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𝑬𝒏𝒕𝒓𝒆 𝒍𝒂 𝒏𝒊𝒆𝒗𝒆 𝒚 𝒍𝒂𝒔 𝒍𝒂𝒈𝒓𝒊𝒎𝒂𝒔


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La noche cubría la pequeña aldea con su manto de estrellas y una densa nevada que caía con suavidad sobre los techos de las casas. En medio de ese paisaje invernal, una figura solitaria se deslizaba por las calles vacías. Era Kaili, cuyos pasos descalzos dejaban huellas en la nieve fresca. llevaba un vestido de seda blanco, ahora manchado por el frío y la humedad, ondeaba al viento mientras ella caminaba con la mirada perdida en la oscuridad. El peso de sus emociones parecía aplastarla, y cada paso era como un suspiro de dolor.

Había escapado de aquella mansión opresiva donde vivían sus padres, alejada del pueblo, después de otra de esas interminables discusiones en las cuales ella terminaba con grandes quemaduras entre sus brazos. Siempre la presión de ser perfecta, de cumplir con las expectativas irracionales de sus progenitores, la ahogaba. Y ahora, además, tenía que lidiar con su prometido machista que la trataba como un objeto más que como una persona.

Todo aquello fue generando en ella un colapso mental en donde en aquella noche fría sus lágrimas se congelaban en sus mejillas mientras recordaba las palabras hirientes de sus padres, el desprecio en la mirada de su prometido. ¿Cómo podía seguir viviendo así? ¿Cómo podía encontrar su camino en medio de tanto sufrimiento?

Cada paso en la nieve era un recordatorio de su tormento interno. Sentía remordimiento por no ser capaz de complacer a sus padres, ira por la injusticia de su situación, y un profundo sufrimiento por sentirse atrapada en una vida que no había elegido.

Pero mientras caminaba, algo comenzó a cambiar dentro de ella. Una determinación silenciosa empezó a crecer en su interior, alimentada por el dolor y la indignación. Ya no podía seguir siendo una víctima de las expectativas ajenas, de las normas impuestas por una sociedad injusta. Tenía que encontrar una salida, una manera de liberarse de esas cadenas que la ataban.

Y así, en medio de la noche nevada, Kaili comenzó a trazar planes. Ideas audaces y arriesgadas se formaban en su mente, planes para escapar de aquel infierno que había sido su vida hasta ese momento. Sabía que no sería fácil, que habría obstáculos y sacrificios por delante, pero ya no podía seguir viviendo en esa jaula dorada que le habían impuesto.

Con cada paso en la nieve, Kaili se acercaba un poco más a su libertad. Y aunque el camino fuera difícil y lleno de incertidumbre, estaba decidida a enfrentarlo con valentía. Porque sabía que, al final del camino, había un futuro en el que ella sería dueña de su destino, donde sus sueños y aspiraciones serían más importantes que las expectativas de los demás. Y esa certeza, por primera vez en mucho tiempo, le dio un rayo de esperanza en medio de la oscuridad de la noche.

𝑬𝒗𝒊𝒍 𝑳𝒊𝒆𝒔   ⚕︎    𝗔𝗹𝗮𝘀𝘁𝗼𝗿 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora