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Hoy era el día donde se grababa el beso, es increíble la cantidad de cosas que pueden ocurrir en tan sólo días, la teoría del caos podría considerarse real ahora.
Me negaba completamente a salir del baño, me sentía muy mal como para grabar la escena con el chico que rechacé y humillé muchas veces, parecía hasta hipócrita para mí.

El día incluso se puso en mi contra, había una lluvia torrencial afuera, se caía el cielo en cualquiera.

Estaba en un cubículo intentando realizar ese ejercicio de respiración que todos conocemos, hasta que tocaron la puerta.

– Gordis... —era Fran— ¿Cómo te sentís?

– No sé Fran.

– No hablaste con Blas.

Sonreí triste.

– ¿Y cómo sabés?

– Sino estarían juntos y tranquilos gordis.

Escuché su risita que me contagió.

– Dale salí de ahí que te doy un abrazo chiqui.

Pasado unos segundos salí del cubículo, y ahí estaba, mi gran pilar los últimos días, la única persona que me escucha, que me hace sentir que vivir todo lo que viví y estoy por vivir vale la pena, porque a base de eso comienza el verdadero esfuerzo.

Es mi "por algo pasan las cosas".

Siempre pude ver el lado positivo de muchas cosas solo, pero me comía la duda de mi existencia entera, cuando Blas me presentó a Francisco para mí fue un milagro aunque al inicio poco me agradaba, y al final siempre fue ese rubio alto que me ayudó a comprenderme, a mí y a Blas.

Fran estaba con los brazos abiertos y una enorme sonrisa, como siempre, claramente me acerqué a él para hundirme en sus brazos, sintiéndome cálido otra vez.

Blas no fue el único que gritaba la palabra "casa" para mí, o mejor dicho "hogar", en el tiempo hice amigos como Fran que también me contenían lo necesario, que me daban la atención que poco recibí en años.

– Tené miedo, angustia, llora si querés... —habló bajo— son cosas que están bien y te ayudan.

– Gracias Fran, posta.

Sus brazos me apretaron levemente mostrando más apoyo del que ya daba, nos separamos después de unos pocos segundos y nos miramos, él me agarró de las manos.

– Ahora vos andá, hace la escena, dalo todo —los dos reímos— después de esto haces lo que quieras.

Asentí y exhalé.

– Yo ya me voy, ¿Sabés? —otra vez asentí— igual sabés que mi celular está para que me llames, cualquier cosita...

– Gracias otra vez, enserio me ayudaste mucho.

Francisco me dió un último abrazo y se retiró regalandome una mirada con cariño.

Después de toda esa escena me lavé el rostro y salí decidido a hacer la escena, eso hasta que ví a Blas parado en medio del set, mirando al piso con la misma expresión de ese día, de decepción, en cuanto cruzamos miradas relamió sus labios y me sonrió de lado, pero no era una sonrisa forzada, por más pequeña que todos la vean, a mis ojos era una bella sonrisa cargada de amor, amor que no se había ido aún cuando era lo que correspondía.

Sabía que después de ésta escena el rodaje finalizaba, y posterior a ese fin yo me despediría de todos, de la gente que me acompañó en el set, productores, directores, el personal encargado del maquillaje, Rafa, Fran, Blas.

Después de esa escena una etapa de mi vida se iba a cerrar por completo, y conociendo mi personalidad, se cerraría para siempre incluso sin dejar recuerdos disponibles, la nostalgia no estaría permitida cuando todo termine, nada, enterraría todo y a todos para siempre.

Nada peculiar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora