➽─❥ Caitlyn Kiramman, la bailarina más aclamada de Piltover, se encuentra atrapada en un compromiso forzado con Jayce Talis, su compañero de baile y heredero de una familia adinerada. Con su madre presionándola para que cumpla con las expectativas s...
Luego de que el almuerzo se acabará Jayce y Caitlyn volvieron a casa en un cómodo silencio, era lo mejor que podían hacer.
La pregunta inocente de Heimerdinger fue solo el comienzo de una serie de cuestionamientos sobre su vida como pareja, preguntas que llevaron a respuestas llenas de medias verdades y mentiras piadosas. Ambos eran conscientes de que su relación no era buena, ni mucho menos perfecta. Sabían que actuaban mal y que los demás probablemente ya lo habían notado.
Pero había silencio, un enorme silencio que todos guardaban, el gran secreto que nadie parecía querer develar. Todos tenían sus labios sellados pues sabían que ninguno podía o tenía algo bueno que decir.
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Al llegar a casa, ambos tomaron una ducha en sus respectivos baños, dejando que el agua caliente calmara los nervios y las preocupaciones acumuladas durante el día. El vapor se condensaba en los espejos, difuminando sus reflejos mientras se preparaban para lo que quedaba de jornada, aunque para Jayce, la inquietud persistía como un eco constante en su mente.
Necesitaba hablar con Caitlyn sobre las respuestas confusas que habían surgido en el almuerzo, sobre cómo su relación estaba cambiando y evolucionando de maneras que no podía comprender del todo.
-Toc, toc.- Golpeó suavemente el chico en la puerta de la habitación de su prometida, esperando una respuesta que tardaba en llegar. La incertidumbre se apoderaba de él, preguntándose si valía la pena abrir esa puerta y enfrentar lo que fuera que la peliazul tuviera que decir.
Cuando finalmente abrió la puerta, se encontró con la mirada sorprendida de Caitlyn, quien estaba visiblemente molesta por su presencia no solicitada.
-¿Qué haces aquí?- Preguntó ella, con una mezcla de sorpresa y frustración en su voz, mientras el de ojos dorados intentaba explicar su intrusión.
-Oh, lo siento. Pensé que estarías descansando.- Se disculpó él, sintiéndose incómodo por su error de juicio. -No contestabas, así que...-
-No importa si estaba descansando o no, no puedes simplemente entrar así.- Lo interrumpió la Kiramman, su tono firme reflejando su irritación. -¿Qué sucede?-
Jayce asintió, reconociendo su error, y se sentó en el borde de la cama, sintiendo el peso de la conversación que estaba por venir. -Quiero hablar sobre el almuerzo de hoy.- Anunció, consciente de la importancia de abordar el tema que había estado preocupándolo.
