Alec Benjamin - Devil Doesn't Bargain (0:09 - 0:56)
El viaje hacia la mansión familiar se vuelve eterno, y una vez que el auto se acerca a la gran puerta de hierro forjado de la mansión Black, siento la familiar punzada de inquietud en la boca de mi estómago, que solo va en aumento al notar como la mansión se alza amenazadoramente mostrando su oscura fachada que no hace más que reflejar la atmósfera lúgubre que parece rodearla.
Me bajo del auto y camino hacia la puerta, que se abre sin que yo tenga que llamar y al entrar al gran vestíbulo, la anticipación llena el aire. Se puede escuchar los leves golpeteos de tacones contra el piso, cristalería y susurros molestos que resuenan en la habitación cercana.
Camino siguiendo al mayordomo hasta la sala de estar donde se suele llevar estás reuniones y al entrar, todos los presentes se giran a mirarme, con miradas llenas de desconfianza y curiosidad.
La tensión en la sala es palpable.
—Me alegra que puedas unirte a nosotros —dice Gaia, casi con burla y haciendo girar una copa de vino tinto en su mano.
Sus ojos me estudian mientras avanzo por la habitación.
—No es como si tuviera muchas opciones —respondo—. Sobre todo, después de enterarme por medio de un noticiero sobre la muerte de mi padre.
—También murió tu madre, el chófer y la amante de tu padre —agrega Ulises.
Me deslizo en un asiento a la izquierda de Casandra y creo ver de soslayo una sonrisa aparecer en los labios de Regina, y puedo escuchar a Killian reírse de forma abierta.
—Pero no te preocupes, tu madre sabía sobre la amante, era un trato que tenían entre ellos. A tu madre le gustaba ver y a tu padre acostarse con muchas mujeres diferentes —explica Killian, aunque yo no pedí ninguna explicación.
Ella no era mi madre —casi le digo.
Estoy cansada que me impongan cosas y personas en mi vida. Que digan lo que quieren que haga, sienta y piense y tener que aceptarlo sin quejas.
Mis pensamientos son interrumpidos por la llegada de Morgana.
—¿Por qué estamos aquí? —pregunta.
Ulises se levanta del sofá donde estaba sentado y le sede su puesto.
—El tío Hermes murió —responde Casandra.
—Eso no responde mi pregunta. ¿Qué me importa a mí si él murió? Ya está muerto, la vida sigue.
Regina tararea en señal de afirmación.
—Eso fue justamente lo que yo dije.
Por supuesto que no les importa que mi padre haya muerto, no puedo culparlos, si hay un culpable serían los abuelos e incluso nuestros padres por seguir el legado de los suyos.
Porque los abuelos nos hicieron así, competitivos y egoístas, que solo nos importen nuestros intereses y ver a cada miembro de la familia como un rival, como piezas de ajedrez que debemos eliminar.
Bueno, al menos los demás son así, yo intenté serlo, pero nunca lo conseguí del todo y ellos se burlaban por mi "corazón sangrante".
—Los abuelos nos pidieron venir —comenta Casandra y luego gira su rostro hacia mí—. ¿Cómo estás, Minerva?
No esperaba que alguien me llegara a preguntar eso y la verdad es que ni siquiera sé cómo estoy. Creo que me encuentro en shock, que aún no proceso del todo que mi padre y su esposa hayan muerto y de la manera en que murieron.
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Hide and Seek
RomansaMinerva, finge estar casada con su nuevo vecino, para poder recuperar la vida que perdió al desafiar a su familia. **** El mismo día que su esposo abusivo le entrega los papeles del divorcio, él sufre un accidente y queda en coma. Lo cual desencaden...