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Martes 09 de febrero.

—Las casillas para entrar a un taller están listas, así que podemos inscribirnos cuando queramos —informó Soobin mientras leía con atención cada recuadro, volteo hacia su mejor amigo e hizo una expresión fastidiada cuando lo encontró metido en su teléfono, sin prestarle atención.

—¿Taehyun?

—¿Mmh?

—¿Irás a visitar al dragón de Lady Gaga conmigo?

—Por supuesto, dime la hora y mándame la ubicación por kakao.

El omega bufó furioso y se acercó a él empujándole el hombro.

—¡Púdrete Kang! —A paso rápido se alejó por el pasillo dejando a su amigo descolocado.

Taehyun dejó de mirar el teléfono para ver hacia la dirección por donde había desaparecido el omega, negando para sí mismo respondió la llamada entrante que le fue llegada.

—¡Me mentiste! ¡Dijiste que te quedaste en la biblioteca hasta tarde y resulta que andabas en un centro comercial con una puta! ¡¿Cómo puedes hacerme eso?!

—Eso no fue así, sí me quedé en la biblioteca, pero al final el chico con el que me estoy hospedando me ofreció ir por un café porque no había comido nada en toda la tarde —intentó explicar, aunque sabía que era inútil, cuando a Sana se le metía una idea, nada ni nadie se la sacaba.

Su novia le comenzó a decir cosas de las cuales no escuchó en su mayoría, porque a lo lejos notó que Beongyu se acercaba corriendo hacia él, robándole la atención. Cuando el omega peli azul le habló, quiso tapar la bocina del teléfono en un intento inútil porque Sana no le escuchara.

—¿Te apuntas para ir al karaoke esta tarde, Taehyunnnie? Niki y Jake ya confirmaron su asistencia, así que nada más faltas tú — Beomgyu le sonrió cálido esperando una respuesta. El alfa le hizo una señal con las manos y Beomgyu captó el mensaje, dejando que finalizará su llamada.

—¿Quién es ese?

—Escucha Sana, te quiero ¿Bien? Pero tu desconfianza y reclamos me están exprimiendo todos los ánimos —contestó lo más bajo posible—. Eres mi novia, no mi madre. Hay cosas que no hago por respeto a ti, pero eso no significa que te aprovecharás de ello e intentarás manejarme a tu antojó. Me gustaste por la forma en la que eras, más sin embargo me siento en una cárcel por la forma en que eres ahora.

Sin esperar una respuesta, cortó la llamada y se giró a Beomgyu, este le esperaba a unos metros.

—¿Todo bien, Tae? —el alfa asintió—. ¿Era la omega de la que me contaste? —inquirió ante la expresión estresada del otro.

Taehyun exhalo, sonriendo de una manera extraña y negó.

—¿Karaoke hoy en la tarde? Me apuntó.

(...)

Kim Soobin era como una insignificante hormiga en un lugar como la universidad de Yonsei, encontrarlo ahí sería imposible. Claro, no para Choi Yeonjun con su perfecto olfato y su lista de horarios.

Cuando lo vislumbró caminar por el pasillo con sus manitos hecha puños y un mohín en su rostro, no se tentó para detenerlo atravesándolo en su camino, al mismo tiempo que la mirada de los estudiantes presentes se posaban en ambos.

—¿Yeonjun? ¿Qué haces aquí? Está no es tu facultad —preguntó el omega después de su sorpresa, el Delta lo había frenado topando su mano contra su frente.

—Ayer al finalizar el día me dijiste que no pudiste escapar para comer ya que todas las clases fueron importantes, también dijiste que sí te podía comprar el almuerzo.

—Y me respondiste que no porque para eso desayunaba en casa —comentó cruzando los brazos.

Choi viró los ojos y ladeó su mochila para sacar un recipiente transparente que obviamente contenía comida. Lo analizó unos segundos y se lo extendió al omega, sin mirarle al rostro, incómodo.

—Bibimbap, por favor come todo.

Soobin recibió lo dado con ambas manos y se inclinó agradecido, Yeonjun le asintió a punto de girarse, siendo detenido por el omega.

—¿En serio lo compraste o lo hiciste tú? —preguntó evitando su huida—. ¿Por eso me pediste que me adelantara en la mañana?

Yeonjun hizo una mueca con los labios mirando lentamente a su alrededor en busca de una respuesta.

—No, lo compré —murmuró entrecerrando los ojos, sin querer encarar al bajito.

El omega sonrió y apretó el tupper entre sus brazos pegándolo a su pecho.

—No te creo, pero fingiré que sí. Te veo en la salida Yeonjun —se despidió contento, girando sobre su eje para ir directo a su salón de clases.

Ya había olvidado por completo su mal humor causado por la ausencia de su mejor amigo, ahora sólo pensaba en que quería que su hambre llegará pronto para comer lo dado por el Delta.

Estando en la esquina del pasillo a punto de llegar a su salón, Soobin se detuvo en seco sólo para levantar la tapa del recipiente y oler su contenido.

—Huele tan bien que no creo poder aguantar más —murmuró haciendo un puchero y frunciendo el ceño.

Siguió con su camino y justo cuando estaba por dar un paso dentro del aula, un pie lo hizo caer al suelo, haciendo que su tupper se destapara y la comida cayera en su mayoría al piso.

—¿¡Qué te pasa Eunha !? ¡No debiste hacerle eso a Soobin!

Hyojong se acercó rápidamente para ayudarle a levantarse, al hacerlo, el rubio se quedó mirando su recipiente tirado sobre el suelo. Sus ojos se llenaron de lágrimas en un instante.

—Sabíamos que esto pasaría si se convertía en novio de Choi —escuchó murmurar a su compañera Yerin.

Con que eso era.

Entonces la tristeza se convirtió en enojo cuando Eunha se acercó a él, mirándole cómo si no fuera nada.

—Deberías tener cuidado, cielo, el piso a estás horas está resbaloso.

—Kim —advirtió al alfa presente.

Soobin sin hacerle caso a ninguno de los dos, se inclinó para recoger la comida que el Delta le había preparado, importando poco que lo hiciera directamente con sus manos. Cuando terminó, se enderezó y miró a Eunha con una sonrisa torcida, acercándose a ella.

—En este lugar, la única resbalosa eres tú —susurró al estar frente a frente.

Los pocos estudiantes que se encontraban ahí, jadearon impresionados al ver cómo Soobin batía la comida en la cabeza de la chica sin consideración alguna.

—¡Idiota! —exclamó la omega, pero el rubio ni se inmutó, salió del salón ajustando la correa de su mochila.

Al estar lo suficientemente lejos del caos que había sucedido, se detuvo en seco mientras sus orbes se volvían a inundar. Miró sus manos abatido y suspiró entrecortado para evitar el llanto.

—Yeonjun había preparado esto para mí...

Sour and Sweet // YeonbinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora