En las nubes

5 1 0
                                    


Elisa

Mi vida se había vuelto de colores pastel desde aquel día. Había escrito tantas canciones por lo que me mantuve muy ocupada. Si con tan solo una probadita de sus labios me inspire de esa manera no podía imaginar lo que podría llegar a hacer si su corazón me perteneciera por completo. Me pasaba las noches indagando que lo llevó a hacer lo que hizo, pero su respuesta había sido suficiente, Lucas. Él había querido demostrar algo, como siempre. En fin, si algún día moría no podía decir que no había tenido lo que tantas veces había deseado. Me hubiera gustado descubrir que no era lo que siempre me imaginaba, pero en realidad había descubierto que había sido aún mejor. La suavidad con la que tomó mi rostro con sus manos, me hizo sentir frágil. Su olor me envolvió y sus labios fueron curiosos con los míos.

Las semanas pasaron y no nos vimos, cuando por fin nos reencontramos el ambiente estaba tenso, sentí que tenía la necesidad de decir algo, pero no sabía bien qué podía decir. Mi mente gritaba ¿hola, quieres repetir?

Mi inconsciente se burlaba de mí a cada segundo que pasaba. Para mi suerte había más gente a nuestro alrededor, eso hizo que todo fuera más fácil para mí, obviamente él no parecía inmutarse por mi presencia. Aparte ¿porque debería haber cambiado algo no?

Después de haberme pasado semanas en las nubes caí, más bien me estrellé contra el piso, contra la realidad cuando vi lo cariñosos que estaban Tomás y Emilia. Y si Elisa ¿qué esperabas? La faceta de mi subconsciente bromista era fascinante, en cinco minutos me había burlado de mí misma de mil maneras diferentes. Estábamos en un evento de unos amigos muy conocidos de los chicos, que presentaban una canción nueva. Era un temaso, movidito que seguro pegaría fuerte en el verano. Ahora que me estaba haciendo cada vez más conocida me invitaban a más eventos y era fantástico escuchar a los artistas en vivo, se ve toda la pasión que le meten a cada estrofa. Fuimos todos juntos Maxi, Tomás, Emilia, Rodo y yo. La estábamos pasando bastante bien hasta que el ambiente se puso bastante tenso entre la parejita. Si bien no son muy demostrativos en público se veía que hoy estaban demasiado pegados. No suele molestarme verlos, pero hoy sentí una incomodidad, sentía que cada vez que Emi le susurraba algo al oído o lo besaba me miraba para ver si los observaba. Pues yo no sabía cómo habían quedado las cosas entre ellos, y tampoco quería preguntarle, más bien no sabía cómo hacerlo; supuse que él en algún momento me diría. De momento me excuse diciendo que iría a buscar algo para tomar.

-Te acompaño. - Dijo enseguida Tomás.

-No, no es necesario, vuelvo enseguida. - Lo último que quería era causar problemas en el paraíso. Me dedico una mirada un poco extraña, y yo me aleje rápidamente.

El salón tenia pisos de color crema y muebles en madera, se veía rustico, pero elegante al mismo tiempo. Con grandes ventanales que daban a un jardín con diferentes tipos de árboles y plantas, efectivamente el lugar era muy top. Me había dado un poco de frío, hoy había elegido ponerme una pollera negra, con medias finas negras, unas botas altas que me hacían unas piernas de infarto y un sweater celeste liviano medio larguito. Lamente mentalmente no haberme bajado la campera del auto, pero podría buscarla luego. Si bailaba un poco se me pasaría un poco el aburrimiento y el frío, eso tenía que hacer. El lugar era más grande de lo que había pensado y para cuando llegue al lugar donde estaban sirviendo tragos escucho que alguien habla detrás de mí.

-Qué hermosa sorpresa encontrarte, no suelo verte en muchos eventos. -

Me di vuelta un poco sorprendida, era ni más ni menos que Joaquín Boza, uno de los genios que había estado escuchando minutos atrás. Estaba tan lindo con su pantalón cargo negro y esa remera blanca, que no supe bien que decir.

La Melodia Perfecta [En Pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora