𝐃𝐨𝐧𝐝𝐞 𝐞𝐥 𝐡𝐢𝐣𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝐬𝐨𝐛𝐞𝐫𝐚𝐧𝐨 𝐝𝐞 𝐄𝐠𝐢𝐩𝐭𝐨, la promesa del reino, deberá someterse y arriesgarse por su familia, su pueblo y por la joven esclava que día tras día cautiva su corazón sin poder evitarlo. El peso de la corona y...
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━━ 𝐗𝐕𝐈𝐈 Sentimientos dolorosos ▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃
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El aire frío del bosque nocturno envolvía a la joven mientras caminaba descalza, cada paso hundiendo sus pies en la tierra húmeda y fría, como si el suelo quisiera aferrarse a su piel. Los árboles oscuros y frondosos se alzaban a su alrededor, sus sombras alargándose como figuras misteriosas que observaban en silencio. A lo lejos, un gemido suave, casi un susurro, la atraía más y más. La joven hebrea sentía un escalofrío recorrerle la espalda, pero no podía detenerse. La necesidad de encontrar la fuente de aquel sonido era imperiosa, como si una parte de su alma dependiera de ello.
Tras caminar lo que parecieron horas, el bosque comenzó a abrirse ante ella, revelando un claro iluminado por una luz suave y etérea. En el centro de aquel paraíso secreto, había una mujer. Su espalda recta y su presencia imponente irradiaban un aura mística. Su cabello plateado caía en intrincadas trenzas hasta la cintura, moviéndose con gracia en el suave viento que acariciaba el claro. Algo en esa figura le resultaba familiar a Rut, pero no pudo identificarlo hasta que se acercó lo suficiente. La sorpresa la dejó helada.
La mujer que se encontraba frente a ella... era ella misma. O al menos, una versión de ella, sosteniendo en sus brazos un bebé no nacido, cubierto en sangre. La visión era perturbadora, y sin embargo, había algo en los ojos de esa otra Rut que le transmitía calma, como si el destino de lo que estaba ocurriendo fuera inevitable.
Cuando la mujer levantó la mirada y sus labios comenzaron a moverse, sus palabras resonaron en su mente como un eco profundo, reverberando con un significado oscuro y misterioso.
— Al'ukht alkubraa...
Antes de que Rut pudiera procesar lo que escuchaba, todo comenzó a desvanecerse, como un espejismo. El suelo bajo sus pies tembló, y de pronto, se encontró despertando con el corazón a punto de estallar en su pecho, el sudor frío cubriéndole la frente. Se levantó de la cama rápidamente, incapaz de calmarse o encontrar algún sentido en lo que acababa de soñar. Las palabras seguían reverberando en su cabeza, extrañas y cargadas de un significado que parecía a su alcance, pero al mismo tiempo, escapaba de ella.
