Capitulo 09.

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«Pasado»

El tiempo transcurría, las clases estaban acabando y pronto llegarían las vacaciones. El resto de sus compañeras irían a casa a disfrutar del periodo de verano mientras que ella tendría que quedarse para ayudar en los hospitales, aunque lo que en realidad quería hacer es ayudar a los animales abandonados. En Japón se reportan a los perros en estado de abandono, un centro animalista los recoge para llevarlos a sus instalaciones y selecciona a los animales que son aptos para la adopción dando un plazo de tres a siete días. Los publican en su página web para esperar algún interesado, los que no son seleccionados los sacrifican. A estos los llevan a una cámara pequeña donde se libera un gas para dormirlos, pero se les escucha quejarse mientras se les apaga la vida. Al final el perrito que no es adoptado también tiene el mismo destino y es llevado a la cámara. Esto le hizo recordar al Holocausto de la guerra con Alemania, no iba a permitir que que estos actos inhumanos continúen mientras permanezca en Japón y si era posible, detendría la raíz de esto por amor a los seres vivos.

—No puedes solo presentarte y exigir que se detengan —exclamó la reverenda madre Catalina, quien estaba a cargo de la congregación que radicaba en Japón cierto día en el que Ibby les mencionó que tenía intención de visitar los centros animalistas para liberar a los animales— . La matanza de estos animales es legal en este país.

—Y usted está de acuerdo con eso-cuestionó mirándola a los ojos con determinación, algo que nunca había mostrado antes —. ¿Simplemente se quedará sin hacer nada?

Un silencio se apoderó de la habitación, la directora Alejandra su madre adoptiva, la religiosa japonesa Ayako y otras enmudecieron ante la pregunta de Ibby. Ella las miraba a todas con cierta frustración e impotencia, apretó con fuerza los puños sintiéndose inútil.

—Ustedes no saben por las cosas que tuve que soportar cuando me adoptaron antes de venir aquí —añadió tratando de soportar la amargura del dolor que le oprimía el pecho y los recuerdos de aquellos días oscuros regresaron a su memoria.

A penas tenía cinco años cuando la reverenda madre Catalina inscribió a Ibby a un programa de adopción. Una familia en Francia la acogió cinco años, ellos tenían la intención de adoptarla, pero lamentablemente el esposo era un hombre colérico, muy violento que se desquitaba con la niña por las cosas más absurdas; desde no aprender rápido a sumar por tardarse en llevarle agua para beber cuando se lo pedía. No podía defenderse, temblaba de miedo cada vez que ese hombre levantaba la voz y su cuerpo se tensaba. Cuando aquel hombre tenía que quedarse en casa para enseñarle siempre se desquitaba con ella cada vez que contestaba incorrectamente alguna pregunta de matemática o se equivocaba en un ejercicio, solo sacaba un cinturón y arremetía contra ella golpeándola en las piernas dejando heridas profundas en sus muslos con la hebilla. El matrimonio al que se entregó a la pequeña Ibby en ese entonces se considera respetable, las apariencias, los lujos y demás cosas materiales convencieron a los responsables del programa en darla en adopción, sin embargo, nunca se preguntaron si debajo de esa fachada existía algo realmente peligroso.

—Dos años soporté violencia física de esa familia. Conozco esa desesperanza que existe en los ojos de los animales que no pueden defenderse — refutó en voz alta, sus ojos se humedecieron al instante y trató de aguantar las lágrimas—. Les aseguro que comprendo perfectamente como se sienten ellos. Con esa mirada en sus ojos suplican ser protegidos pidiendo que alguien por favor los rescate por compasión— . Se detuvo un momento mirando el rostro de todas las presentes, cerró los ojos y ese sentir de aquellos días que marcaron su infancia regresaron a su corazón-Solo me golpeaba hasta que saciaba su ira sin importar mis llantos y súplicas. Por mucho tiempo deseé que alguien me defendiera, que alguien me saque de ahí. Quería que terminara Si yo me sentí así de miserable imaginen...— ; guardó silencio nuevamente para aguantar las lágrimas hasta no poder más- imaginen cómo deben sentirse ellos que no tienen voz— . Un nudo se formó en su garganta, el pecho se encogió y trató de mostrarse fuerte, pero las lágrimas la traicionaron escapando de los ojos recorriendo sus mejillas—. Desde que vine a Japón... —, secó las lágrimas con el dorso de la mano para no verse débil —me he dado cuenta que la gente de este país se guarda muchas cosas dentro. Parecen indiferentes, sin sentimientos y solo actúan como si estuvieran programados para ser eficientes en lo que hacen, pero... se olvidaron de vivir.

Yo Te Merezco. [#PGP2024]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora