Los dos habíamos pasado definitivamente el casting, ambos siendo personajes principales de esa película, yo hacía de Javier, el mejor amigo del protagonista que en ese entonces era Blas, el nombre de su personaje era Tomás.
La historia no tenía mucha más vuelta que dos amigos queriendo cumplir sus sueños como artistas profesionales, realizando giras y demás, ambos músicos. En medio habrían inconvenientes claro, uno de ellos era el triángulo amoroso que se formaría, nadie mencionó nada, ni que personaje aparecería e incluso nos acortaron el guión.
Durante unas semanas trabajamos bien, aunque no charlabamos demasiado como deberíamos, al final nuestros papeles eran muy cercanos.
Tuvimos que quedarnos en una especie de quinta al grabar en otra ciudad, yo compartiendo habitación con Polidori.
Estaba acostado en el suelo de madera mientras Blas estaba afuera sentado en el pasto, él podía preferir estar al exterior que dentro de la tecnología.
Suspiré y lo miré, todo dado vuelta al estar acostado boca arriba, noté su espalda descubierta y pálida, era algo delicada gracias a su anatomía, contrario de mi contextura que era más maciza.
– ¿No tenés frío?
Él me miró sobre su hombro con una sonrisa y negó en silencio, yo le devolví el gesto y me entretuve con mis rulos, más marcados de lo normal.
– No suelo pasar frío fácil.
Lo miré otra vez por la repentina respuesta.
– Me dí cuenta, yo con un buzo sigo teniendo frío.
– Y estás en el piso rey.
Era la primera vez que usaba un apodo comprometedor, siempre lo ví lejano a todo aquello. Sin decir nada me levanté de dónde estaba y me acerqué a él, sentandome a su lado y ganandome una mirada confusa.
– Ahora no, pero sigo teniendo frío y vos en cuero.
– No tengo buzos muy abrigados.
– ¿Y una remera? —soltó una risita nasal— ¿Qué?
– Nada.
Sonreí con nervios.
– Dale tarado. —insistí.
– ¡Nada ya está!
Nos reímos por la situación, en cuanto nuestras risas se detuvieron progresivamente, él siguió viendo el paisaje nublado, yo lo miré.
Siempre fue así con él, los dos en silencio, sus ojos en el exterior y los míos en él. Era difícil no apreciar a Blas, creo que es un poco el efecto de un modelo, están hechos para funcionar como imanes y sólo te centres en ellos y la vestimenta, o cualquier otra cosa publicitaria de ese momento.
Empezó a lloviznar y me apuré en levantarme para entrar, Blas tardó más que yo, pero al final entró y pude cerrar el ventanal.
Después de eso, en toda la tarde ni siquiera hablamos más que temas laborales, hasta caída la noche, que me llamó a su cama para charlar más.
Me miró fijo y habló.
– Yo no hablo mucho, ¿No? —asentí— Perdón.
– No, no, tranqui... —le sonreí— nos conocemos hace muy poco.
– Es curioso igual.
– ¿Cómo?
– La primera vez que nos vimos fue en un colectivo y ahora somos compañeros de trabajo.
Asentí en afirmación a sus palabras, jugando con mis dedos y sin saber que más decir.
– ¿Vos estás bien?
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Nada peculiar
FanfictionJuani siempre fue un chico maduro, tuvo que llegar a esa medida gracias al rechazo momentáneo de su familia, aunque casi nada le importaba la opinión ajena. Cuando creció comenzó a comportarse ciertamente de forma inmadura, él mismo se describía com...