Dame tu mano

330 40 17
                                    

Toneri reconoce el pasillo por donde está caminando, ahora tiene color y texturas, pero en el fondo de su mente sabe que es el pasillo que probablemente lo conduciría a la habitación de Hinata. Tuvo que levantarse temprano y esconderse de las marionetas que estaban encargadas de su recuperación, sintiéndose un poco más fuerte y sano que en los últimos días buscó estar cerca de su futura esposa quien había dejado de visitarlo una vez pudo abrir sus ojos.

Su padre le había advertido que Hinata necesitaría tiempo y espacio después de comunicarle el destino de su aldea. Toneri no sabía cómo sentirse al respecto sobre la alteración de los recuerdos de su prometida, pero si las decisiones que su padre había tomado eran para mantenerla a salvo de un dolor más grande Toneri solo podía limitarse a asentir y obedecer por el bien del decreto celestial.

Había guardado algunos dulces de la cena del día anterior, su nana le había informado que Hinata no estaba recibiendo en su habitación a las marionetas que estaban encargadas de alimentarla, las bandejas de comida volvían casi completas a las cocinas del castillo por lo cual decidió tomar el asunto en sus manos antes de que su padre interviniera.

Cuando encontró su habitación tocó tres veces a su puerta antes de anunciarse. Era temprano por la mañana por lo cual no estaba completamente seguro de si ella estaba ya despierta; solo bastó decir que era Toneri y no una de las marionetas del lugar para que pudiera escuchar en cuestión de segundos sus pasos antes de ser recibido tímidamente por su rostro asomando en un pequeño espacio entre la puerta y el marco de su habitación. Toneri decidió ignorar sus ojos hinchados, un claro signo de que ella había llorado la noche anterior, y mejor se concentró en dar su mejor sonrisa para no asustarla.

—Buenos días Hinata-hime, espero no haber interrumpido tu descanso tan temprano.

Hinata niega lentamente con su cabeza antes de mirar en dirección del pasillo asegurándose de que él venga solo para luego volver su atención a él—. P-para nada joven Toneri. ¿Qué lo trae por aquí? ¿Necesita a-algo? ¿I-Isshin-sama a-acaso-

Toneri tiene que interrumpirla antes de que sus nervios estropeen más su tartamudeo—. No ha sucedido nada en especial, estoy aquí por motivación propia —una vez dicho esto Toneri alza la bolsa de dulces que había traído consigo— Pensé en compartir el desayuno contigo antes de que nana y la servidumbre vengan por nosotros. Entiendo que puede ser algo incómodo compartir las comidas en el salón principal siendo observado por todas las marionetas y mi padre. Pero podemos comer en tu habitación si te sientes más cómoda. 

—Pero yo... aún sigo en mis ropas de noche —Toneri agradece a todos los dioses que ella no le diera una negativa a su propuesta, pero al escuchar sus palabras puede comprender porque ella no lo había invitado a pasar a su habitación— ¿Su padre está de acuerdo con... con que podamos estar a solas?

Toneri sabía que las mujeres nobles en la tierra eran sometidas a una estricta educación de etiqueta igual a la que las mujeres nobles del clan de la luna en un pasado recibían; a pesar de que él diga que su padre no los regañaría por estar juntos a solas en un espacio tan íntimo como era su habitación, sabe con convicción que esto no convencería por completo a Hinata quien había sido educada para ser una dama recatada y temerosa de las reglas sociales. Muerde su labio inferior mientras piensa en una solución, no podía permitirse que el pequeño voto de confianza que había conseguido se esfume por su imprudencia de no haber pensado en que la tímida personalidad de su prometida debía considerarse en sus planes.

—Y si... Y si tenemos algo parecido a un refrigerio de campo. Podríamos salir del castillo e ir a las praderas a las afueras de la villa.

Hinata abre sus ojos curiosos—. ¿Eso es posible? 

Parte De Un TodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora