𝒮𝓇. Á𝓁𝓋𝒶𝓇𝑒𝓏

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–Me alegra mucho que se encuentre con nosotros, no sabe cuánto agradecemos de su ayuda– una mujer de la tercera edad se encontraba abrazando a un hombre castaño, la ayuda que él les había brindado era una bendición para ellos.

–No hay de que agradecer señora, en verdad me gusta ayudar a las personas, es mi trabajo– agarró las manos de la señora mientras intentaba despedirse de todos.

Llevaba varios días en África, su viaje había comenzado hace algunas semanas antes, esperaba poder volver a su hogar con su hija, su familia la esperaba.

Como parte de su trabajo tenía que ayudar a personas con bajos recursos además de tener un enorme corazón y ayudar a las personas que más la necesiten.

–Sr.Álvarez, ¿Quién es esta niña?– pregunto un niño que sostenía la foto de una pequeña en su mano, la mostraba ante el hombre.

–Verdad que es linda? – observó la foto y pregunto al menor, echaba de menos a su hija y siempre cargaba una foto de ella en todos sus viajes.

–Si que lo es– afirmó el niño observando la foto detenidamente.

Se quedaron mirando la foto por algunos segundos, el hombre la miraba con nostalgia.

–Sr. Álvarez! Estamos casi listos para partir, si gusta podemos quedarnos un poco más– un noruego, compañero del hombre llegó corriendo para informarle, al estar cerca de ambos observando al niño y hombre, una foto en sus manos captó su atención.

–Entendido, me gustaría tomar algunas fotos del paisaje y luego marcharnos ¿te parece? – preguntó al noruego, el muchacho al no recibir respuesta por parte de él notó que este miraba la foto de su hija.

—¿Pasa algo? –

–¿Esa niña no es hija de Enzo Fernández?, ¡Cómo es que usted tiene esa foto, esa niña es muy conocida! ¡Desde que Enzo la olvidó en su club nocturno aparece en todos lados! –el alto miraba la foto y recordaba lo sucedido.

–Espera, ¡¿cómo que la olvidó en un club?!, Eso es imposible ella es mi hija! – grito enojado y se sentía confundido, era imposible que Olivia se encontrará con su padre, no podía ser posible.

–¿No lo había notado?, Si salió en todos los periódicos, un amigo mío me mandó una foto de lo ocurrido en New York–el de alta estatura saco de su bolsillo un celular, se acercó al cordobés y le mostró una foto del periódico que explicaba la situación.

Efectivamente, la menor se encontraba al final de dicho reporte abrazada de su padre.

El hombre, furioso, frunció su seño y sin intención rompió el lente de la cámara por la fuerza que hacía en sus manos, iba a volver, pero su llegada no sería nada linda.

Mando acomodar las cosas para partir, no había tiempo que perder, se despidió de todos a los que ayudó rápidamente y subió a su avión, jalaba al noruego del cuello para que entrara.

Él seguía sin entender la situación, todo había ocurrido demasiado rápido.

El castaño tuvo una idea y no dudó en contactar a la única persona que podría ayudarle en esos momentos.

Buscaba algún celular, pero no encontraba ni el suyo ni el del avión, observó a un hombre utilizando su celular y lo arrebató de sus manos, se disculpó por la molestia, pero era ahora o nunca, marcaba un número con rapidez, estaba tan enojado y angustiado en ese momento que ninguno de sus compañeros se quería acercar a preguntar.

Habla Lionel, ¿con quién hablo? – se podía escuchar a un santafesino por la otra línea, fantástico no?, El avión donde viajaban permitía las llamadas, la empresa de trabajo de Julián necesitaba hacer llamadas casi todo el tiempo.

~Entrenando a papá~ {Enzulian}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora