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𝐒𝐈𝐒𝐓𝐄𝐌𝐀 𝐃𝐄 𝐀𝐋𝐄𝐑𝐓𝐀 𝐃𝐄 𝐄𝐌𝐄𝐑𝐆𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀.

𝐄𝐍 𝐕𝐈𝐆𝐎𝐑 𝐄𝐋 𝟖/𝟖/𝟏𝟗𝟗𝟓 𝟏𝟏:𝟎𝟎:𝟎𝟎 𝐄𝐒𝐓

𝐏𝐥𝐚𝐲𝐭𝐢𝐦𝐞 𝐂𝐨𝐦𝐩𝐚𝐧𝐲

𝐄𝐦𝐢𝐭𝐞 𝐮𝐧𝐚

𝐀𝐋𝐄𝐑𝐓𝐀 𝐃𝐄 𝐏𝐄𝐋𝐈𝐆𝐑𝐎 𝐃𝐄𝐋 𝐏𝐄𝐑𝐒𝐎𝐍𝐀𝐋

La pantalla se tiñó de rojo, unas alarmas de sonido intranquilizador sonando lentamente. ¿Qué narices era esto...? Una voz de hombre comenzó a hablar de manera robótica, su mensaje idéntico al que se reflejaba en la pantalla.

𝐄𝐥 𝐬𝐢𝐠𝐮𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐦𝐞𝐧𝐬𝐚𝐣𝐞 𝐞𝐬 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐭𝐨𝐝𝐨𝐬 𝐥𝐨𝐬 𝐞𝐦𝐩𝐥𝐞𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐏𝐥𝐚𝐲𝐭𝐢𝐦𝐞 𝐂𝐨.

𝐀 𝐥𝐚𝐬 𝟏𝟏:𝟎𝟎 𝐀𝐌 𝐄𝐒𝐓, 𝐮𝐧𝐚 𝐝𝐞𝐬𝐜𝐨𝐧𝐨𝐜𝐢𝐝𝐚 𝐟𝐮𝐞𝐫𝐳𝐚 𝐡𝐨𝐬𝐭𝐢𝐥 𝐟𝐮𝐞 𝐝𝐞𝐭𝐞𝐜𝐭𝐚𝐝𝐚 𝐝𝐞𝐧𝐭𝐫𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝐩𝐞𝐫í𝐦𝐞𝐭𝐫𝐨 𝐝𝐞 𝐏𝐥𝐚𝐲𝐭𝐢𝐦𝐞 𝐂𝐨. 𝐄𝐥 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚𝐥 𝐡𝐚 𝐝𝐞 𝐜𝐨𝐦𝐞𝐧𝐳𝐚𝐫 𝐚 𝐚𝐩𝐥𝐢𝐜𝐚𝐫 𝐥𝐨𝐬 𝐩𝐫𝐨𝐭𝐨𝐜𝐨𝐥𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐞𝐦𝐞𝐫𝐠𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐬𝐢𝐧 𝐝𝐞𝐦𝐨𝐫𝐚.

𝐃𝐞𝐣𝐞 𝐭𝐨𝐝𝐨 𝐨𝐛𝐣𝐞𝐭𝐨 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚𝐥 𝐚𝐭𝐫á𝐬. 𝐍𝐨 𝐢𝐧𝐭𝐞𝐫𝐚𝐜𝐭ú𝐞 𝐜𝐨𝐧 𝐢𝐧𝐝𝐢𝐯𝐢𝐝𝐮𝐨𝐬 𝐡𝐨𝐬𝐭𝐢𝐥𝐞𝐬. 𝐃𝐞 𝐧𝐨 𝐡𝐚𝐛𝐞𝐫 𝐧𝐢𝐧𝐠𝐮𝐧𝐚 𝐬𝐚𝐥𝐢𝐝𝐚 𝐝𝐞 𝐞𝐦𝐞𝐫𝐠𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚, 𝐛𝐮𝐬𝐪𝐮𝐞 𝐫𝐞𝐬𝐠𝐮𝐚𝐫𝐝𝐨 𝐞𝐧 𝐮𝐧𝐚 𝐥𝐨𝐜𝐚𝐥𝐢𝐳𝐚𝐜𝐢ó𝐧 𝐨𝐜𝐮𝐥𝐭𝐚. 𝐔𝐬𝐞 𝐦𝐚𝐧𝐭𝐚𝐬 𝐨 𝐜𝐨𝐣𝐢𝐧𝐞𝐬 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐜𝐮𝐛𝐫𝐢𝐫 𝐬𝐮 𝐜𝐮𝐞𝐫𝐩𝐨, 𝐲 𝐪𝐮é𝐝𝐞𝐬𝐞 𝐞𝐧 𝐬𝐢𝐥𝐞𝐧𝐜𝐢𝐨.

𝐍𝐨 𝐦𝐢𝐫𝐞 𝐩𝐨𝐫 𝐧𝐢𝐧𝐠𝐮𝐧𝐚 𝐯𝐞𝐧𝐭𝐚𝐧𝐚. 𝐍𝐨 𝐚𝐛𝐫𝐚 𝐩𝐮𝐞𝐫𝐭𝐚𝐬 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐢𝐧𝐝𝐢𝐯𝐢𝐝𝐮𝐨 𝐚𝐥𝐠𝐮𝐧𝐨. 𝐍𝐨 𝐡𝐚𝐠𝐚 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐚𝐜𝐭𝐨 𝐯𝐢𝐬𝐮𝐚𝐥 𝐜𝐨𝐧 𝐧𝐢𝐧𝐠ú𝐧 𝐢𝐧𝐝𝐢𝐯𝐢𝐝𝐮𝐨.

La pantalla se apagó, y yo me quedé ahí plantada como una imbécil intentando averiguar qué acababa de oír.

𝐀𝐁𝐑𝐀 𝐋𝐀𝐒 𝐏𝐔𝐄𝐑𝐓𝐀𝐒 𝐀𝐇𝐎𝐑𝐀.

𝐋𝐀 𝐇𝐎𝐑𝐀 𝐃𝐄𝐋 𝐉Ú𝐁𝐈𝐋𝐎 𝐇𝐀 𝐂𝐎𝐌𝐄𝐍𝐙𝐀𝐃𝐎.

Vale, ya no entiendo nada.

La pantalla no se volvió a encender. Intenté pasar por una puerta cercana, pero no cedió, y mi mirada se posó en un receptor verde. Luego, me fijé en la batería que seguía encajada dentro del que había empleado para poder entrar donde estaba, y con una lentitud correspondiente a la confusión que nublaba mis pensamientos, la saqué del lejano y la inserté en el que tenía al lado. Por supuesto, la puerta estaba abierta cuando me giré hacia ella.

Avancé por el pasillo inundado de sombras, mi corazón latiendo tanto que creía que retumbaría. Me acordé de las palabras de Ollie, y tragué saliva. En las paredes había inscripciones mencionando la "Hora del Júbilo", hechas con garras, y en los cuartuchos, juguetes empalados y mutilados. Las manchas rojizas que les salpicaban se me hicieron similares a la sangre, y me pregunté si realmente lo serían. Esos juguetes... ¿habrían desobedecido a Catnap o al Prototipo, ganándose ese castigo? Habían estado vivos, en algún momento...

O todo lo vivo que se puede estar cuando has muerto y revivido en un infierno personal.

Tuve ganas de gritar. Era horrible. ¡Todo era horrible! ¡Mi situación, Ollie, Poppy, Catnap, Dogday, el Prototipo, los malditos científicos que habían hecho pasar por tanto sufrimiento a inocentes, la fábrica, las sombras, la-! Un único pensamiento hizo callar a los demás. ¿Qué he hecho yo para merecer esto...? Las palabras de Mommy resonaron en mi cabeza. "Pero tú... Tú trabajaste aquí. Así que, si alguien merece morir, eres tú."

Ni siquiera me acordaba qué hacía en la fábrica; temía olvidar hasta mi nombre, aunque para bien o para mal, todo lo que había vivido en este último tiempo no había abandonado mi memoria. Reprimí un sollozo. Lo único que podía hacer era seguir luchando por mi vida, y suplicarle a lo que fuera que estuviera a cargo de mi suerte que hiciera un mejor trabajo.

Me detuve en seco al oír un ruido que se me hizo familiar. El chocar de platillos. No podía ser. Mi cuerpo se tensó de inmediato, listo para salir corriendo de quien supe que era Bunzo, pero al ver a través de un hueco cercano vi que se trataba de un juguete en miniatura del que había visto el primero, que iba paseando parsimonioso por un suelo de madera de aspecto frágil y chocaba sus platillos a un ritmo alegre.

Esperé que, si estaba vivo, no me atacase, y que lograse sobrevivir. Por algún motivo, me vino a la mente un póster de él cayendo por un abismo negro con la frase "Cuidado dónde te apoyas" escrita al lado. La verdad, quería acercarme, pero la puerta estaba cerrada, y, por mucho que mi parte racional decía que era una estupidez, quería ir con él y acariciarlo. El problema era que mi primer pensamiento al verle era peligroso para alguien que quería sobrevivir en una fábrica donde todo te puede matar:

¡Qué adorable!

Al siguiente instante, un cuerpo enorme y violeta, que reconocí como Catnap, saltó sobre el pobre conejo y le atrapó entre sus fauces, desapareciendo por un agujero en el suelo.

Vaya.

Y por eso, niños, no os encariñéis con personajes que sabéis que van a morir.

Tenía que irme cuanto antes. Y con cuanto antes me refería a ahora mismo. No quería que Catnap volviera o mandase a otro juguete. Entre Delight y Dogday, no creía poder soportar más esfuerzo físico y emocional, respectivamente.

Salí de la sala a trompicones sólo para entrar en un pasillo teñido de rojo por luces temblorosas, con agujeros en el techo y en el suelo, trastos delante de la pared del fondo y "Ayuda" escrito en una sustancia sospechosamente similar a la sangre. Por supuesto, la única puerta que había estaba cerrada, por lo que miré hacia arriba por el hueco del techo. Había una manivela de la que colgarme, y eso hice. 

Subí un piso, encontrándome pronto en un espacio rodeado de tinieblas y un abismo infinito en apariencia. Tragué saliva y me impulsé a través de él con la mano morada, temblando ligeramente en el proceso. Aterricé al otro lado y entré en otra estancia cavernosa. Bajé por escaleras metálicas a la vez que intentaba averiguar por dónde seguir. Ahora que la adrenalina disminuía y la claridad volvía a mi mente, pude pensar con más claridad. 

Para seguir por la enorme plataforma de metal que se extendía ante mí tuve que encender una placa para usar la mano morada un vez más, y, cómo no, los postes eléctricos y la mano azul estuvieron involucrados. Acabé haciéndome todo un lío con la extensión del cable de la azul, pero al final logré llegar a una puerta algo alejada, saltando de plataforma en plataforma. 

Accedí a lo que se me hizo como una oficina de múltiples cubículos. Sorteé todos los objetos tirados por el suelo, inspeccionando las notas sobre las mesas, los ordenadores apagados, y el recortable de Huggy Wuggy al lado de una puerta transparente. Me acerqué a ella para leer las letras multicolores sobre el cristal.

"Encargada de Playcare. Stella Greyber." 

Poppy Playtime Chapter 3: Deep SleepDonde viven las historias. Descúbrelo ahora