30/01/24
Hoy parecía querer ser un día productivo, se sentía. Antonella se despertó a las ocho y media, no estaba en sus planes pero bueno no se iba a quedar todo el día en la cama al pedo. Desayunó, se cambió y pasó por el baño antes de irse para el gimnasio. Con todo esto de la pretemporada dejó de ir porque no estaba y ahora tenía que retomar la rutina.
Este año quería que fuera mejor que el anterior, disfrutarlo al máximo y no perder tiempo nunca. La vida es una, ya fue. Esa sería su frase para todo.
Volvió a su departamento antes del mediodía, pasó por el super a hacer unas compras y se tardó un poquito más. Hoy se comía milanesas con puré, aunque haga un calor de locos.
Mientras cocinaba unos toques en su puerta la asustaron, lavó sus manos y las secó antes de caminar a la puerta y abrir. Su vecino. El único con el que se llevaba bien, a parte de Maca y Juan.
─Buen mediodía, vecina ─la saludó con un beso en el cachete ─Quería preguntarte si hoy querías ir a merendar por ahí
─Sí obvio, me encantaría. Gracias por la invitación Nico ─agradeció sonriente, aclaró que estaba cocinando milanesas cuando lo vió oler por un segundo
─Bueno, te dejo así no las quemas. A las cinco y media toco la puerta ─cerró su puerta y Antonella también, volvió a la cocina y siguió pelando las papás para el puré
Minutos más tarde se percató que lo podría haber invitado a comer con ella, así como lo venían haciendo estos días. Dejó todo en la cocina y tocó la puerta de su vecino dos veces, esperó paciente a que abriera y cuando lo hizo le comunicó la propuesta. Él aceptó, sabía que iba a aceptar, es una chef magnífica nadie le rechaza una comida.
Nicolás puso la mesa cuando vió que ya estaba todo casi listo, parecía su casa porque sabía donde estaba cada cosa y ya no le hacía falta preguntar donde estaba algo si lo quería o necesitaba.
─Nico, no sabés. Ayer cuando nos despedimos y me quedé esperando que cerraras tu puerta la vi de vuelta a la señora del ascensor. ¿Te acordás? ─le contó la rubia pero sintió arrepentimiento después de preguntar, no quería decirle qué le había dicho la señora mayor, era una apresurada mal
─Si, me acuerdo ─respondió el chico elevando sus cejas, él también la había visto cuando salió a hacer las compras el otro día ─También me la crucé ─finalizó él y comió otro pedazo de su milanesa, felicitó a la chef por lo ricas que habían salido anteriormente
Antonella tenía la duda de si la señora le había dicho algo a él también, pero se la guardó y no habló nada más. ¿Es una especie de señal encontrarsela más de una vez y que le diga eso justo a ella?
Últimamente se sentía rara con Nico, como si algo dentro suyo se estuviera creando y crece poco a poco. No sabe como describirlo pero se siente lindo. Es un chico hermoso, atento y ambos se entienden. A veces piensa que su abuela lo mandó, tiene muchas cosas de ella también.
─Antonita, te lave los platos y todo lo que usaste. Me voy a mí casa así me baño, me cambio y te busco en un rato ─habló el jugador llegando a su lado
─Dale dale, yo voy a hacer lo mismo ya porque sino después me atraso ─Nicolás agarró sus cosas y se despidieron en la entrada
Era algo tranquilo por lo que eligió una vestimenta común, entró al baño y como rutina prendió el parlante con música. Esta vez escuchaba Tate McRae, diosa total.
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nena, nicolás fonseca
Teen Fiction┃nena, yo quiero con usted ser caballero, deja que pase pues que pase lo que tenga que pasar . . .