Taylor Swift - Would've, Could've, Should've (0:31 - 1:31)
Dejo el ensayo sobre su escritorio, sintiéndome algo cohibida por la forma en que sus ojos no han dejado de observarme desde que entré en su oficina. Recorriendo cada parte de mí y deteniéndose en mi rostro.
Creo que mi incomodidad viene porque no estoy acostumbrada a ser vista, suelo ser alguien que pasa desapercibida.
—Gracias por recibir mi trabajo —le digo y me aclaro la garganta—. Lamento haber llegado tarde, le prometo que no volverá a suceder.
No responde, me da una última mirada con ojos entrecerrados y toma el ensayo en su mano, pasa las hojas sin leerlo y lo vuelve a dejar sobre el escritorio, para tomar un resaltador y ahora sí revisarlo.
—Espere un momento mientras lo reviso —me dice.
No esperaba que lo revise ahora y mi ansiedad empieza a aumentar.
Muerdo mi labio e intento concentrarme en algo más para evitar empezar a hiperventilar, mis ojos se centran en los libros que hay en un pequeño librero a mi izquierda. Hay tomos interesantes de libros y uno en particular llama mi atención, casi sin darme cuenta, me levanto de la silla y me paro frente al librero, pasando mis dedos por el vidrio frente aquel libro.
Tan sumida estoy observando los libros, que no noto la presencia de mi profesor, hasta que está a centímetros de mí y su aroma me golpea con fuerza.
—¿Lo has leído? —me pregunta.
Parpadeo y tarareo una negativa.
—Quería, pero todavía no lo he conseguido —respondo.
Lo pedí en la biblioteca del campus y estoy esperando a que lo consigan, pero están tardando más de lo previsto.
Me sonríe y se mueve para abrir el librero, saca el libro y lo extiende en mi dirección.
—Oh, no, no es necesario.
—Está bien —me dice con voz suave y de forma amable—. Solo promete que lo cuidaras. Es uno de mis favoritos.
Me encuentro devolviéndole la sonrisa.
—Lo prometo.
Desde su accidente, me he estado preguntando si nuestra historia habría sido diferente si yo no me hubiera equivocado de aula, si hubiera estado a tiempo en la clase.
Pero conociéndolo, pienso que él encontraría la manera, porque como he dicho, él era un carroñero y yo carne fresca.
—¡Mamá! —grita el niño apenas y Sabrina abre la puerta de su apartamento. Corre hacia mí y se abraza a mis piernas con fuerza. Tenso la mandíbula y no bajo la mirada hacia él, manteniéndola fija en un punto inexistente frente a mí—. Pensé que te habías olvidado de mí.
Ojalá pudiera —quiero decirle—. Ojalá pudiera dejarte a un lado.
Pero no soy tan cruel como para hacer aquello.
—Gracias por cuidarlo —le digo a Sabrina.
Ella me sonríe y dice que no es nada.
—Es un niño adorable y muy inteligente. Nos divertimos mucho. ¿Verdad, Theo?
—¡Sí! Pintamos, vimos películas e hicimos un... ¿Cómo se llama eso?
—Un fuerte.
El niño permanece con un brazo alrededor de mis piernas como si temiera que yo desaparezca.
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Hide and Seek
RomansaMinerva, finge estar casada con su nuevo vecino, para poder recuperar la vida que perdió al desafiar a su familia. **** El mismo día que su esposo abusivo le entrega los papeles del divorcio, él sufre un accidente y queda en coma. Lo cual desencaden...