-Cuatro-

25 2 0
                                    

Hace 19 años atrás...

Crowley había vuelto a escaparse, pero esta vez se aseguró de que ni su padre ni Samael estuvieran disponibles. Su padre estaba en una reunión un tanto importante, mientras que Samael se encontraba ocupado con deberes.
Caminó por la misma calle en la que se había encontrado a Aziraphale la primera vez, pero no se encontraba. Ni rastros de él. Pasó varias semanas saliendo de su casa a escondidas para verlo, pero no lo vió ni una sola vez. Hasta que uno de esos días, lo notó a lo lejos, su cabello nevoso brillante era fácil de distinguir.

—¡Aziraphale! —se acercó corriendo, feliz de por fin volver a verlo— ¡Aziraphale!

El albino se volteó, pero en vez de una sonrisa, le mostró un semblante triste.

Crowley... retrocedió unos pasos.

Gabriel se encontraba a su lado y volteó a verlos. Se puso a la defensiva.

¡Ey! Alejate, Crowley. No queremos problemas con los Hell —se había colocado en frente de Aziraphale.

¿Problemas? No... Somos amigos. Aziraphale, dile —se detuvo, confuso.

Una expresión de susto no tardó en dibujarse en el rostro del albino, quien corrió la mirada hacia otro lado. Al ver esa expresión, sintió un terrible dolor agudo en su pecho.
Mientras que en el rostro de Gabriel se formaba una sonrisa, seguido de una risa.

¿En serio crees que un Heaven podría ser amigo de un Hell como tú? Por favor... Ustedes no saben más que meterse en problemas y causar daño —un puñetazo en su cara le interrumpió.

Crowley se había lanzado sobre él y darle golpes para nada controlados, todos a fuerza bruta. Mientras al rededor se armaba un alboroto y Aziraphale entraba en pánico. El mayor de los tres comenzó a devolver los golpes al pelirojo.

¡Cállate! ¡Tú no sabes nada sobre mí!

¡Crowley, detente! —exclamó casi al borde del llanto— ¡Por favor, para!

Hacía lo que podía por separarlos, hasta que Crowley, quien tenía apenas rojo en el rostro por los golpes, al fin se separó de Gabriel, quien había quedado con los labios partidos y un moretón en el ojo.

¿Ves? Justo lo que dije... Problemas —palpó sus heridas, notando la poca sangre derramarse sobre sus dedos.

Aziraphale no supo qué hacer en ese momento. Una gran incertidumbre creció desde su estómago, combinado con náuseas.

Aziraphale.

Te pedí que te detuvieras... —ante la mirada juzgadora de Gabriel, solo optó por una idea— Vete.

Pero, yo...

¡Vete! ...Por favor.

El pelirojo sintió como una lagrima traicionera se escapaba por su mejilla. Se la limpió rápido y se fue corriendo de ahí, sin mirar atrás, notando su vista borrosa por el liquido.

Espero que hayas entendido por qué no queremos que te juntes con él, Azira. Es peligroso y no sabe controlarse.

Perdoname, hermano —ayudó a Gabriel a levantarse del suelo— No volverá a ocurrir.

En el presente...

Había momentos en los que realmente le hubiera gustado tirar todo por la borda. Era frustrante... Su padre sobreexigiendole, maltratabdole, manipulandole. Casi nunca tenía tiempo para si mismoy cuando comenzó a escaparse de casa para sentir eso, ni si quiera lo sintió así. Se sentía más como una seguna parte de un chiste mal contado. Eso incluía a Aziraphale cuando se comportaba como un grandisimo idiota. Porque, sí, lo consideraba su amigo, pero eso no quitaba todas las veces que le hizo pasar malos ratos. Y por alguna razón le perdonó todo eso, con tal de seguir viendolo. Aún siendo ambos unos idiotas de vez en cuando, le encantaba pasar tiempo con él. Era con el único que tenía buenos recuerdos, honestos. El único que le hacía olvidar por momentos que el mundo era una mierda y tan solo quería morir.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 12 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Todo por un trato [Aziraphale x Crowley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora