a asustar más al pequeño así que opto por caminar, al llegar a la cocina sentó al pequeño en una de las sillas, las cuales les puso algunos cojines antes, para que el pequeño pudiera alcanzar la mesa.

¿Qué te gustaría comer?- preguntó Lucifer y obviamente no recibió respuesta. Lucifer posó una de sus manos en su barbilla y empezó a pensar en todas las probabilidades culinarias que podría hacer. - ¿Qué tal un emparedado con un jugo?- Lucifer miro a Alastor, quien al menos ya se veía más tranquilo- Creo que eso será.


Lucifer puso sus manos en obra, afortunadamente los amigos de Charlie no fueron completamente ingratos en su ausencia y arreglaron no solo las paredes del hotel, sino que también limpiaron el desorden de la cocina. Al terminar dos emparedados, le entregó uno a Alastor con un jugo, el rey se sentó aun lado del niño- provecho- dijo Lucifer mordiendo su comida. Afortunadamente el emparedado de Alastor estaba cortado en cuatro pedazos lo cual facilitó al pequeño poder agarrarlo e ingerirlo. Lucifer se comió su emparedado en cuestión de segundos, así que espero al pequeño que terminara el suyo, lo cual le costó como diez minutos. Cuando terminó había migajas y jugo sobre su rostro y Lucifer se acercó para limpiarlo, antes de que Alastor tratara de alejarse le dijo nuevamente que se calmara porque solo quería limpiarlo y así lo hizo. Nuevamente sin esfuerzo de pelea tomó a Alastor en sus brazos y lo llevó hacia la habitación. 

Paternidad RequeridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora