જ⁀➴ ᴰᵃⁿᶜᵉʳ ᴵⁿ ᵀʰᵉ ᴰᵃʳᵏ ➳ Caitvi

˗ˏˋ ꒰ 008 "ᵈᵉˢᵉᵠᵘⁱˡⁱᵇʳⁱᵒ" ꒱ ˎˊ˗

"ᴅᴏɴ'ᴛ ᴡᴀꜱᴛᴇ ʏᴏᴜʀ ᴛɪᴍᴇ'
ᴄᴀᴜꜱᴇ ɪ'ᴍ ᴡᴀᴠʏ ᴀɴᴅ ɪ'ᴍ ꜱᴀʏɪɴ' ᴛʜɪɴɢꜱ
ᴛʜᴀᴛ ɪ ᴅᴏɴ'ᴛ ᴍᴇᴀɴ, ʙᴜᴛ ɪ ᴅᴏ ᴍᴇᴀɴ
ᴀɴᴅ ɪ ᴅᴏɴ'ᴛ ᴡᴀɴᴛ ʏᴏᴜ ᴛᴏ ᴍɪꜱꜱ ᴍᴇ"

lıllılı.ıllı.ılılıılıı.lllııılı.
Cuando no estas - Andrea Calamaro

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Violet disfrutaba del silencio que se formaba tras unos minutos de conversación. Encontraba una extraña satisfacción en observar la mirada perdida de Caitlyn en el horizonte. Había algo casi hipnótico en cómo las facciones de la peliazul se iluminaban con los últimos rayos del sol, reflejando una serenidad que no se veía a menudo en ella. Para Violet, Caitlyn era una obra de arte viviente, una mezcla de perfección y fragilidad que la hacía irresistible, y estaba segura de que no era la única en notarlo.

—¿Estás por casarte? —preguntó Violet de repente, no pudiendo evitar que su mirada descendiera hacia la mano de Caitlyn, donde la luz dorada arrancaba destellos de una sortija.

Caitlyn sacudió la cabeza, saliendo de su pequeño trance, y asintió lentamente. —Sí, con Jayce Talis —respondió, mientras inconscientemente sus ojos también se posaban en el anillo.

El anillo no era especialmente lujoso; de hecho, su diseño era sencillo, casi modesto. Había sido elegido con prisa, sin la ceremonia que tal evento normalmente ameritaba. Pero para Caitlyn, el verdadero problema no residía en la joya en sí, sino en lo que representaba. No era el anillo lo que amenazaba con ahogarla, sino el peso del compromiso que traía consigo.

Violet asintió lentamente, su voz adquirió un tinte de resignación. —Es el chico bonito que baila contigo, ¿verdad? —preguntó, desviando la mirada hacia el atardecer, como si la visión del anillo le resultara demasiado incómoda.

Caitlyn rió ligeramente. —Sí, es él —suspiró—. Somos mejores amigos desde niños.

Esa respuesta había salido tantas veces de sus labios que se sentía casi automática, un guion bien ensayado para ocultar las verdaderas complejidades de sus sentimientos. En cada ocasión, la frase se sentía menos auténtica, como un eco distante de lo que alguna vez pudo haber sido una verdad simple.

Mientras hablaba, Caitlyn recordó aquellos tiempos con una mezcla de nostalgia y tristeza. Era irónico, pensó, cómo las dinámicas cambian y nos empujan a roles inesperados.

Violet, por su parte, mantuvo su expresión neutral, aunque su mente trabajaba rápido. Podía sentir el subtexto en las palabras de Caitlyn, una mezcla de conformidad y resignación que resonaba.

El silencio se hizo denso entre ellas, cargado de significados no dichos. La luz del atardecer comenzaba a desvanecerse, y con ella, la ilusión de claridad. En esos momentos, Violet sintió una punzada de algo parecido a la compasión, una comprensión silenciosa de la carga que Caitlyn llevaba. Pero, como siempre, la rebelde en ella no podía resistir el impulso de desafiar.

—Es curioso cómo la vida nos pone en caminos que nunca imaginamos —dijo finalmente, con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos—. Pero bueno, al menos tienes tu final feliz asegurado, ¿no?

Caitlyn no respondió de inmediato. Miró de nuevo hacia el horizonte, como buscando una respuesta entre las sombras que se alargaban. —Eso parece —dijo al fin, su voz apenas un susurro.

—Seguramente eran dos adolescentes acaramelados —comentó Violet con su característico tono burlón, aunque sus ojos, ahora distantes, revelaban una tristeza apenas perceptible.