E𝙣𝙯𝙤 𝙑𝙤𝙜𝙧𝙞𝙣𝙘𝙞𝙘 | ˢᵘᵉⁿᵒˢ *

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Especial 40K. Gracias a todos ustedes, mis lectores 😽

✮ ⋆ ˚。𖦹 ⋆。°✩

★enzo vogrincic ⨾ suenos ݁ ˖๋ ࣭ ⭑

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- ¡Dios mío, Enzo!- gemí fuerte.

Su miembro entró en mis profundidades con fuerza. Mis dedos se dirigieron a su espalda, arañando con más fuerza mientras sentía cómo su pene llenaba mis entrañas. Era tan grande que me dejó sin aliento.

- ¡T/n!

- Enzo... -Suspiré, mordiendo su hombro, babeando un poco.

- T/n, ¡despierta!

Abrí los ojos y murmuré decepcionada. El dorso de mi mano estaba cubierto de babas, mis piernas empapadas y el chico con el que había tenido uno de los sueños eróticos más explícitos de mi vida estaba frente a mí con su camisa blanca de vestir y esos ojos... ¡oh, me perdí en esos ojos!

- T/n, estabas durmiendo en mi clase otra vez. Eres un buen estudiante, no es justo que hagas eso. -dijo cruzándose de brazos.

Me quedé mirándole unos segundos y me pregunté el porqué de ese repentino interés. A la mayoría de los profesores ni siquiera les importaba si cometías delitos durante sus clases (la mayor prueba era el profesor de educación financiera, que ni siquiera miraba a Matías Recalt, mi compañero de clase, y el gran cigarrillo de cannabis que insistía en fumar durante las clases). Ensanché los ojos cuando me di cuenta de que el profesor Vogrincic seguía mirándome fijamente, esperando una respuesta plausible. Me humedecí los labios y miré profundamente sus hermosos ojos.

- Profesor, he tenido... dificultades.- me miró confuso.

Se rió, una risa cínica. Comprendió mi propuesta. Sus labios se abrieron, pensando qué decir, pero sólo salió un suspiro. Se agachó a mi altura, con los brazos al descubierto por las mangas remangadas de su camisa de vestir frente a mí.

- Tengo un hueco libre a las 17.30, si quieres la ayuda que puedo darte...- susurró, dejando un beso en mi mejilla.

Sonreí ante su oferta y murmuré "espérame" como respuesta. Negó con la cabeza y salió de la habitación con sus pertenencias. Me quedé mirando al suelo, intentando comprender qué iba a pasar. Cogí mi móvil y tecleé todo lo que le había pasado a mi mejor amigo. Miré la hora, eran las 15:47. Tenía dos horas para prepararme.
Me dirigí al baño, me retoqué el maquillaje, me eché un perfume que tenía perdido en el bolso, analicé mis ángulos y me limpié la zona íntima con un pañuelo húmedo (todo para que aquel fuera el mejor sexo que había tenido desde que empecé la universidad). De repente, una idea cruzó mi mente y decidí confiar en mis instintos por primera vez en mi vida. Me quité las bragas rojas con estampado de corazones y las metí en el bolso. Llevaba una enagua lo suficientemente grande como para no tocar ningún asiento, era bastante cómoda.
El tiempo no parecía pasar y a las 16.50 me levanté y salí de la habitación impaciente. La ansiedad me corroía por dentro. Me senté en un banco cerca del despacho del Sr. Vogrincic y saqué un libro del bolso: Hilda Furacão, de Roberto Drummond. Me encantó la miniserie brasileña y no pude evitar interesarme por el libro. Abrí las páginas, me metí en la historia de Hilda y Mathus y me perdí en los párrafos, hasta que noté un movimiento a mi lado. Levanté la cabeza y vi a Juani Caruso sonriéndome.

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⏰ Última actualización: Feb 29 ⏰

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˙✧˖°𝐒𝐓𝐀𝐑𝐒- ⁱᵐᵃᵍⁱⁿᵉˢ ˡˢᵈˡⁿ ༘ ⋆。˚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora