UNA ESTRELLA EN APUROS. | ★•Jenlisa Gip•★

Epilogue

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LISA POV
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Desperté de un sueño en el que estaba en nuestra boda con mi nini. Habían pasado seis meses y Leo ya estaba a punto de nacer. Jennie casi no podía dormir, así que me esforzaba por hacerla sentir lo mejor posible. Volví mi mirada hacia Jennie y la acaricié con amor. Luego, cogí mi libreta y comencé a escribir.

Son las dos de la mañana, posiblemente cuando despiertes leerás esta nota y sabrás que me desperté a horas tan vagas de la noche, y pensé en ti. Escribí todo esto mientras sonreía, imaginándote en nuestra boda con un hermoso vestido. No quiero sonar cursi ni nada, pero desde que te conocí, toda mi vida ha tomado un rumbo diferente. Es como si tú fueras esa pieza en mi rompecabezas que faltaba.

Hace poco empezaste a tener dolores de espalda debido al bebé creciendo dentro de ti. Posiblemente a veces dices que no me importa o que a mi no me duele, cariño, pero si supieras que de ser posible, yo cargaría con el bebé para que no te canses. Sin embargo, no hago nada más que correr tras de ti para que no te molestes. Entiendo que todo esto es nuevo, porque de repente nos convertimos en una familia.

Estoy esperando con ansias la llegada de Leo. Quiero hacer muchas cosas con él. No sabes cuántas noches he soñado con esa vida.

¿Lo sabías, cariño? Sabías que cada vez que cierro los ojos, es a ti a quien veo? No puedo soñar con nadie más a mi lado si no es contigo.

Te amo, nini.

Terminé de escribir en mi libreta y la puse en la pequeña mesa al lado de mi cama. Miré a Jennie nuevamente y me acosté junto a ella para volver a abrazarla.

Desperté nuevamente cuando escuché a Jennie gritar.

- ¡Lisa, el bebé ya viene! - exclamó.

- ¿Qué bebé, amor? - dije adormilada.

- ¡Nuestro bebé, Lisa! Ya está por nacer - me respondió Jennie con urgencia.

Me desperté completamente al escuchar sus palabras y me di cuenta de que el momento había llegado. Nuestro pequeño Leo estaba a punto de nacer.

Corrí hacia el armario, saqué la pañalera y, sin importarme que estuviera en pijama, me apresuré a cargar a Jennie hacia el auto.

- Resiste, cariño, ya vamos a llegar - le dije, intentando calmarla.

- Ni siquiera has arrancado el auto, Lisa - me dijo Jennie mientras se retorcía de dolor.

- Tranquila, Nini, todo estará bien. Vamos, respira, hazlo como nos lo dijo el doctor - intenté calmarla de nuevo.

- Lisa, callate por Dios, solo maneja... ¡Ahhh! - gritó Jennie.

"Creo que no servían de nada todos esos ejercicios que el doctor nos hizo practicar" - pensé para mí misma, sintiéndome un poco desesperada.

Finalmente llegamos al hospital, Jennie estaba cada vez más incómoda y yo trataba de calmarla lo mejor que podía. La llevé en silla de ruedas hasta la sala de partos, mientras trataba de mantener la calma.

- Todo va a estar bien, Nini, ya casi estamos. - le dije, tomándole la mano.

Jennie me miró con los ojos llenos de lágrimas. -Tengo miedo, Lisa. - me dijo.

-No tengas miedo, estoy aquí contigo.- le respondí, besándole la frente.

Las enfermeras nos ayudaron a prepararnos para el parto, y pronto el doctor entró en la sala.

- Ya es hora de que nazca el bebé. -nos dijo con una sonrisa.

Jennie comenzó a empujar, y yo la ayudé a contar y a respirar. Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, escuchamos el primer llanto de nuestro bebé.