El castaño abre los ojos, sintiendo el dolor de golpe, mueve sus ojos recorriendo el lugar; lo reconoce, es el refugio del team vacío legal; es la casa de Spreen.
Intenta moverse pero el dolor no se lo permite, un ruidito lastimero sale de él.
Alguien se acerca al escucharlo, tiene un gesto preocupado pero sonriente, —Juan, despertaste, que gusto me da —dice sincero Missa—. Iré a avisarle a Spreen, no te muevas.Al cabo de unos minutos regresa con el oso,
—Gafotas...Juan sonríe como puede, transmitiéndole tranquilidad.
—¡Juan! ¿Cómo te sientes, carnal? Nos diste un sustote, creímos que no despertarías. —suelta quackity, que va llegando de pescar.
—¿Qué? —pregunta cuando ve que Spreen y Missa lo miran mal.
—Nos diste un gran susto, estuviste dormido por dos días. —explica Missa, amable—. Déjame revisarte para asegurarme de que estés sanando bien.
Quita el parche de gasas en el abdomen del castaño, los puntos siguen intactos y limpios, Missa pasa un algodón con agua para mantenerlo así.
Quita la venda de su cuello con algunas muecas de dolor de parte de Juan.La sutura se ve mal hecha, pero funciona y Missa queda conforme con eso, moja un algodón en agua y pasa delicadamente por la piel del castaño.
—¿Cómo te sientes, Juan? —pregunta el de cabello largo, preocupado por este. El castaño levanta el pulgar hacia arriba, mintiendo un poco.
—Tenemos medicamentos para el dolor pero son pastillas, necesitarás tomarlas y no sé si eso sea buena idea, podría... —deja de parlotear cuando Juan hace una seña de escribir, Quackity le pasa una pequeña libreta y un bolígrafo.
Con manos algo temblorosas empieza a escribir bajo la mirada atenta de todos los presentes.
«Unguento»
Missa lo piensa un segundo, no tiene la menor idea de cómo hacerlo pero podría preguntarle a Pol o...
Juan detiene sus pensamientos cuando vuelve a escribir con mala letra: «puedo hacerlo»
—No —sentencia Spreen de inmediato, disgustado por la idea de Juan trabajando en ese estado.
—Si me dices los ingredientes podría intentar conseguirlos —ofrece el mexicano, dispuesto a aprender herbolaria por el colombiano.
El castaño lo hace, enlistando como puede las hierbas y plantas que necesitarán.
Al final de la lista escribe en letras grandes y con la misma caligrafía sucia: «ZORMAN»Spreen recuerda al de bata, y el primer día cuando Juan le mencionó que un amigo le llevaba plantas y medicinas, él puede conseguir lo que Juan necesita.
Pero...
—¿Dónde vive Zorman?—Roier debe saber —informa el pato, llevando a Spreen hasta la montaña del dúo de mexicanos que viven ahí.
—¡Roier! ¡Sal! —el de gorro toca impacientemente la puerta, con el argentino a un lado, más estresado que él.
—¡Abrí la puta puerta pelotudo!
—¡Van! —gritan desde adentro—. ¡Que onda mien! ¿Cómo andan? —los recibe un chico alto de anteojos y postura relajada.
—¿Y Roier? —pregunta Quackity, asomándose detrás de El Mariana.
—Quién sabe mien, salió en la mañana y no lo he vuelto a ver, ¿ocupan algo?
—¿Sabes dónde vive Zorman? —interroga el pato, inquieto.
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El chico del pantano | Spruan | Mc Extremo 1
FanfictionUna isla distópica dónde cuentan con 3 vidas y tienen que luchar por sobrevivir. O... Dónde Spreen termina herido después de ir a minar y un chico de lentes lo ayuda, el amor va fluyendo entre ellos sin darse cuenta pero en un mundo así, el amor s...