10.

188 24 0
                                    

―¡No, no! ¡Para! ―Un momento. Esa voz se me hacía conocida. 

Levanté la vista con dificultad, y, en efecto, mis ojos se encontraron con los de Kissy Missy. No se había convertido en un monstruo descontrolado como lo hizo Huggy, su sonrisa dulce todavía presente, pero juraría haber leído desconfianza en su mirada. Hasta que Poppy entró en mi campo de visión al ponerse delante de mí en un gesto defensivo. Kissy la miró, sin soltarme todavía.

―¡No ha hecho nada malo! ―Poppy me sonrió. En la mano llevaba una pequeña linterna. Su comportamiento seguía poniéndome los pelos de punta, a pesar de que no parecía tener malas intenciones―. Hemos venido a ayudar ―Kissy me soltó, irguiéndose. 

Yo me levanté lentamente, entrecerrando los ojos. ¿Ayudar? La última vez que me había dicho que me ayudaría había acabado engañándome y descarrillando el tren que me podría haber salvado, casi acabando con mi vida. De no haberme sacado Catnap de él, según las palabras de Ollie, probablemente habría ardido con él.

―Este lugar la pone nerviosa ―añadió Poppy. Kissy se llevó la mano al brazo, rascándose, mientras la muñeca seguía―. Bueno, me alegro de que Ollie pudiera ayudarte. Te hallamos gracias a él. 

Ambas anduvieron unos pasos, Poppy subida al hombro de Kissy. Avancé un poco, dubitativa, y me di cuenta de cuán imponente era Kissy, siendo metro y pico más alta que yo. Si bien la tensión se había disipado de sus ojos, la gentileza característica que tenía tampoco estaba presente. Tampoco me extrañaba; si yo odiaba este sitio, no me costaba imaginar cuánto lo aborrecería ella.

―Parece que el tren nos pasó factura... ―dijo Poppy, su tono compasivo. Me pregunto por culpa de quién habrá sido, la verdad―. Has pasado por tantas cosas... ―Intercambió una mirada con Kissy antes de dirigirse a mí de nuevo―. Te mereces una explicación. Síguenos. 

Durante una fracción de segundo, dudé. ¿Y si era una trampa? Kissy nunca me había hecho nada, pero la fuerza y la facilidad con la que me había estrellado contra el suelo me aterraba. Si también ella se descontrolaba, por un motivo u otro, estaría perdida. Además, Poppy conocía a Ollie. Genial, ahora tenía aún más dudas. El supuesto niño ya era un misterio de por sí, y sumándole su desconocida relación con Poppy... 

―Oye, estarás bien... Estaremos bien... ―Oí que le susurraba la muñeca a su compañera con dulzura. Casi me enternecí. Sonaba como si fueran buenas amigas. 

Seguí a la tambaleante Kissy, su brazos ondeando tanto como sus piernas. Debía tener una consistencia de algodón o tela suave. De repente, se detuvo y se agachó, extendiendo la mano para que Poppy se acercara mediante ella a la puertecita metálica con una amapola roja pintada sobre ella. Con una llave que sacó cuidadosamente, la abrió, revelando una palanca iluminada por una tenue luz amarilla. Poppy de nuevo al hombro de Kissy con su ayuda, y ambas se subieron a un montacargas en forma de plataforma, delimitado por pequeñas vallas metálicas de aspecto peatonal y amarillo. 

Se quedaron allí, expectantes. Kissy se abrazó a sí misma, quizá por el ligero frío que hacía allí abajo. O quizá para tranquilizarse. Ahora que lo pienso, ¿podía tener frío? ¿Sentir dolor? ¿Hasta qué punto era capaz de sentir? Dejando de lado mis curiosos pero inútiles pensamientos, accioné la palanca y me subí con ellas. El suelo tembló ligeramente y las puertas se cerraron.

―Escucha... No soy tu enemiga ―afirmó Poppy. Con toda probabilidad, era consciente de la manera que la veía, y se sentía obligada a rectificarlo―. Pero no te puedes ir; lo que está pasando aquí abajo es más grande que todos nosotros. Y te necesito... Para poder vengarnos de esos monstruos que te torturaron, que nos torturaron... No actuaron solos. Son discípulos del original: el Prototipo. 

Sentí un escalofrío. No sabía mucho acerca de él, pero lo que sabía me intranquilizaba profundamente. El responsable de manipular a quienes quería, como los científicos que le vigilaron, para luego aprovecharse de ellos. Los gritos de Mommy resonaron en mi mente. ¡Me hará parte de él! La horrible y esquelética garra que se había llevado sus restos, desapareciendo sin más. El primer VHS que oí mencionó los errores cometidos respecto a él. Errores que les costarían la vida a todos, a juzgar por los gritos que resonaban de fondo. Un experimento salvaje y sediento de sangre, pero más inteligente que cualquier otro. El original. El Prototipo. El Experimento 1006.

Aquel quien controla todo desde las sombras.

El montacargas se detuvo, y Kissy se sentó en el suelo del mismo. Poppy me miró, alentadora. Vi cierta humanidad en su mirada, y lejos de tranquilizarme, sólo me hizo estremecer. ¿Quién había sido antes de convertirse en la muñeca ante mí hoy en día?

―¿Haces los honores? ―Pulsé un enorme botón rojo que había a la vista, y la estructura prosiguió su camino, esta vez descendiendo―. El Prototipo ya sabe que estamos en camino. Si intentas escapar, te matará antes de que llegues a cruzar la puerta principal. Por su culpa estuve atrapada en esa... ¡maldita caja durante tanto tiempo! ¡No tienes... ni idea de las cosas que ha hecho! ―Su tono, lleno de desesperación, amenazó con romperse―. Déjame ayudarte a matarlo. Déjame ayudarte a salvar a todo el mundo.

De nuevo, dudé. No quería matar innecesariamente, desde luego, sobre todo a algo que no me había atacado directamente. Aunque... las palabras de Poppy lo contradecía. Decía que me había torturado a mí también. Entonces, ¿por qué no me acordaba? ¿Tenía que ver con las extrañas secuencias que había visto últimamente? ¿Por qué se me revolvía el estómago? ¿Por qué se me hacía todo tan... familiar?

―TODOS te vimos, lo que capaz que eres. Mataste a Huggy, mataste a Mommy; me liberaste. Eres perfecta para esto... ―Hizo una pausa. Kissy no parecía reaccionar al mencionar Poppy el que yo hubiera matado a Huggy. ¿No eran amigos, o compañeros, o pareja?―. Catnap se acerca. Es el último obstáculo que el Prototipo nos puso en contra. No podemos quedarnos. Mantente a salvo... Ollie te llamará —¿Cómo lo sabes? Aunque Ollie mencionó tu nombre como si te conociera...

Y se quedó callada por completo, incitándome a bajarme. Básicamente, me estaban diciendo que me las apañara por mi cuenta, cómo no. No confiaba en Poppy, pero Kissy... Kissy me había ayudado. Además, no podía hacer otra cosa que luchar por mi supervivencia, y eso significaba que debería hacerle caso a Poppy; tenía información valiosa. Si me aliaba con ella, tarde o temprano averiguaría lo que tanto quería saber. El montacargas estaba donde había bajado la palanca; había vuelto al principio. Se elevó, llevándoselas. Y, por primera vez, me preocupé por ellas, incluida Poppy.  

Por primera vez, deseé que no les pasara nada.

Poppy Playtime Chapter 3: Deep SleepDonde viven las historias. Descúbrelo ahora