Capítulo 1

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Capítulo 1: Mirada secreta

Los gritos casi rompían los tímpanos de la peli-rosa, pero por primera vez a esta no le importaba y emocionada se apoyaba contra la baranda de la escalera. Para de puntas para ver mejor el campo de juego, mientras mordía nerviosa su labio inferior: los marcadores estaban tan apretados y tan solo quedaban unos minutos de juego. No sabía si esta vez podrían hacerlo, pero ella sabía –quería- que lo lograrían.

De pronto ocurrió, tan rápido como un rayo. El cabello multicolor llamó la atención de todos, mientras, el jugador quitaba el balón y salía en dirección a la portería ajena los gritos comenzaron y las porristas comenzaron a saltar emocionadas, dejando ver toda su ropa interior y ¿Cómo no? Si Dash, el mejor jugador del Club Pegasus, corría con una segura sonrisa, con gran energía al arco y de un solo movimiento alzó el pie, la pelota voló por el golpe propinado y tan rápido como un rayo entró en la portería dejando incluso al portero atónito.

—¡¡Siiii!! —Se escuchó el grito del público mientras los compañeros de Dash iban a su encuentro, lo abrazaban y alzaban en brazos

—Lo sabía —Murmuró la peli-rosa más tranquila mientras se sentaba en la banca y ahogaba un profundo suspiro— Lamento si te has aburrido Twilight

—No, al contrario fue gratificante —Twilight contestó con una sonrisa a su amiga, antes de mirar al campo de juego—Es un gran jugador ese Dash, sobresale más allá de su extravagante cabello

—Es el mejor y muy amable —Opinó mientras sonreía levemente con dulzura la menor, antes de negar con la cabeza— Ya es tarde, volvamos a casa a ver como esta Rarity y su nuevo proyecto

—¡Claro! —Twilight se levantó enérgica del asiento luego de guardar el libro de deportes que tenía en sus piernas— De paso iremos a comprar unos pasteles, sino Spike se molestara —Le recordó la otra

Mientras las dos bajaban de las graderías y salían de la cancha, de fondo podía escuchar como seguían con el festejo el cual probablemente recién comenzaría

****

—Bienvenidas a la pastelería Cake —Saludaron tres pequeñas niñas, las cuales ayudaban limpiando el lugar y al final se veía otra, una chica de su edad, de cabellos dorados y piel bronceada

—Bienvenidas —Saludo la rubia con una suave y cantada voz sureña— ¿En qué podemos servirles?

—Buscamos pasteles, algo dulce para un chico pequeño —Solicitó Twilight mirando fascinada el lugar— No muy grande pero sí que lo deje satisfecho y sin molestar por un tiempo

—Bueno... —La chica mostró todas las repisas llenas de pasteles y postres— Todo lo que ves a tu alrededor dulzura tiene ese efecto, los Cake son los mejores en repostería —Anunció orgullosa mientras le mostraba el lugar

—Perfecto, puedes recomendarme alguno —Solicito, ya que, tantos colores la tenían aturdida y no sabia que elegir; además que lo dulce no era lo suyo

—El de manzana con canela —Contestó la rubia sacando un pastel de abajo del mostrador, el cual cubierto de crema, era coronado por una pequeña manzana— Este, con un trozo quedará satisfecho hasta mañana y al no ser tan dulce no estará nervioso durante la noche

—Gracias —Twilight se volteó a ver a la peli-rosa que se había quedado atrás— ¿Qué te parece Fluttershy?

—Pues... se ve perfecto —Dijo acercándose al mostrador y sonriéndole tímidamente a la sureña— Yo creo que Spike estará feliz con el

—De acuerdo, nos lo llevamos —Se entusiasmos Twilight, haciendo reír a la rubia.

Aquellas chicas eran un par muy peculiar.

****

En cuanto pudo, salió escabullida por la puerta trasera y corrió tan rápido como sus piernas cansadas se lo permitían. Había sido un partido muy duro y no estaba de ánimo para una fiesta ni nada por el estilo, además al otro día tenia clases y no quería faltar ni parecer una zombi ambulante, ya a una distancia prudente dejo de correr y camino durante la oscura noche, aquel había sido un agotador partido, pero muy gratificante, sobre todo porque la pudo ver a ella.

La verdad es que jamás la hubiera notado, tan tímida y tranquila que fácilmente se hubiera distraído con cualquier otra persona que estuviera cerca de esta pero, aquella chica si había marcado algo en ella y con su cabello largo al viento y su tímida sonrisa simplemente era perfecta y ella tan... Dash.

Desde que descubrió que era buena en este deporte, quiso entrar al Club deportivo de su escuela, pero había un gran problema: la asociación no permitía chicas, ya que, no motivaba al público femenino el cual era más abundante en el instituto; pero al tener grandes habilidades, con un poco de ayuda sus compañeros de equipo la hicieron pasar por chicos y ahora era Dash, capitán del equipo y el más popular del mismo. Pero, a pesar de todo y lo buena que fuera actuando ella seguía siendo una chica y eso no cambiaría.

Lo que para ella significaba problemas en muchos aspectos.

Ahogando un suspiro entro silenciosamente a la casa y sacándose el calzado subió las escaleras hasta su habitación, donde, dejando la ropa en el suelo tan solo se acostó en ropa interior, con el sujetador azul y unos cuadros del mismo color.

—Buenas noches Dash —Se murmuró a si misma, antes de soltar su cabello y dejarlo suelo sobre la almohada— Buenas noches Rainbow

Mirando al techo, sintió como el peso de su doble vida volvía a caer sobre ella, pero renunciar no era una opción ¿Cómo lo sería? Amaba jugar en el equipo y sólo por esa estúpida regla tenía que fingir quien no era. Incluso en la misma celebración una de las porristas se le había insinuado de una manera más que sugerente y ella no era una chica de piedra, pero sabía muy bien lo que esas chicas esperaban, algo que ella no podía cumplir por razones muy obvias.

Solo quedaba aquel año antes de salir a la Universidad, pero sentía que ya no podía más, habían sido tres largos y muy duros años para ella.

—¿Entiendes lo que significaría fingir ser dos personas? —Había preguntado la Directora Celestia cuando había ido a informar sus intenciones— Entiendo que eres una gran deportistas pero no quiero que te veas afectada, tu seguridad me es más importante

—Si se pudiera cambiar la regla de quienes pueden jugar sería mejor —Respondió Rainbow con una sonrisa casi burlona

—Me encantaría —La mujer ahogó un pesado suspiro— El equipo de fútbol está bajo al equipo de deportistas quienes dependen de una escuela externa a la escuela

—Y por contrató está prohibido hacer un equipo interno ajeno a las ya creadas —Añadió Luna, la subdirectora— Ya lo hemos intentado, pero hasta no pasar el tiempo firmado en el contrato no hay nada que hacer

—Unas de las maravillas que nos dejó el Director anterior —Casi bufó Celestia

Tapando su rostro con uno de sus brazos sintió como las lágrimas estaban por salir, solo esperaba que la noche pasará rápido no sabía si soportaría escuchar más los errores que había cometido. 

Enamorada de DashDonde viven las historias. Descúbrelo ahora