F𝙚𝙡𝙞𝙥𝙚 𝙊𝙩𝙖𝙣𝙤 | ᵉˡ ʲᵘᵉᵍᵒ *

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Después de tantas peticiones, por fin os traje un one shot de Pipe😸

✮ ⋆ ˚。𖦹 ⋆。°✩

★felipe otano ⨾ el juego ݁ ˖๋ ࣭ ⭑

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El partido estaba desequilibrado, mi país llevaba dos goles, mientras que Croacia ninguno. El partido ya se había vuelto aburrido y mis amigos ya no estaban de humor como al principio del partido.

- T/n, mira qué bueno está ese hombre del sombrero blanco...- dijo Milena, mi amiga, señalando a un grupo de jóvenes en la grada de al lado.

- ¡Ese chico rizado que está a su lado está buenísimo!- exclamó Dani con una risita.

- Qué horror, qué pervertidos sois...- sonreí a mis amigas.

Miré más de cerca al grupo y me di cuenta de que eran chicos realmente guapos. Uno de ellos tenía el pelo rizado y los ojos azules, como el personaje de aquella animación en la que las figuras del futbolín cobraban vida; otro era más alto y bronceado, con un juguetito y un sombrero blanco que casi le tapaba la cara; uno de ellos estaba sentado en el suelo como un niño cansado, ocultando su bigote entre las manos sudorosas. Mientras analizaba a los hombres, me di cuenta de que uno de ellos me miraba fijamente. Aparté rápidamente la mirada, esperando que no se hubiera dado cuenta de mi minucioso análisis de su grupo de amigos, pero el hombre siguió mirándome. Sus ojos azules eran lo suficientemente profundos como para destacar sobre su pelo oscuro, que le caía sobre la cara. Miré el partido, jugueteé con el móvil, bebí un poco de agua, hice todo lo que pude para disimular, pero sus ojos seguían clavados en mí.
Cansada de la situación, le devolví la mirada, y cuando se percató de mi mirada, esbozó una sonrisa encantadora en mi dirección. Se mordió los labios y miró hacia abajo, sonriendo con aquellos dientes perfectos. No pude contener la risa ante la situación y Daniel se dio cuenta de nuestra interacción.

- Ve a hablar con él, deja de hacer el tonto...- me susurró al oído.

Justo cuando empezaba a hacer la maleta para hablar con él, una figura alta apareció a mi lado. Parpadeé un par de veces y reconocí la figura. Era mejor verlo de cerca.

- Hola... ¿podemos hablar?

Sin pensarlo dos veces, me levanté de mi asiento, dejando atrás mi bolso y mis pertenencias. Pasamos por debajo de las gradas, cerca de la zona de los aseos. Su mirada me atravesó como fuego y ya tuve que apretar las piernas, sintiendo cómo mi necesitada intimidad daba señales de vida.

- Entonces... -dijo, inclinándose a mi lado.

Le sonreí y me acerqué más a él, acercando su cara a la mía. Cerró los ojos y se acercó a mí. Di un paso atrás, lanzándole una mirada desafiante. Sentí que sus manos me rodeaban la cintura, acercándome y rozando sus labios con los míos. El beso era desesperado, su lengua se enredaba lentamente en la mía y sus manos me acercaban más a su cuerpo, buscando más fricción (si eso era posible). Bajé las manos hasta su camisa y me deslicé por dentro, arañando ligeramente su definido abdomen. Suspiró y me mordió el labio inferior, atrayéndome hacia él. Con cuidado, miré a mi alrededor y vi que las pocas personas que nos rodeaban estaban enfrascadas en el juego, así que le cogí de la mano y corrí al baño. Estaba sucio y desordenado, pero estaba tan cachonda que no me importó follar en aquel lugar inhóspito. El hombre cerró la puerta y me sonrió, devolviéndome un cálido beso. Separé nuestros labios, jadeante:

- ¿Cómo te llamas?

- Felipe.

Me quité la blusa, bajándome rápidamente el sujetador, murmurándole mi nombre, mirando fijamente su torso ahora desnudo. Todo fue muy rápido, estaba sentada en el lavabo del baño con las piernas abiertas mientras Felipe masajeaba mi clítoris, aún vestida con mi ropa interior, con sus hábiles dedos. Sentí como me quitaba las bragas y sus dedos entraban en mi coño, dolorido y húmedo de tanta estimulación. Se rió suavemente, se quitó los pantalones, sacó un preservativo del bolsillo y se acercó a mi coño. Sin previo aviso, me penetró, haciéndome gemir fuerte y de forma muy pornográfica. Hacía dos meses que no practicaba sexo, así que no estaba acostumbrada a esta acción repentina. Sus caderas iban dolorosamente rápido, hasta el punto de que no sentía mis piernas, mi respiración desordenada me estaba matando y mis caderas golpeaban contra las suyas en busca de más y más estimulación.

- ¡Eh, chicos! Esto no es un motel!- dijo una voz malhumorada desde fuera.

Me detuve, sobresaltada por el reproche, pero pareció retar a Felipe a invertir aún más. Me levantó, apretándome contra la pared, dándome un mejor ángulo desde el que entrar. Sus labios se pegaron a mi cuello: "Te gusta que te escuchen, ¿verdad?" y mis gemidos ya no pudieron contenerse. Susurré que estaba cerca del orgasmo y le rodeé con las piernas. Su mano bajó hasta mi manojo de nervios, sacudiéndolo rápidamente, haciéndome cerrar los ojos y ver estrellas mientras el placer abrumaba mi cuerpo. Sus embestidas fueron cada vez más lentas hasta que me sacó. Nos sonreímos cansados. Felipe me ayudó a vestirme, dándose cuenta de que mis piernas estaban tremendamente cansadas.

- ¿Puedes darme tu número por si quiero... volver a hablar?

✮ ⋆ ˚。𖦹 ⋆。°✩

Eso fue breve, tengo bloqueo de escritor😿

˙✧˖°𝐒𝐓𝐀𝐑𝐒- ⁱᵐᵃᵍⁱⁿᵉˢ ˡˢᵈˡⁿ ༘ ⋆。˚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora