꒰ bite the apple﹔hazbin hotel ꒱

❛ we used to be together ❜

 Preparen sus pañuelos¿

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Lucifer no pudo descansar esa noche, arrepentido de despedirse de Adán de esa forma. Entendía su argumento, sería extraño que Dios creara a una persona con defectos, ¿no se suponía que los primeros humanos serían perfectos? Adán ciertamente lo era, pero Lilith... de alguna forma ella se había alejado del camino que Dios había destinado para la raza humana.

Al día siguiente, Lucifer preparó una disculpa y bajó al Edén. El jardín se veía igual de hermoso que siempre, pero el ángel sentía que no podía disfrutar la vista mientras estuviera en malos términos con Adán, por lo que se apresuró a buscarlo.

Primero revisó la cueva y el lago, los dos lugares que el humano visitaba más seguido. Los recuerdos de sus pequeños momentos compartidos en la cueva sólo lograron darle un pesar en el corazón que no se quitaría hasta disculparse con su amado. Girando con nerviosismo el anillo plateado en su dedo, Lucifer continuó buscando, sin resultados, ¿dónde se había metido?

Pausó un segundo para pensar sus opciones, sin darse cuenta de que se había detenido justo enfrente del árbol del conocimiento del bien y el mal, dándole la espalda mientras tenía su mano en su barbilla en un gesto pensativo. Para colmo, Lilith se encontraba sentada con su espalda apoyada en el tronco del árbol, observando al ángel que ignoraba su presencia con una sonrisa arrogante.

Vaya que los celos e impulsividad del ángel habían acelerado su plan, apenas había necesitado una semana y un día para arruinar la estúpida relación de esos dos. ──Bueno, hasta que finalmente nos conocemos, Morningstar. ──observó con altanería la forma en la que Lucifer se exaltó ante el sonido de su voz, girándose rápidamente para buscar su fuente. La expresión de sorpresa del ángel se transformó en una irritada, sus cejas frunciéndose mientras sus labios se apretaban con molestia. ──¿No es así como te llaman los ángeles en el cielo? ¿Morningstar?

──Lilith. ──escupió el nombre con enojo. ──Diría que es un gusto conocerte, pero no estoy tan seguro de la verdad de aquella declaración. ──dijo mientras la miraba, sus ojos observando el árbol en el que ella reposaba, el árbol del conocimiento. ──¿Qué haces tan cerca de este árbol? Creí que Dios te lo había prohibido.

Lilith sonrió; un poco más y su plan sería completado. ──Bueno, lo que está prohibido es comer su fruta, Adán y yo podemos merodear cerca de del árbol como queramos. ──declaró la mujer mientras se levantaba del suelo, sacudiendo la tierra de sus manos y su falda de hojas. Lucifer se tensó ante la mención de Adán, haciendo que la sonrisa de la humana se agrandara. ──No entiendo por qué Dios nos lo prohibió, ¿qué hay de malo en tener todo el conocimiento del mundo en tus manos?

Una idea se plantó en la mente del ángel ante lo dicho por la mujer, Lucifer sonrió y puso sus manos en su espalda. ──Oh, sí. Dios solo lo prohibió porque sí, estoy seguro de que no pasaría nada si le das una mordida a uno de sus frutos. ──soltó el ángel, sabiendo del verdadero castigo que conllevaba la desobediencia.

Oh, qué ángel más tonto. Ni siquiera se daba cuenta de que había caído derechito en su maldita trampa. ──¿Tú crees? ¿Debería hacerlo? ──preguntó Lilith fingiendo inocencia.

──Claro que sí. Imagina el poder que tendrías si tuvieras todo ese conocimiento, serías como una diosa, Lilith. ──declaró Lucifer y Lilith tuvo que contener su carcajada, ¿de verdad no se daba cuenta de lo que estaba diciendo?