5.- Malas ideas

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-¿Quieres ir a la calle en la que mataron a Cris?

Alex repitió lo que Paul acababa de proponer con incredulidad, viendo cómo asentía.

-Sí, quiero buscar pistas. Es imposible que la policía no haya encontrado nada que pueda llevarles hacia los asesinos.- explicó el chico, recordando la conversación que había tenido con la madre de Cris.

-A ver, no es por nada, pero suena un poco peligroso.- comentó Bea.

-Sé que de primeras parece una locura, pero es imposible que nos pase algo si vamos juntos.- Paul trató de convencer a sus compañeros, que le observaban como si acabase de proponer una misión suicida.- Es por eso que os he pedido que apagaseis los móviles antes de entrar al hotel, para que no puedan saber que vamos a ir.

Todos los presentes compartieron miradas de duda que no pasaron desapercibidas para el andaluz, que parecía no estar del todo alegre con la reacción a su propuesta. De repente, Lucas se levantó de la silla en la que estaba sentado y posó una mano sobre el hombro de Paul con una sonrisa.

-¿Saben qué? Yo me apunto. No pienso dejar que Paul vaya solo.

Alex y Omar se miraron y asintieron antes de levantarse también, siguiendo el ejemplo de Lucas.

-Yo también voy.- afirmó el cordobés.- ¿Qué es lo peor que nos puede pasar?

-Si vamos juntos, no creo que nadie se atreva a hacernos nada.- añadió Omar.

Paul miró a sus amigos con una ilusión que no era propia de él, al menos no en los últimos días. Sus ojos parecían agradecerles el apoyo de una forma en la que sus palabras no podían en aquel momento.

El resto observaron a los cuatro chicos, algunos más afectados por la iniciativa que otros. Ruslana miraba a Omar con una intensidad que parecía que le estuviese atravesando el alma, cosa que el chico notó enseguida. El moreno se acercó a ella y le dejó un tierno beso en la frente, pero Ruslana seguía sin estar convencida de que esto fuese una buena idea.

-¿Y si os pasa algo? No podremos comunicarnos con vosotros si no usamos los móviles.

La preocupación de la ucraniana era totalmente comprensible, y Omar no sabía qué responderle.

Para su suerte, Paul parecía tenerlo todo planeado. El andaluz se acercó a la cama donde Chiara y Violeta estaban apoyadas contra el cabecero, envueltas en un abrazo, y se inclinó hacia ellas antes de susurrarles una pregunta.

-¿Habéis conseguido lo que os pedí?

Las dos chicas se miraron, y Violeta tuvo que deshacer el abrazo entre regañadientes para alcanzar su maleta y sacar una pequeña caja.

-Aquí tienes. Solo hay dos, así que no vais a poder separaros mucho.

Paul abrió la caja para revelar un set de walkie-talkies, sacándolos para comprobar si funcionaban.

-¿Estás de coña?- soltó Denna.- ¿De dónde habéis sacado eso con tan poca antelación?

-Nos los ha prestado Julia.- contestó Chiara.

-¿¡Tu ex!?- la rubia se giró para mirar a su mejor amiga con los ojos como platos.

-No, joder. Julia Medina.- aclaró la pelirroja.- Se los regalaron en OT.

-Muchas gracias, chicas.- dijo Paul mientras les devolvía uno de los walkies.- Así podremos ir hablando entre nosotros sin necesidad de usar los teléfonos.

-Sí que lo has preparado bien, Paul.

Paul agradeció el comentario de Alex con una tímida sonrisa, ofreciéndole el otro walkie al cordobés.- Lo que menos quiero es que a alguien le pase algo malo por mi culpa. No quiero que lo de Cris se repita.- Alex le devolvió la sonrisa, cogiendo el walkie de su mano.

Fuera de mi caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora