No estaba concentrada en la partida que estaba jugando contra Reid, en un intento por dejar de pensar en el caso había empezado a observarlo mientras pensaba las jugadas. Después de observarlo unos minutos había podido averiguar unas cuantas cosas, como que siempre levantaba la ceja izquierda cuando pensaba y que movía los dedos de la mano derecha cuando estaba nervioso. Parecía una puta acosadora pero me daba un poco igual, por fin tenía la oportunidad de observarlo sin que nadie me mirara raro.
- Alice... ¿te pasa algo? - me preguntó Spencer cogiéndome de la mano. Creo que lo había hecho sin pensar porque la apartó cuando lo miré un poco abrumada.
- No... Solo estaba pensando - le dije con una forzada sonrisa.
- Te olvidas de que soy criminólogo. Además, mentir no es lo tuyo. Algo muy extraño teniendo en cuenta que eres actriz y que en tu informe...
¿Es políticamente incorrecto quedarte mirando a alguien como una tonta mientras te esta hablando?
Yo siempre he pensado que si pero no podía evitarlo en este momento. Creo que estaba empezando a sospechar que no estaba atenta a él y menos a la partida, así que tuve que mover una pieza al azar sin pensarlo mucho.
- Jaque - dije a la vez que apartaba la vista de él. Spencer miró el tablero unos segundos y me sonrió, después tiró las piezas que quedaban en el tablero y se levantó. Me tendió la mano y yo se la cogí intrigada por lo que iba a hacer.
- Se que no estas prestando atención a la partida... En las últimas dos me ganaste sin problemas y esa jugada ha sido un error demasiado tonto, en tres movimientos te hubiera ganado - me dijo a la vez que me arrastraba poco a poco fuera del edificio - No te lo he dicho antes pero me alegro mucho de estar aquí, de volver a verte.
Siguió arrastrándome hasta que llegamos a un pequeño café llamado "Verdad absoluta". Al entrar una mezcla de café y libros viejos inundó mis fosas nasales. Las paredes blancas estaban adornadas con un montón de fotos de gente que a su manera había cambiado el mundo con sus aportes, desde científicos como Einstein hasta escritores como Jane Austen. Únicamente cinco mesas adornaban la pequeña estancia y acompañaban a la pequeña barra, y al fondo una gigantesca estantería de libros que parecía acaparar toda la atención.
En la barra se encontraba un hombre mayor con gafas que tenia pinta de ser el dueño al ser la única persona en el local. Estaba leyendo la Divina Comedia de Dante pero cerró el libro nada más ver a Spencer entrando al local seguido de mi.
- Cuanto tiempo sin verte Reid. ¿Y esta jovencita? Tu madre me dijo que tuviste un problema en un caso hace poco, me alegra que estés bien - dijo el hombre a la vez que le daba una palmadita en el hombro.
-Esta es mi amiga Alice. Alice, este es Jeremy, el amor de infancia de mi madre y su único amigo - me dijo señalándome a aquel hombre de aspecto agradable.
- ¿Y que te trae por aquí? Hace tiempo que no te pasas por aquí aunque sé que por tu trabajo te es difícil hacerlo.
- Quería enseñarle esto. Es increíble, hacia tiempo que no conocía a alguien tan fascinante como ella. ¿Me disculpais? Tengo que ir al aseo un momento - dijo Spencer a la vez que se alejaba de nosotros.
- Es extraño su comportamiento, parece que le importas de verdad - me dijo Jeremy con una sonrisa antes de volver con su libro.
Aproveché para examinar un poco la estantería. Parecía que estaba ordenada escrupulosamente por temáticas y después por autores en orden alfabético. Los temas no estaban indicados por lo que tenían que reducirse a partir de los autores que componían el conjunto de libros. Al examinar una serie de libros de Agatha Christie me percaté de que todos los libros también estaban ordenados por fecha de publicación excepto porque un libro de Shakespeare estaba mal colocado. Lo cogí para ponerlo en su sitio cuando escuché un crujido y la estantería se abrió por la mitad dejando al descubierto una sala secreta repleta de estanterías.
