Narra la historia de Lalisa Manoban, una exitosa estrella en la cima de su carrera, quien, agobiada por la fama y la falta de libertad, ideará un atrevido plan: simular su propia muerte. En un intento por escapar de la presión y recuperar su vida. ¿...
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♤♤♤♤♤♤ Lisa'sPOV ♤♤♤♤♤♤
Pasó una semana desde aquel "regalo navideño", si es que podía considerarse como tal. Desde entonces, no hemos vuelto a hablar, y descubrí que Jennie es peligrosa. No quiero envolverme en nada con ella, y ella tampoco ha buscado ningún tipo de conversación.
Ya estábamos en víspera de Año Nuevo y la nieve había dejado de caer, comenzaba a sentirse un poco más de calor.
Miro hacia la ventana y veo a un tipo parado en la entrada con un ramo de flores y una caja de chocolates en sus manos. Parecía uno de esos tipos pijo en los que probablemente Jennie se fijaría. Sigo su trayectoria hasta que lo veo llegar al mostrador.
- Es un pretendiente de Jennie, quiero decir de la jefa. - dice Somi, sacándome de mi concentración.
- Pretendiente, no me hagas reír. ¿Quién sería el estúpido que iría a su propia muerte voluntariamente?
- No lo sé, pero tiene buena pinta. Josh me dijo que viene de Corea, es hijo de los amigos de sus padres.
- Ah, claro, por eso tienes los ojos a raya. - sigo observando y veo a Jennie salir, conversar con él. Me pregunto de qué podrían estar hablando. Ella lo guía hacia una de las mesas y sonríe cuando él dice algo que no logro escuchar.
Espera, aquel tipo le está tocando la cara, y ella le permite sin inmutarse.
- Deja de verlos. Cualquiera pensaría que estás interesada en Jennie.
- No digas tonterías, somi. Solo me da curiosidad cómo ese tipo es capaz de llevarse solo al matadero, y más aún con Jennie.
Después de que aquel tipo se fuera, Jennie ya estaba en la cocina, así que decidí molestarla un poco. Me acerqué a ella y vi la caja de chocolates y las rosas que estaban cerca, como si acabara de ponerlas en un jarrón. Según mis conocimientos sobre las mujeres, una mujer interesada no actúa así, ¿verdad?
- Así que tienes un nuevo novio, vaya, lo tenías bien guardado. - Bromeé.
- No digas estupideces, Lisa, y ve a trabajar. - Respondió Jennie, visiblemente molesta.
- ¿Por qué haces esto, Jennie? Se nota que ese tipo no te importa en lo más mínimo.
- Déjame en paz, Lisa. - Jennie lanzó el mantel y se volvió hacia mí con los brazos cruzados.
- Bueno, yo solo quería ayudarte, no sé, tal vez. - Dije encogiéndome de hombros.
- Es mi prometido, bueno, al menos con el que me comprometieron mis padres en Corea. - Jennie explicó.
- Espera, espera, no entiendo. - Respondí confundida.
- Mi padre me llamó hace tres días y dijo que me daría el mando de la empresa, pero la única solución sería casarme con el socio mayoritario y enemigo comercial de mi padre. Y aquí lo ves, Kai, está aquí porque mi padre no sé qué ideas le ha metido en la cabeza.
