Capítulo 2

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El rostro de Gojo está en todas partes.

En los desconocidos que te cruzas en la calle, en el nuevo dependiente de la cafetería, en los bordes de tu visión, cuando te da la sensación de que algo se está moviendo, pero en realidad no.

Está siempre en tus recuerdos, que te acechan incluso ahora, en el bar.

— Mierda. — Te aprietas los párpados con las manos para hacerlo desaparecer.

Incluso en la oscuridad total, su rostro sigue brillando. Gojo, con su cabello esponjoso, el ángulo de su mandíbula, las pestañas como nieve y sus ojos glaciales.

Aun puedes escuchar su voz, a través de los años.

"¿Por qué?"

¿Cuándo se complicó todo tanto?

Alguien deja un vaso de cristal grueso en la barra, y el golpe te saca de tus pensamientos. El hombre se sienta en el taburete a tu lado, y parece un poco tenso cuando dice:

— Tendré que reportarte.

Se te escapa un ronquido. Como si lo hubieras hecho alguna vez.

— Hola, Nanami. — Le saludas. — Haces buena cara hoy.

Ahora es el hombre quien resopla, y te dedica una mirada con una ceja enarcada. Tiene la piel más hundida, más ojeras, siempre más cansado. Podría decirse lo mismo de cualquiera de vosotros, de los que salisteis de la escuela con vida.

Das un pequeño sorbo a tu bebida.

— El otro día me encontré a Gojo.

Los hombros de Nanami se hunden visiblemente, como si le acabaras de tirar un peso encima, y su mirada va hacia el techo a la vez que suelta un suspiro.

— Lo sé. — Exhala. — No me lo recuerdes.



Llegas a casa tambaleándote un poco. 

Por suerte, desde el día del incidente, Suguru te ha puesto un chofer que te acompaña a todas partes y no has tenido que conducir. Eso sería muy peligroso, dado tu estado.

Tiras el bolso y la chaqueta en el recibidor, junto a tus zapatos, y vas directamente hacia la habitación de Suguru. Golpeas la puerta sin hacer un escándalo. Las niñas estarán durmiendo.

— Pasa.

Abres la puerta y te lo encuentras delante de la cómoda con espejo. Tiene un coletero entre los dientes, y se recoge el cabello con las manos para hacerse un moño. Se te escapa una sonrisa. Te recuerda a la época del instituto. Ahora solo lo lleva de esta forma cuando se va a la cama.

Suguru te mira a través del reflejo con una mueca de diversión.

— Deberías ir más a menudo así. — Haces un gesto con las manos hacia él.

— ¿Así? — Te pregunta, mientras da la última pasada con la goma alrededor de su cabello oscuro. — No sé si me respetarían tanto si me presentara al templo en pijama.

Mira hacia abajo, a la camiseta básica que le queda un poco grande y los pantalones de cuadros. Despojado de su vestimenta de sacerdote, parece más humano, más... Suguru. Sus ojos desaparecen en una fina línea al sonreír.

— Hay una diferencia crucial entre respetar y temer.

— Cualquiera de las dos me está bien. — Se deja caer en su cama, y se queda sentado contra el respaldo, sus brazos detrás de la cabeza. — ¿A qué debo tu alcoholizada presencia a las... — Mira el despertador de la mesita de noche. — dos de la mañana?

Where did I go wrong | Gojo x Lectora | Old Beats AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora