15. Decepcióname lentamente.

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Alec Benjamin - Let Me Down Slowly (0:23 - 1:19)

Regina se levanta y yo me quedo donde estoy, observando como mi prima estudia al niño con atención y tarda solo unos segundos en soltar una risa, con la cabeza echada de forma ligera hacia atrás y una mano cubriendo sus labios.

El niño se acerca a dónde estoy, mirando con cierto recelo a Regina, quien no deja de mirarlo.

—¿Quién es ella?

Se pasa una mano por sus ojos y suelta un pequeño bostezo.

Los tacones de Regina resuenan cuando ella se acerca.

—Mi prima.

—Soy Regina. ¿Cómo te llamas?

No ofrece su mano al niño y su sonrisa está lejos de ser amistosa. Puedo ver los engranajes de su cabeza moviéndose, pensando en cómo podría utilizar esta información a su favor.

—Theo.

Le pregunta si es diminutivo de Theodore y el niño responde que sí.

—Interesante. Tu nombre significa regalo de Dios y ya puedo imaginar cómo sería tu sepulcro en el cementerio familiar, si tan solo fueras un Black, pero no lo es, ¿cierto? Lo cual hace que su nombre sea bastante irónico.

Muevo la cabeza de izquierda a derecha.

No necesita una confirmación y casi me siento tentada a preguntar que le hizo saber que el niño no es mío.

—No. No es mi hijo.

Regina vuelve a mirar al niño y después deja caer sus fríos ojos grises en mí, pero no dice nada.

—¿Mamá?

Aprieto mi mandíbula e intento mantener a raya mi mal humor para no desquitar todo mi malestar en él.

¿Por qué tiene que existir?

Todo sería más fácil para mí sin su existencia.

Intento, de verdad que lo hago, el no odiarlo, pero me resulta tan difícil. Cada día este malestar hacia él va en aumento. No sé si debe a la ausencia de Joseph y que al no estar presente vuelco todo lo malo que siento hacia él, en su hijo, quien es su versión en miniatura al menos en lo físico y quién sabe, tal vez al crecer será igual que su padre. ¿No dicen que la manzana nunca cae lejos del árbol?

Tal vez le harías un favor al mundo si lo desapareces —me grita la parte Black que intento mantener a raya.

—¿Mamá?

—No soy tu mamá —le digo.

Ya he perdido la cuenta de las veces que le he dicho aquello y él simplemente me ignora.

Cubro mi cara con mis manos y reprimo el grito que quiere salir de mi garganta.

—¿De qué hablas, prima? Él es tu hijo.

Levanto la cabeza de forma brusca y miro a Regina, quien no me está mirando a mí, si no al niño.

—¿De qué estás hablando?

—¿Cómo no lo ves? Él es tu oportunidad contra la abuela —me explica, aunque yo sigo sin entender a qué se refiere—. Puedes hacerle creer que este niño te importa, que lo que sea que hayas hecho, lo hiciste para proteger a este niño. Qué es por él que quieres vender esas acciones cuanto antes y dejar la familia. Déjale creer que este niño es tu debilidad, y, ¿sabes cuál es la mejor parte? Que no te va afectar lo que ella quiera hacer contra ti, porque no lo es. Él no te importa y tampoco te importan las amenazas que te hagan.

Hide and SeekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora