𝘓𝘢 𝘧𝘪𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘵𝘦𝘳𝘮𝘪𝘯ó

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Después de terminar el entrenamiento de Enzo volvieron a casa, algunos compañeros de Enzo se acercaron a conocer a la pequeña y aunque a Enzo no le agradaba la idea terminó ignorándolos, había sido un día largo para ambos. Una vez sentir de la casa Olivia se acercaba a la nevera para sacar algo de comer.

–Wow espera ahí, no toques nada–la detuvo el azabache.

–Pero tengo hambre quiero comer algo, ¿tienes gelatina??–pregunto feliz.

–Claro que no, hoy toca hidratos de carbono, proporción veinte veinte sesenta–saco varios recipientes para poder comer.

–¿Qué cosa?, Yo quiero gelatina–volvió a abrir el refrigerador para buscar la gelatina, pero el morocho lo cerró de nuevo.

–Dije que no tocaras nada, dejas tus huellas por todas partes, además no pienso darte azúcar así nada más, en esta casa no se come azúcar

–¡Pero a los niños nos encanta el azúcar, y cuánto más mejor! –explico la infanta

–Pues mi padre nunca me daba azúcar–

–Por eso nunca sonríes verdad??...pobre. –dijo tristemente mirando a su padre, aunque en realidad la voz triste que le brindó fue complemento de su sonrisa burlona que hicieron enojar al tatuado y la saco a empujones de la cocina.

Una montaña de espaguetis cubrían su rostro, era demasiado para ella y mientras el otro devoraba los espaguetis, su apetito se había marchado de solo ver tanta comida.

–Vamos come antes de que se enfríen–dijo el azabache al mirar a la niña no comer nada del plato.

–Es que me has servido demasiado–

–Tienes que comer mucho si quieres llegar a los profesionales–una mancha de salsa estaba en la parte del labio inferior del azabache.

–Tienes algo. Aquí­– La pequeña se acercó con una servilleta y limpio la salsa de tomate que tenía, el morocho se sorprendió por la acción de la pequeña.

–Oh..gracias..bueno yo, iré a lavar los platos, tu quédate y termina tu comida de acuerdo?

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Ambos se preparaban para dormir un rato, aunque fuera mediodía, ambos tenían que descansar para la apertura del club de Enzo, el adulto acomodaba el sillón con algunas almohadas y cobijas para la menor, mientras ella abrazaba a su muñeca.

–Bien, es hora de dormir–

–Espera! ¿¿No vas a contarme un cuento??–

–No!, Ahora vete a dormir Olivia no estoy para contar cuentos–

–Pero si no lo haces no podré dormir tranquila, mi "madre" dice que contar cuentos antes de dormir te ayuda–pidió con súplica haciendo ojos de perrito, nadie se podía resistir a tal dulzura ni siquiera el deportista.

–Está bien, está bien!..veamos..Lo tengo!, Había una vez una niña parecida a ti que conoció a dos hombres que venían del futuro para vencer a un villano y emm. El villano terminó ganando porque ellos no eran muy fuertes y fin, ahora a dormir–

–A eso le llamas una historia??, ven te contaré una verdadera historia! –se sentó en el sofá y le hizo espacio para que se recostara, Enzo no tuvo de otra más que aceptar y se acomodó en el duro sofá.

–Que sea rápido quiero ir a dormir mi fiesta me espera–el morocho se imaginaba en la fiesta hasta que la pequeña interrumpió sus pensamientos.

–Bien empezaré, había una vez una princesa, tenía muchos vestidos uno era rosa, otro era morado, tenía uno azul, tenía uno amarillo, te-

~Entrenando a papá~ {Enzulian}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora