Capitulo 8: El siguiente paso

93 10 7
                                    

Kirishima

—Han tomado la decisión correcta. —Cyberhack nos volvió a contactar minutos después de la entrevista.

Katsuki estaba sentado en su escritorio, frunciendo el seño a la pantalla, mientras yo sostenía mi teléfono con la transmisión del villano.

—¿Y ahora qué?

—Mañana por la mañana tendrán su primera misión. Espero no tener que soltar todo lo que tengo de ustedes tan temprano. —La transmisión se cortó y el celular volvió a la pantalla de inicio.

Katsuki venía evitando mis ojos, fingiendo que estaba ocupado en la computadora.

Yo estaba sentado del otro lado de su escritorio. Desde temprano había una corriente que se avivaba con cada roce entre los dos, y no era la sensación cálida típica de una pareja enamorada; se sentía seca, áspera y dura. En vez de un cosquilleo, sentía la puntada de una aguja cortando mi cuello.

Creí que pasar tiempo a solas lo relajaría pero solo parecía irritarlo aún más.

Tal vez cometí un error. Pensé bastante en este momento, pero la verdad no sé por cuánto tiempo más se supone que mantendremos esta mentira.

—Katsuti...

—Bakugo. —Me corrigió.

—¿Ah?

—Soy tu compañero, no tu novio, en la oficina me llamo Bakugo. —Debería ser una broma, pero su voz firme y gruesa me lo puso en duda.

Miré para un lado, miré para el otro, solo para ver si había alguien asomándose a la puerta, sentado en el sofá, alguien, quien sea que nos pudiera ver.

—Pero estamos solos.

Algo me hacía sentir que mientras más hablaba, más la cagaba, pero no sabía exactamente que estaba mal.

—¿Que sabes tú si ese idiota que nos hackeo no nos está escuchando? Pensé que te importaba muchísimo lo que él supiera de nosotros.

—No creo, las cámaras de mi oficina llevan años sin funcionar. —Le aseguré muy sonriente, pero Katsuki solo me miró como si fuera la mayor idiotez que ha oído.

—Bueno, ¿Y que hay del departamento?

—No te preocupes, pensé en todo. —Me incliné sobre su escritorio y giré la pantalla de su computadora hacia mí. Abrí una pestaña de mapa que tenía dos puntos marcados en rojo. —No creo que podamos volver a nuestro departamento, así que moví algunos contactos para conseguir dónde dormir, al menos hasta que esto termine.

—¿Y por qué ahí dos puntos? Idiota.

—Solo serán unos días, y podemos.. Darnos todas las visitas que queramos. —Dije eso último en un susurro encimoso. Pasé mi mano sobre el brazo de Blasty y lo acaricié.

Él se quitó como si le hubiera asqueado. —¿Por qué mejor no me voy con la rubia gigante? Después de todo a ella no le avergüenza que la vean conmigo, es más, se lanza sobre mi a chuparme como sanguijuela cada vez que puede.

Me reí ligeramente de solo pensar eso, pero Katsuki volvió a poner la misma cara de antes.

—Muchachos, tenemos que hablar. —El jefe se metió en la oficina con toda su autoridad entre manos.

—¿Te importaría? Estamos teniendo un momento muy gay aquí. —Katsuki tomó mi muñeca, la llevó hasta su mejilla y se frotó contra mi palma, a la vez que se inclinaba para regalarme una excelente vista de su escote. Me recordó a las veces en que el gato de Mina se acurrucaba contra mi pierna cuando está en celo.

Se Dice De Mí (Kiribaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora