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Según avancé, me encontré con una puerta como la de la señorita Greyber, en la que ponía "Encargado de producción de Gas", y debajo "Nate Carpenter". Me adentré en otro despacho, y lo primero que vi fue una puertecita en la que ponía "Mantener cerrado con llave", con un signo de exclamación directamente encima. Por supuesto, no dudé en abrirla.

Tras ella había un enchufe verde, y me di cuenta de que tendría que hacerlo iluminarse para poder seguir por algún camino que por el momento no había visto. En un pasillo contiguo, tuve que hacer un breve cambio de colocación de una batería, avanzando así por la planta de oficinas iluminada a medias (y eso siendo generosos). 

Me llevó un rato, pero cuando logré al fin pasar la electricidad al enchufe con la mano verde, pasé a una sala llena de postes eléctricos. Tras trastear con ellos durante más tiempo del que debería ser normal, conseguí subirme a una plataforma que no tardó en elevarse hacia arriba. El único problema era que me encontré de frente con una verja de aspecto muy sólido e inamovible. 

Venga ya.

Me bajé a regañadientes y cambié la palanca a la posición contraria, haciendo bajar la plataforma. Observé fijamente el poste más alto e hice girar un poco la ruedecilla que controlaba su rayo de luz azulado. Fue entonces cuando además noté una huella de mano morada, y, encogiéndome de hombros, cambié la mano verde por la morada, necesaria para mi improvisado plan de subir hacia arriba con impulsos. 

Ahora bien, no me di cuenta de lo improvisado que era hasta que lo intenté. Y cuando digo entendí, me refiero a que lo intenté. Una y otra vez. Siempre había algo que me impedía llegar a mi destino final. Se me escurría el Grab Pack de la huella morada. Tardaba demasiado en darle con la mano para impulsarme de nuevo. No me fijaba en otra huella detrás a la que acababa de darle. Me faltaba fuerza en el impulso. Usaba demasiada fuerza y me pasaba en el aire del sitio al que quería saltar. Era como para volverse loca. 

Al final, en mi doceavo intento, vi una batería en la parte trasera del todo de la zona a la que llevaban las huellas, y, estando en una posición ideal para agarrarla, probé a extender el Grab Pack para acercarla por lo menos un poco. Para mi extrema sorpresa, no solo conseguí eso, sino que además la atrapé con la mano azul. Sin embargo, siendo mi suerte como era, se me cayó al suelo, aunque no importaba demasiado; simplemente, salté al suelo y cogí la batería, insertándola en el hueco al lado de la puerta por la que había accedido a esta sala.

A su otro lado, una persiana metálica se alzó para dejarme pasar. Me hice con otra batería, pero esta era diferente: no sólo era tan grande como yo, sino que además estaba dentro de una caja transparente de su mismo tamaño, y eso me dejó con la duda de cómo sacarla de ahí. Intenté estrellarla contra la pared, pero no tenía la fuerza suficiente como para conseguirlo. Por eso, sólo me quedaba otra opción.

Irónicamente, fue en mi treceavo intento en el que por fin acabé en la parte más elevada de la sala, aquella a la que me había costado tanto subir. La maldita caja hacía pesar a la batería un tanto más de lo normal, cosa que me dificultó elevarla hacia donde yo estaba, pero cuando lo conseguí, la satisfacción que sentí fue increíble. Y, para qué negarlo, la satisfacción que sentí al dejarla caer desde las alturas contra el suelo fue aún mayor. 

* * *

En serio, encontrar dónde tenía que meter cada batería era todo un aburrimiento, pero después de varios minutos pude colarme tras una persiana metálica en la parte superior, y me sorprendió el hecho de que la salita diminuta que había detrás estuviera prácticamente vacía. Las cosas que había eran corrientes, nada que indicara un camino por el que continuar. 

Hasta que vi un canal de ventilación abierto del que salía humo blanquecino.

Admito que no parecía exactamente saludable meterse por ahí, pero no se me ocurría una opción mejor, así que decidí probar pasar por él. Si funcionaba, genial, y si no, buscaría otra ruta. Para evitar desarrollar una potencial enfermedad de inspirar el humo altamente saludable que emanaba del conducto, me puse la máscara de gas, haciendo una mueca al oler el interior de la misma (cielos, me había olvidado de lo... interesante... que era el olor del interior de la máscara), aunque por lo menos no inhalé el gas blanquecino. 

Sólo quedaba subir arriba donde estaba la apertura. Usé una serie de cajas amontonadas en forma de escalones para subirme a una tubería amarilla que quedaba justo debajo del canal de ventilación. Con cuidado, me balanceé en su superficie sospechosamente poco resbaladiza (y menos mal que era el caso, porque me veía capaz de resbalarme, caerme, y partirme la nuca) y me colé en el conducto sin problema, gateando hacia el final que creía ver. 

No tardé en encontrarme con que el humo se volvía mucho más denso y casi me impedía el ver con propiedad; todo se volvía más borroso y blanquecino, y agradecí que llevaba la máscara, porque estaba segura de que, en el caso contrario, probablemente habría acabado tosiendo a lo loco con un ardor poco recomendable en mi garganta y pulmones. 

Incluso iluminando mi camino con los disparos de la mano naranja era más difícil ver de lo que me gustaría. En un momento dado hasta me caí por un hueco que no había podido ver. Mi brazo no me agradeció el impacto, desde luego, y estuve frotándomelo durante un buen rato. Incluso después de que pasaran lo que intuí que eran diez minutos seguía sintiendo un dolor sordo. A lo mejor me había hecho un esguince en el codo. Lo que me faltaba.

Además, a mi alrededor había cada vez más Humo Rojo. 

Acabé buscando otra batería verde en otra planta llena de habitaciones. La encontré y quise dirigirme al hueco en el que tenía que meterla, pero entonces oí un rugido animal y un objeto enorme por poco me cayó encima, que solo pude esquivar por los pelos. Ni siquiera pude identificar de qué se trataba, en parte porque estaba ocupada gritando, y en parte porque mis entornos se volvían más borrosos con cada paso. 

¿Ya no funcionaba la máscara...? 

¿O era la concentración de gas demasiado alta para la máscara que tenía?  

Las últimas cosas que pude registrar fueron que la puerta por la que había entrado bloqueada, que probablemente era Catnap quien me había atacado, que me había caído al suelo en algún momento y que sin duda me moriría en apenas segundos. 

Los latidos de mi corazón se ralentizaron, mi mente somnolienta volviéndose más lenta. Al principio intenté luchar contra ello; no quería dormirme y quedar a merced del monstruoso gato que amenazaba mi vida. Pero... 

Unos instantes después, hasta encontré la sensación relajante. No me importaría quedarme así un ratito más. El suelo era más cómodo de lo esperado, y, ¿A quién le importaba Cat-

Y ya no pensé nada, rindiéndome al sueño infligido por el Gas Rojo. 

Poppy Playtime Chapter 3: Deep SleepDonde viven las historias. Descúbrelo ahora