Capítulo 8

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Capítulo 8: Una casa de dulces

Pinkie Pie no dejaba de saltar por todas la casa mientras sacaba un bocadillo tras otro, ordenaba los muebles, colocaba adornos, llenaba la cascada de chocolate, colocaba las bebidas, las galletas las sacaba del horno para dejarlas sobre la mesa, sacaba los jugos, las bebidas, buscaba vasos, sacaba los dulces... dejando a sus dos amigas mareada.

—Pinkie —Llamó la rubia cerrando los ojos intentando enfocar su vista en la oscuridad de estos y olvidar el huracán que se había vuelto la chica de cabello rosa esponjado—¿No te parece que es suficiente, cariño?

—¿Suficiente? —Preguntó la menor deteniéndose por un momento, mirando a la campesina mientras en sus manos llevaba una bandeja con galleta, platos con dulces en sus brazos y sobre su cabeza un canasto con panes dulces— ¡Claro que no! Aún falta la pizza y las palomitas, debe de haber de todo para que esta la mejor-super-fiesta de la historia de toda la historia

—Pero solo es una pijama Pinkie —Le recordó Dash mientras se apoyaba contra una mesa. Ver a la chica de cabello esponjoso moverse por toda la casa la había mareado— Además no sabemos si ellas van a venir...

—Bueno, se supone que si vendrán. Al fin y al cabo Fluttershy parece muy ansiosa por conocer a los Dash —Aclaró la rubia quien se alejó de Rainbow para que esta no la golpeara como lo había hecho la última vez que le había recordaba aquello— Y no parece ser de las chicas que se canse fácilmente

—Si y eso es un problema —Reclamó la deportista— ¿Qué puedo hacer yo? ¿Decirle que soy una farsa y que está enamorada de una chica? —Alzó la vista y miró a ambas chicas quienes solo cruzaron miradas apenadas— Saben que no es algo que pueda decir a viva voz, me correrían del equipo si alguien se entera de esto

—Bueno hay una manera que... bueno que ella se aleje de ti, pero... —Murmuró la rubia rascando su nuca con su mano izquierda mientras su expresión cambiaba a una más seria, casi aprensiva— Te va a odiar, Dash

**

Fluttershy no paraba de mirar por la ventana. En realidad se encontraba confundida, deseaba conocer a Dash ¡Dios desde aquel día no podía sacarlo de su cabeza! Pero esta vez quería conocerlo de verdad y eso incluía a su peculiar hermana.

Ahogando un suspiro pasó la mano por sus cabellos largos y lisos, en realidad aún no podía encontrar diferencia alguna entre ambos hermanos, al menos no físicamente lo cual estaba comenzando a confundirla. Negó con la cabeza y corrió a recibir a sus amigas que ya pasaban a buscarla; Rarity era la que más había costado de convencer, pero igual estaba arreglada para fiesta de Pinkie, en cuanto a Twilight ella venía igual, solo que traía un libro bajo su brazo escondido bajo su chaleco.

—¿Lista para la fiesta querida? —Preguntó Rarity mientras le dedicaba una sonrisa entre cansada y malhumorada, lo cual no le sorprendía ya que la fiesta sería en casa de Pinkie, donde vivía Rainbow y Dash; siendo este último alguien indeseable para la elegante chica

—Eso creo —Murmuró antes que ambas chicas cruzaran miradas para luego sonreír y tomarla del brazo para que no escapara, cosa que sabía que sin su ayuda lo hubiera hecho si entraba en pánico

**

Les dolía la garganta de tanto reír.

Aquella pijamada había salido mejor de los que todas esperaban, luego de haber llegado y dejar las formalidades, Pinkie se dedicó a alegrar la fiesta con comida, juegos y charlas sin sentidos. Hicieron cosas que quizás jamás hubieran hecho en otra situación pero las demás se veían tan cómodas que llegaban a intentarlo; así fue como Rarity compitió en el juego de la gallinita ciega, Twilight jugó un vídeo juego contra Pinkie Pie, Fluttershy canto y bailo karaoke junto con otras cosas. En realidad se lo estaban pasando de maravillas, inclusive no podía dejar de admitir que Rainbow era mucho más agradable de lo que ella se había hecho la idea, aunque de cierta forma, sentía cierta decepción al no ver jugador de fútbol durante toda la noche.

Enamorada de DashDonde viven las historias. Descúbrelo ahora