1. El chico del pantano.

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El arrepentimiento llega a él cuando anuncian por el comunicador que se aproxima la lluvia ácida, sin recursos y en medio del bosque no le queda de otra que apresurarse si quiere seguir manteniendo sus tres vidas intactas.

Un mensaje de su equipo hace vibrar el comunicador, pero el sonido de huesos y la flecha que se incrusta junto a él no le da tiempo a revisar, comienza a correr cuando más flechas pasan volando a su alrededor. 

No se detiene a correr pues su espada está rota y no planea arriesgarse a morir estúpidamente por la lluvia ácida. De pronto siente una punzada de dolor en su hombro derecho, retoma el paso al divisar la zona desértica a tan solo unos kilómetros de distancia, tan solo unos segundos más tarde siente otra flecha impactar contra su pierna.

La mente del oso piensa en mil posibilidades, el frío aturde sus movimientos, no ha comido en todo el día y ahora pierde sangre con cada movimiento brusco, la lluvia está por caer y los esqueletos lo persiguen, está lejos de su refugio y no ha podido comunicarse con su equipo. El oso lo sabe, está jodido.

Sin embargo su determinación y orgullo son más fuertes, continúa avanzando a paso rápido, soltando quejidos por su pierna herida. La poca luz de la luna le permite ver apenas un poco del camino, todo sucede tan rápido que ya es muy tarde cuando se da cuenta que está rodeado de mobs. 

Maldice por lo bajo, frustrado de que todo le salga mal, saca su pico para intentar dar pelea, logra derrotar a dos zombies y se deshace rápidamente de un Creeper. Lo complicado llega cuando dos arañas lo rodean y los esqueletos le apuntan con sus arcos dispuestos a disparar. 

Gruñe cuando sabe que está por morir, pero no se da por vencido, da la vuelta y trata de despistar a los esqueletos mientras lucha con las arañas, no mira por donde pisa y tropieca con la raíz de un árbol, cae hacia tras, soltando un quejido ronco cuando la flecha en su pierna se entierra un poco más. 

Su visión se nubla un momento, rápidamente intenta levantarse pero un mareo lo hace caer de vuelta. Pasan unos segundos que él sabe perfectamente que le habrían costado la vida, por eso mismo cuando se recupera mira con desconfianza a su alrededor, una figura delgada capta su atención de inmediato.

Alguien pelea con los mobs que estuvieron a punto de matarlo, sus movimientos son torpes y descuidados, es inexperto y lento, aún así logra vencer a las arañas y esqueletos que perseguían al híbrido.

Se acerca con pasos algo tímidos, cuando está más cerca Spreen logra ver su rostro, es el chico raro del pantano, aquel imbécil que perdió su primera vida por culpa de un Zombi.

—¿Estás bien? —es lo primero que pregunta, su voz chillona saca a Spreen del trance en el que estaba por la pérdida de sangre y la ironía de ser salvado por un novato. 

—Vos que creés, capo. —responde sarcástico, girando los ojos y levantándose del piso con dificultad, sin aceptar la ayuda del recién llegado.

—¿Tienes refugio? La lluvia ácida caerá en cualquier momento —ignora la cortante respuesta del argentino y se enfoca en el extraño pero afortunado hecho de que no ha llovido aún. 

Spreen lo piensa un poco, sabe que no llegará con su equipo ni en un millón de años estando tan debilitado, sin olvidar que carece de tiempo extra.

Niega ante la pregunta del más bajo, quién sonríe en respuesta y le indica que lo siga lo más rápido que pueda. 

No le queda otra que obedecer al de lentes, llegando a un pantano, que para sorpresa del oso, es un buen refugio. 

Entran a la casa del chico, este se apresura a traer una pequeña caja que funciona como botiquín de emergencia, el oso se sienta en una silla y tira al suelo la mochila con minerales que cargaba en la espalda, se dedica a observar la vivienda del castaño.

El chico del pantano | Spruan | Mc Extremo 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora