IsaRin Week

Día 4: Serenata

Título: Confesarse bien
Sinopsis: Isagi no sabía que le gustaba Rin, pero cuando logra darse cuenta debe buscar la forma de confesarse bien.

💙💚

Después del resultado del partido entre Bastard München y PXG, la relación entre Isagi y Rin cambió demasiado; se volvieron compañeros de equipo en la nueva selección sub-20 japonesa y su cercanía se fue en aumento. Al igual que la vez que Blue lock se debía enfrentar a la antigua selección sub-20, Isagi y Rin compartían pequeñas conversaciones entre entrenamientos, las cuales con el paso de los días se volvieron normales entre ellos.

—¿Te gusta Rin? —preguntó Bachira una vez que se encontraban dando un baño. Rin había estado unos segundos con ellos y después se había retirado, sin saber que la mirada de Isagi se había quedado pegada en su cuerpo.
—¿Qué? —Isagi miró en shock a su amigo.
—Es muy obvio que te gusta.

Isagi intentó dejar en el olvido las palabras de Bachira; hasta que un día durante un entrenamiento se encontró en una situación parecida.

—Cuidado, cuidado —susurró Kurona—. Ahí viene el que te gusta.
—¿Eh? —Isagi miró con confusión hacia donde indicaba su amigo con sus ojos, encontrándose con la llegada de Rin. «¿El que me gusta?», pensó, muy sorprendido.

Isagi no iba a negar que Rin era hermoso y que últimamente le agradaba interactuar con él, pero no estaba seguro de si decir que le gustaba era lo correcto. Rin aún tenía sus facetas en las que era difícil de tratar, lo que los llevaba a unas pequeñas discusiones, las cuales no duraban tanto; en realidad le gustaba que Rin fuera más abierto con sus pensamientos. Fue en un nuevo entrenamiento donde tuvieron un pequeño desacuerdo que Isagi se dio cuenta de que tal vez sí era cierto que le gustaba Rin, todo gracias a que uno de sus compañeros dio un comentario en particular.

—Nosotros correremos por allí, mientras ustedes solucionan su pleito matrimonial —avisó Hiori, quien era acompañado por Niko y Nanase.
—Esperen... —contestó Isagi, un poco dudoso por los nervios.
—Después se nos unen.

Rin e Isagi quedaron a solas, cerca de una pared frente al campo de entrenamiento. Se miraron en silencio por unos segundos.

—Nos estamos retrasando innecesariamente —opinó Rin.
—Sí, lo siento. —Isagi tenía su mente colapsada, prefería darle la razón a su compañero para terminar ya aquella discusión que los había llevado a ese momento incómodo.
—Vamos, Isagi. —Rin comenzó a caminar, pero al darse cuenta de que no era seguido se detuvo—. ¿Isagi?

El nombrado miró hacia Rin, su rostro era tan bello y su presencia cautivadora; podía ser que al fin lo estaba comprendiendo.

—Creo que me gustas —confesó.

Rin abrió sus ojos con asombro, sintiendo una sensación extraña en su pecho y un calor en su rostro; no se esperaba para nada que Isagi se confesara, aunque un detalle le hizo frenar de golpe lo que empezaba a sentir.

—¿Crees? —La voz de Rin sonó muy seria.
—Es que... —Isagi se sintió muy nervioso, Rin se acercó a él y pegó su frente con la suya.
—Si te vas a confesar hazlo bien, no seas tibio.
—Rin...
—No juegues conmigo. —Con eso dicho, Rin se alejó y se retiró del lugar.

Hiori, Nanase y Niko se acercaron a Isagi con confusión. Habían presenciado todo, pero no habían escuchado lo conversado.

—¿Qué sucedió? Pensé que se iban a besar —preguntó Hiori.
—Me confesé mal —contestó Isagi.
—¿Mal?
—Rin me gusta.
—Lo sabemos —comentó Niko.
—Todos en Blue lock lo sabemos —agregó Hiori.
—Yo no lo sabía —aclaró Isagi.
—A Rin-san también le gustas —comentó Nanase, recibiendo una mirada de sorpresa por parte de sus tres compañeros.
—¿Qué?
—Él no lo ha dicho, pero al igual que tú es muy obvio.
—¿De verdad es obvio? —cuestionó Niko.
—Al menos para todos los que estuvimos en el estrato francés lo es.
—Bueno, yo tenía mis sospechas —comentó Hiori.
—¿Entonces soy correspondido? —preguntó Isagi, sintiendo su corazón latir como loco.
—Pero te confesaste mal.

Con el paso de los días, Isagi tuvo su mente distraída, solo podía pensar en la mejor forma para confesarse a Rin, lo cual comenzó a afectar en su concentración para los entrenamientos, provocando que Ego lo llamara a su oficina para regañarlo.

—Me gusta Rin y quiero confesarme —contó Isagi a su entrenador, el cual lo miró con desconcierto.
—Pensé que jamás te ibas a dar cuenta.
—¿Usted también? —Seguido a eso, soltó un suspiro de frustración.
—¿Qué te detiene a confesarte? Es obvio que a Itoshi también le gustas.
—¿Cómo puedo confesarme bien? —Ante esa pregunta, el entrenador se quedó pensativo unos segundos.
—Dejámelo a mí.

Una sonrisa sospechosa se formó en el rostro de Ego, por supuesto que sacaría provecho de eso, los molestos altos mandos estaban exigiendo alguna noticia escandalosa que llamara la atención a quienes no les interesara el fútbol y aquello podía ser perfecto. Isagi tragó saliva, sintiéndose un poco desconfiado.

Un nuevo día llegó, Rin llevaba noches con problemas para conciliar el sueño, todo por culpa de Isagi. Se sentía un poco culpable por no aceptar su confesión, pero verlo dudar le había provocado miedo. Llevaba tiempo gustando de Isagi, pero si no tenía claro que era correspondido, prefería no arruinar la relación estable que tanto les había costado formar.

Rin caminó por los pasillos de Blue lock, rumbo a una cancha de entrenamiento, le pareció extraño no ver a ninguno de sus compañeros cerca. Entró al lugar donde entrenaría, donde fue recibido por mucho ruido inesperado; unas guitarras comenzaron a sonar, lo cual provocó que se quedara paralizado.

En medio de la cancha se encontraban diferentes hombres tocando instrumentos de cuerda, alrededor de ellos se encontraban varias cámaras y sus compañeros de equipo aplaudiendo al son de la música; lo que dejó en total shock a Rin fue ver a Isagi al medio de los músicos, con un micrófono en sus manos.

—Me gustas, Rin. —La voz de Isagi sonó muy fuerte—. Espero que con esto puedas comprender mis sentimientos por ti.

Isagi comenzó a cantar una canción romántica, sorprendiendo por completo a Rin, no tenía mala voz. Rin jamás en su vida esperó que recibiría una serenata, se sentía muy avergonzado, pero sabía que Isagi debía sentirse igual. En cuanto terminó la canción, Isagi se arrodilló frente a Rin y tomó sus manos.

—De verdad me gustas, Rin. —El rostro de Isagi estaba muy rojo—. ¿Serías mi novio?

Todos alrededor comenzaron a aplaudir y a gritar para que Rin aceptara.

«Estúpido cuatro ojos, esto es presión social, me va a rechazar», pensó Isagi, sintiéndose muy arrepentido de haberle hecho caso a Ego.
—También me gustas, Isagi. —La respuesta positiva de Rin lo tomó desprevenido—. Sí.
—¿Sí? —Isagi aún estaba procesando.
—Seré tu novio.

Isagi se levantó de golpe y abrazó a Rin. Todos sus compañeros gritaron de la emoción, comenzando a pedir que se besaran. Rin e Isagi se sonrojaron ante la petición y se miraron dudosos.

—Están transmitiendo en vivo —contó Isagi.
—Maldito cuatro ojos... —murmuró Rin, entendiendo de inmediato de quién había sido la idea.
—Lamento incomodarte.

Rin soltó un suspiro y se acercó a Isagi para darle un beso en los labios, el cual hizo gritar de emoción a todos los presentes. Isagi se quedó en shock, no esperaba que Rin tomara la iniciativa para besarlo, pero le había gustado.

—Al menos te confesaste bien —comentó Rin.

Isagi sonrió, a pesar de toda la vergüenza vivida, le alegraba que todo terminara saliendo muy bien.