21. Ya hemos estado aquí antes.

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Harry Styles - Sign of the times

Cuando todo lo de Joseph me explotó en la cara, Incluso antes de su accidente, había vivido tanto tiempo en aquel círculo del infierno a su lado, privada de libertad y de cualquier cosa que deseara, que me cegué por la desesperación de salir de ahí, igual a como me cegué en mi necesidad de dejar a mi familia y por eso elegí a Joseph.

He dado vueltas en el mismo círculo. Una y otra vez he cometido los mismos jodidos errores. Estaba tan acostumbrada a ellos que ni siquiera me di cuenta de lo que estaba sucediendo hasta que ya era tarde.

Me equivoqué al buscar amor en Joseph y me volví a equivocar pensando que podría conseguir libertad y encontrarme a mí misma al regresar con mi familia.

Había pasado tanto tiempo lejos de ellos que dejé de verlos como en realidad eran y empecé a idealizarlos, a crear imágenes en mi mente de como quería que sean. Evadí los recuerdos malos y amargos y disfracé el resto como algo bueno porque pensé que ellos eran mi salvación, la respuesta a eso que llevaba tiempo buscando y anhelando.

Oh, que equivocada estaba.

Tan jodidamente equivocada.

—Deja tu teléfono ahí, Minerva —me indica mi abuela.

En su escritorio puedo ver los teléfonos del resto de los miembros de esta familia, alineados con su nombre frente al dispositivo.

Ahí está el teléfono de Morgana el cual utilizó para llamarme.

—¿Necesitas algo más, abuela?

Sonríe.

Y me indica que me siente, pero niego con la cabeza, decidiendo mantenerme de pie al igual que ella, que deja caer sus manos sobre su escritorio con delicadeza, apoyando su peso en ellas y mirándome fijamente.

—Pensé que podíamos hablar.

Hay algo en su tono bajo y lleno de condescendencia que me eriza los bellos de la nuca.

—Por supuesto.

La veo moverse y rodear el escritorio, sin dejar de sonreír en ningún momento, lo cual es extraño.

No creo recordar un momento en dónde la haya visto sonreír tanto.

—Sabes, Minerva, no llegué hasta aquí por ser ingenua o tonta. Mucho menos por confiar en lo primero que me dicen, debes saber que cuando hago una pregunta, es porque ya tengo la respuesta. No soy idiota y odio que piensen o me traten como si lo fuera. Este imperio, todo lo que somos y seremos, es por mí, niña. Todo es por mí. Siempre. Lo sabes. ¿Verdad?

—Por supuesto.

No me gusta hacia donde se dirige está conversación.

—Entonces, ¿por qué creíste que podías engañarme? Y no intentes negarlo, ahórranos el valioso tiempo. Dime, ¿por qué pensaste que podías mentirme a la cara y salir impune?

—¿Qué?

Mi abuela nació para liderar.

Su presencia tiene el poder de cambiar la dinámica en una sala de juntas, y la forma en que se construye la narrativa de sus discursos es simplemente asombrosa. Puede estar hablando de los últimos avances de Astra o los negocios de Black and Company, y aun así hacer que parezca comprensible para todas las mentes sin simplificarlo demasiado o quitarle su magia.

Y esta mañana no es la excepción.

—¿Recuerdas cuando viniste aquí a presentarnos a tu esposo? —pregunta, aunque en realidad no espera ninguna respuesta de mi parte— ¿En serio creías que no sabíamos nada de él? Vamos, Minerva. ¿No nos conoces en absoluto? Sabíamos hasta cuál fue el primer diente de leche que perdió. Sabíamos todo.

Hide and SeekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora