El Vuelo de las Mariposas de Ébano

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En el crepúsculo sombrío y sereno,
mariposas de ébano alzan su vuelo,
sus alas frágiles, un triste reflejo,
de sueños marchitos y un amor ajeno.

Bailan en la penumbra nocturna,
sus sombras danzan con pesar sincero,
cargando en sus alas la pena más hura,
de un destino incierto y un alma sin dueño.

Las mariposas, con sus alas negras,
buscan la luz que les fue arrebatada,
en su vuelo errante, el dolor congregan,
y su tristeza es como lluvia salada.

¿Qué pena oculta en sus corazones,
qué amor perdido las tiene cautivas?
Sus siluetas danzan entre ilusiones,
sus lágrimas negras, el alma esquiva.

Las noches las abrazan con ternura,
pero el vacío les roba la calma,
su vuelo es un poema sin censura,
una triste melodía sin alma.

Oh, mariposas de ébano doliente,
vuestra triste danza, un lamento eterno,
como suspiros que el viento desmiente,
lloráis en silencio vuestro invierno.

En el atardecer de la soledad,
las mariposas danzan con amargura,
cargando en sus alas su ansiedad,
y el vuelo triste deja huella oscura.

El ébano de sus alas, un misterio,
una metáfora de dolor profundo,
en su vuelo danzan con cautiverio,
un amor perdido, un corazón inmundo.

Las mariposas de ébano vuelan,
en el oscuro cielo de la tristeza,
su danza eterna, un eco que recela,
la añoranza de un amor sin certeza.

Y en el vuelo de las mariposas negras,
se funden lágrimas y sombras quietas,
en su danza triste, en noches austeras,
lloran silente el amor que no sujeta.

Resonancias del SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora