ELA
La ciudad estaba sumergida en un silencio sepulcral desde ayer en la noche. Nadie sabía que había sucedido, pero este silencio no se podia deber a nada bueno.
En los pasillos murmuraban hipótesis de todo tipo, yo solo escuchaba, no queriendo que fuera cierto aquello que tantas voces decían.
Decidí encerrarme en mi oficina, tratando de mantener la mente en blanco para empezar a trabajar en aquello que realmente importaba.
Paola como la eficiente secretaria que era me trajo una deliciosa malteada de fresa para acabar con mi intranquilidad, y valla que funcionó. Todo aquello que me atormentaba se borró y dio paso a un par de ideas para mis nuevos diseños.
—Tiene junta con el señor Héctor en una hora y con Joel en tres horas.
Asentí, había olvidado mis compromisos del día.
—Ten los documentos listos para la junta con Héctor, no quiero errores.
Ella murmuró algo y salió directo a cumplir con aquella orden.
Héctor era el hombre que surtía de telas a mi empresa. Cómo cada año renovabamos contrato para incluir o quitar nuevas clausuras, dependía si el hacia bien o no las cosas.
Además tenía que firmar el contrato de privacidad, no me gustaba que se anduviera rumoreando lo que se hacía en mi empresa, por ende todos los que trabajaban para mí tienen que firmarlo.Mientras bebía de mi malteada mi celular sonó y el nombre de Miranda Cane la mejor amiga de Jayden apareció.
La ignoré, no quería tener que empezar el día siendo una hipócrita, por ende deje que sonara las dos veces que sono, no creía que volviera a llamar.
Suspire cuando el teléfono que estaba enlazado a Paola sonó, lo tome y espere que hablará.
— Señorita Jancovic, una tal Miranda Cane pide hablar con usted, dice que le ha estado llamando a su celular pero no han sido atendidas sus llamadas.
Gire los ojos. ¿Que era lo que quería está mujer?, ni siquiera éramos amigas, solo habíamos intercambiado unas cuantas palabras y todo por Jayden.
—Dile que no estoy o que estoy en una junta muy importante.
No deseaba hablar con ella, no después de recordar lo que hice con su esposo.
La risa nerviosa de mi secretaria al otro lado de la línea me hizo darme cuenta que había cometido una estupidez.
Lleve mis dedos al puente de mi nariz.
—Dime porfavor que no le dijiste que estoy aquí.
Pedí tratando de que dijera que no y que estaba en un error.
—Desafortunadamente si, le dije que si se encontraba, no sabía que tenía que decir lo contrario.
Estaba molesta, pero tampoco la podía culpar, no cuando como ella dijo, no sabía que tenía que decir lo contrario.
Suspire tratando de disipar mi molestia.
—Pasamela.
Fue lo único que dije.
Deje la malteada de lado y me acomode tratando de que la charla que tendría con esa mujer fuera de lo más cómoda posible.
Me quite las zapatillas y las dejé tiradas debajo de mi escritorio, para por último recargar mi cabeza en mi sillón.
—Hola, Ela. Lamento molestarte, sabía que eras una persona ocupada pero no pensé que tanto— Soltó con un tono hosco para luego disimularlo con una risita.
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Noches sabor a vino +21
RomanceFue un momento, luego le siguió otro, y como esos se crearon muchos más...... Aunque nunca pensaron en las consecuencias que aquellos momentos traerían. --------------------------------------------------