Fuera de mi camino

6.- Sin remedio

Lo primero que se les pasó por la cabeza fue correr. No sabían muy bien de qué estaban huyendo, pero sentían que el peligro era real. Aquel maldito callejón parecía interminable. Las pisadas de los cuatro chicos crujían al pasar por encima de la basura que había tirada por el suelo mientras trataban de evitar tropezarse unos con otros. Alex no podía evitar mirar hacia atrás cada pocos segundos, abordado por la paranoia de que alguien podría aparecer de la nada y comenzar a perseguirles.

Los pasos de sus compañeros cesaron nada más pisar la acera de la calle principal. Sus ojos escaneaban los alrededores a la vez que trataban de recuperar el aliento, asustados por lo que se pudiesen encontrar, pero la calle parecía estar completamente vacía. Las pocas farolas funcionales parpadeaban a destiempo, sumiendo la carretera en una oscuridad intermitente. El ambiente, aunque un tanto desolador, hizo que los cuatro suspirasen aliviados.

-Puede que sólo estuviesen intentando asustarnos.- pensó Paul, apoyándose contra una de las farolas en un intento de relajar su respiración.

-Pues lo han conseguido.- confesó Alex con los brazos apoyados sobre las rodillas.

-De todas formas, creo que lo mejor es que volvamos al hotel.- Lucas trató de encender la pequeña linterna de su llavero sin éxito, golpeándola para tratar de hacer funcionar la pila.- El camino de vuelta va a tener que ser a oscuras.

-No pasa nada, iremos por los trozos donde las farolas todavía alumbran.- trató de tranquilizarlo Omar.- Con tal de que no nos separemos demasiado, deberíamos estar bien.

Con el moreno liderando la ruta, los cuatro avanzaban acelerados por la calle, rompiendo el tétrico silencio del lugar con el sonido de sus pasos. No les quedó más remedio que ir haciendo zigzag entre una acera y la otra, tratando de seguir la poca luz que aportaban las farolas defectuosas. Paul apretaba los ojos con la intención de diferenciar si estaban siguiendo el rumbo correcto, un poco desorientado por la situación, pero no tenía el valor suficiente para decirles a sus compañeros que no sabía con seguridad hacia dónde se dirigían.

De nuevo, el ruido de estática saliendo del altavoz del walkie consiguió sobresaltarlos, y Omar sintió el impulso de estampar el maldito aparato contra el suelo. El chico pisó el walkie con fuerza hasta que el zumbido paró por completo, asimilando un poco tarde lo que acababa de hacer.

-Omar...

-¡Mierda!- bufó el chico.

Todos se juntaron alrededor de lo que quedaba de walkie, observando los trozos esparcidos por el suelo.

-En mi defensa, dudo mucho que siguiese funcionando.

-Te puedo asegurar que ahora sí que no funciona.- trató de bromear Alex, intentando cortar el clima de tensión en el que estaban envueltos.

La farola bajo la que estaban refugiados comenzó a parpadear más fuerte que antes, emitiendo un pitido agudo antes de acabar por apagarse del todo. Los cuatro se giraron para ver cómo el resto de farolas iban apagándose una a una, haciendo desaparecer el resto de la carretera.

-Esto tiene que ser una broma.- ahora fue Paul el que escupió esas palabras, dando vueltas sobre sí mismo para tratar de encontrar algo que le diese una pista de cuál era el camino a seguir.

La realidad era que ahora sí que estaban completamente perdidos. El cielo nublado tapaba la poca luz que la Luna podía ofrecerles, y aquella densa penumbra imposibilitaba cualquier intento por distinguir hasta lo que había delante de ellos. Ni siquiera sabían diferenciar por dónde habían venido de hacia donde tenían que seguir, pero lo que sí tenían claro era que no estaban a salvo allí, en medio de ninguna parte.