Cenizas

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La marioneta de Momo-san se encarga de corregir su postura mientras a unos metros de ellas se encuentran Toneri y su padre entrenando.

—La pierna debe ser más firme —la marioneta le da un golpe en la parte de su muslo para hacer énfasis en sus palabras—. La postura es lo más importante en el estilo de pelea, por favor sus ojos siempre deben estar atentos a mis extremidades.

Los días de Hinata se habían vuelto realmente productivos; mientras en las mañanas se reunía en las cocinas con Momo-san para preparar las comidas del día, en la tarde Isshin-san le daba lecciones de historia en la biblioteca del Palacio Lunar y de vez en cuando entrenaba con ella. Hinata había temido que junto a Toneri fueran regañados luego de ir a su primera exploración a la aldea lunar, sin embargo, luego de la cena de aquel día Isshin-san les había dado la libertad de explorar los alrededores exceptuando la isla flotante que almacenaba el Tenseigan.

El Tenseigan era un objeto sagrado para el clan Ootsutsuki que había aprendido a respetar y no preguntar demasiado sobre su origen. Toneri le había explicado que, en su clan a los niños desde edades pequeñas, sus ojos se les eran retirados para ser almacenados en el Tenseigan; al parecer cada rama descendiente del linaje de Hamura Ootsutsuki había sacrificado algo para proteger su dojutsu, mientras los Hyuga sellaban a sus miembros, los Ootsutsuki eran privados de sus ojos.

O eso era lo que Isshin-san les enseñaba con sus cuentos nocturnos.

—Es suficiente —ordena Isshin mientras Toneri se encuentra tendido claramente derrotado en el suelo—. Han avanzado gratamente ante mis ojos, pueden descansar.

—¡Pero padre! —Refuta Toneri con claras intenciones de continuar entrenando.

—Es todo por hoy. —Dictamina—. Límpiense y descansen, hoy en la noche les mostraré el Salón Lunar.

Esto parece aplacar a Toneri que no volvió discutir y en su lugar la curiosidad pintó todos sus rasgos. Hinata fue rápidamente separada del lado de la marioneta de Momo-san antes de ser llevada por Toneri de la mano a lo que ella reconoce como los jardines posteriores del castillo.

Cuando llegan, los cientos de flores que alguna vez fueron extraídas de la tierra son las que los reciben. Toneri la toma de los hombros instándole a sentarse en una banca del lugar—. Se que cuando estas nerviosa tiendes a desmayarte así que necesito que respires hondo.

Hinata lo obedece curiosa. Toneri iguala sus respiraciones profundas intentando tener calma también por algún a razón.

—Mi padre quiere mostrarnos el Salón Lunar. ¡Nunca eh estado ahí! Pero eh leído un poco sobre cuál era su uso para nuestros antepasados.

—¿Es algo así como una sala de reuniones del consejo? —Pregunta a lo cual Toneri hace una mueca pensativa antes de negar. 

Toneri le había pedido que le contara sobre cómo era su vida en la tierra, y aunque en un principio se sintió devastada por recordar su antigua vida, poco a poco logró narrar su vida sin sentir más allá que nostalgia en lugar de la tristeza profunda que en sus primeros días había sentido.

—Más bien como uno de sus templos. En ella se celebraban los nacimientos, ritos funerarios y también matrimonios.

Esto confunde a Hinata—. ¿P-por qué tu padre querría mostrarnoslo? 

Ningún niño había nacido, nadie estaba muriendo y sobre todo no era posible que un matrimonio fuera a llevarse a cabo. Toneri ha dejado de llamarla su prometida o futura esposa al indirectamente haberle provocado varios desmayos que lo habían preocupado de sobremanera; sin embargo, Hinata tenía sus leves sospechas sobre porque Toneri la había llamado así tantas veces. 

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⏰ Última actualización: Oct 08 ⏰

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