Capítulo 20

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Capítulo 20: El dolor de una mentira 

Applejack se encontraba trabajando bajo el sol bajando las manzanas maduras del terreno de la familia Apple. Aquel fin de semana largo era una buena excusa para alejarse de la ciudad, de los problemas y de hacer que Rainbow se distrajera, aunque ésta se negaba a salir de la cama aquella mañana. 

Tomando un trago de agua de su botella observó la siguiente cesta que iba a llenar y subiéndose a la escala comenzó a trabajar hasta que escucho a alguien quejarse, era una voz que conocía bien y que había esperado no escuchar por un buen tiempo. 

Bajando de un salto de la escalera fue al camino principal donde vio a Rarity caminar por el barro que se había formado en este por culpa del canal que se había salido. ¡Solo a esa chica se le ocurría andar con un vestido y botines de diseñador en el campo! 

—¿Necesitas ayuda? —Preguntó finalmente y la chica la miro molesta haciendo que la rubia alzará sus manos como si se rindiera— Solo preguntó 

—TÚ —Rarity dejando atrás su escrúpulo cogió un poco de barro y se lo lanzó a la rubia— ¿COMO PUEDES HABLARME DE ESA FORMA TAN NORMAL DESPUÉS DE LO QUE HICIERON?

Applejack intentaba esquivar las bolas de barro pero la diva avanzaba hacia ella lanzando cada vez más bolas y con mayor precisión. No podía culparla por estar enojada pero estaba segura que la chica había ido principalmente a descargar toda su ira en contra de ella, en cualquier momento pudo haberse alejado o haber derribado a la modista pero tan solo cubrió sus ojos y dejó que la chica descargara todo lo que tenía hasta quedar casi al frente de ella arrodillada en el barro. 

Fue ahí que la rubia se acercó a ella y le ofreció su mano con una sonrisa, las más grande y honesta que le pudo dedicar. 

—Ven, te ayudo —Rarity aceptó su mano y de un solo impulso la ayudo a levantarse del barro y la saco al camino de tierra seca— Vamos a la casa, la abuela debe estar haciendo el almuerzo y podrás cambiarte de ropa por una con menos barro 

—Muy graciosa —Se quejo la diva antes de comenzar a seguirla en dirección a la casa

Caminaron un par de minutos en silencio, bajo la sombra de los manzanos, rodeadas de abejas, mariposas y aves que rompían el silencio con su alegre cantar. 

—Te debo una disculpa —Rompió el silenció la rubia pasando una de sus manos por su nuca y mirando al cielo— Pues es más de una pero todo se centra solo en una y es que no fui capaz de corresponder correctamente a tu amistad. Debi haber sido más honesta o al menos no haberla involucrado en nada de esto para que salieran lastimadas 

—¿Por qué no nos dijeron antes? —Preguntó Rarity observando con intensidad a la rubia 

—No es algo muy fácil de aceptar para Rainbow, ella tuvo que crear una personalidad para seguir su sueño y eso la destruye lentamente, pero la idea de no poder participar en el equipo lo haría más rápido —Explicó antes de bajar la mirada y observar a la chica a su lado— No puedo hablar por Pinkie o por Raibow, pero si por mí y sé que estuvo mal, pero tampoco podía fallarle a la confianza que Rainbow me tiene 

—¿Y por qué decirlo ahora? —Insistió la diva

—Por lo ocurrido con Leila —Explicó— Rainbow necesita toda la ayuda posible, para superar este problema 

Rarity apretó los labios por un momento y luego detuvo su andar, siendo imitada por la rubia que la observó unos pasos más adelante. El viento movió el cabello de ambas y una libélula paso entre ellas pero nada perturbó a la una mirando a la otra. 

—¿Ahora nos dirán todo? —Preguntó finalmente Rarity

—Todo —Respondió con una enorme sonrisa Applejack

—¿No más secretos? —Insistió

—Ninguno más —Confirmó la rubia— Lo que quieran saber se los contaremos 

—Bien —La diva finalmente le dedicó una pequeña sonrisa— Entonces quiero saber con lujo y detalles como nació la idea de crear a Dash 

—Yo no soy la persona adecuada para eso pero, Rainbow está en la casa y sé que no se negara a contarte la historia —Applejack sonrió antes de acercarse y limpiar parte del barro que se había secado en el rostro de la diva— Ahora vamos, será una larga tarde 

**

Fluttershy ignoro toda la noche las llamadas y los mensajes de sus amigas, solo quería estar sola, limpiar sus heridas y fingir que nada paso. Al principio cuando Rainbow hizo aquella declaración todo quedó en silenció y el ambiente se volvió extraño, ella intento reír para asumir que era una broma pero fue incapaz y Rarity dijo que aquello que las demás pensaban. 

—¿Qué quieres decir Rainbow? —Preguntó la chica cruzando los brazos sobre su pecho

—Quiero decir que las he engañado, a todos —Explicó antes de tomar su cabello hacia atrás y luego soltarlo— Dash no existe, yo finjo ser un chico para poder participar en el equipo de la escuela

—Pero... si hasta los profesores los mencionan de manera distinta —Señaló Twilight y Rainbow hizo una media sonrisa pero sin alegría 

—La Directora y subdirectora saben de todo esto, ella me ayudaron bastante para cubrir mi especial situación —Explicó la deportista 

—¿Cómo lo haces con la voz? ¿La actitud? ¿Los hombros y todo? —Insistió incrédula Rarity

—Es un truco que Pinkie me enseñó hace años —Rainbow ahogó un suspiro antes de amarrar su cabello en una cola y cambiar su actitud. Era Dash— Nada difícil después de tantos años 

Un frío silencio se generó nuevamente y Rainbow soltó nuevamente su cabello, se veía agotada, triste y si se miraba detenidamente cualquiera notaba su temblor. 

—¿Por qué nos dices esto? —Finalmente preguntó Fluttershy— ¿Por qué ahora? 

—Porque... —Raimbow bajo la vista antes de tomar una profunda respiración— Necesito saber si en verdad son mis amigas en este momento 

—¿Y si no queríamos saber esto? —Fluttershy se levantó la mirada con sus ojos llenos de lagrimas— ¿Y si solo queríamos estar cerca de uno de ustedes? 

No la dejo responder porque salió huyendo de allí, necesitaba estar sola, quería estar sola y olvidar todo lo ocurrido. Fingir que jamás conoció ni a Dash ni a Rainbow. 

Se sentía humillada y utilizada, había caído en una vil mentira de alguien que fingió ser su amiga. Las lágrimas volvieron a salir y comenzaron a mojar una vez más su mejilla ¿Cuántas veces Rainbow se habrá divertido a costa de ella? ¿Cuantas veces como Dash habrá disfrutado haber hecho caer enamorada a una chica "tonta" como ella sin saber su turbio secreto? 

Porque eso era, estaba enamorada de alguien que no conocía y definitivamente ocultaba más cosas de las que podría esperar. 

Mirando su móvil observó las decenas de mensajes que Rainbow le había escrito pidiendo disculpas de un millón de cosas y de mil formas distintas, siempre diciéndole que entendería si se elajaba pero que entendiera que la quería. 

Acercando su dedo al móvil seleccionó la opción de borrar todo, quizás así podría iniciar de cero y fingir que nada había ocurrido. 

Ni Dash.

Ni Rainbow.

Ni mariposas en el estómago. 

Enamorada de DashDonde viven las historias. Descúbrelo ahora